El odio contra Ben Bernanke
Los republicanos arremeten contra las ¨²ltimas decisiones de la Reserva Federal
La semana pasada, Ben Bernanke, el presidente de la Reserva Federal, anunci¨® un cambio en las estrategias de la instituci¨®n para combatir la recesi¨®n. Al hacerlo, parec¨ªa estar respondiendo a las argumentaciones de las voces cr¨ªticas que han afirmado que la Reserva Federal puede y debe hacer m¨¢s. Y los republicanos se volvieron locos.
Ahora bien, muchas personas de la derecha llevan mucho tiempo obsesionadas con la idea de que empezaremos a enfrentarnos a una inflaci¨®n descontrolada en cualquier momento. Lo sorprendente es la inmediatez con la que Mitt Romney se ha unido a la locura.
?Y qu¨¦ fue lo que anunci¨® Bernanke, y por qu¨¦?
La Reserva Federal normalmente responde a una econom¨ªa d¨¦bil compr¨¢ndoles a los bancos deuda p¨²blica de Estados Unidos a corto plazo. Esto aumenta las reservas de los bancos; estos se animan a prestar m¨¢s, y la econom¨ªa mejora.
La Fed se ha comprometido a no subir los tipos de inter¨¦s hasta que la econom¨ªa mejore
Desgraciadamente, la escala de la crisis financiera, que ha dejado tras de s¨ª un enorme excedente de deuda de los consumidores, ha deprimido la econom¨ªa tanto que los canales habituales de la pol¨ªtica monetaria no funcionan. La Reserva Federal puede rellenar las reservas de los bancos, pero estos tienen pocos incentivos para prestar el dinero, porque los tipos de inter¨¦s a corto plazo est¨¢n cerca del cero. As¨ª que las reservas se quedan ah¨ª sin m¨¢s.
La respuesta de la Reserva Federal a este problema ha sido la ¡°relajaci¨®n cuantitativa¡±, una expresi¨®n confusa para referirse a la compra de activos que no son bonos del Tesoro como, por ejemplo, deuda de Estados Unidos a largo plazo. Lo que se espera es que estas compras reduzcan el coste de los pr¨¦stamos e impulsen la econom¨ªa, aunque la pol¨ªtica monetaria convencional haya llegado a su l¨ªmite.
Desde luego, el anuncio de la Reserva Federal de la semana pasada inclu¨ªa otra ronda de relajaci¨®n cuantitativa, que esta vez se aplicaba a valores respaldados por hipotecas. La gran noticia, sin embargo, era la declaraci¨®n por parte de la Reserva Federal de que ¡°una postura de pol¨ªtica monetaria enormemente adaptable seguir¨¢ siendo apropiada durante un tiempo considerable despu¨¦s de que la recuperaci¨®n econ¨®mica se consolide¡±. Dicho de un modo sencillo, la Reserva Federal est¨¢ prometiendo m¨¢s o menos que no empezar¨¢ a subir los tipos de inter¨¦s hasta que la econom¨ªa mejore, que aguantar¨¢ hasta que la econom¨ªa experimente un verdadero auge y (quiz¨¢s) hasta que la inflaci¨®n haya aumentado considerablemente.
La idea de esto es que, al indicar que est¨¢ dispuesta a dejar que la econom¨ªa crezca durante alg¨²n tiempo, la Reserva Federal puede incentivar el gasto del sector privado de inmediato. A los posibles compradores de casas les animar¨¢ la perspectiva de una inflaci¨®n moderadamente m¨¢s alta que les facilite el pago de sus deudas; a las empresas les animar¨¢ la perspectiva de m¨¢s ventas futuras; las acciones subir¨¢n, lo que har¨¢ crecer la riqueza, y el d¨®lar bajar¨¢, lo que har¨¢ que las exportaciones estadounidenses sean m¨¢s competitivas.
Romney se parece a los ¡°liquidacionistas¡± que se opon¨ªan lo que mitigase la Gran Depresi¨®n
Esta es b¨¢sicamente la clase de acci¨®n que los cr¨ªticos de la Reserva Federal han defendido (y que el propio Ben Bernanke defend¨ªa antes de convertirse en presidente de la Reserva Federal). Es cierto que es mucho menos expl¨ªcita de lo que los cr¨ªticos habr¨ªan deseado. Pero sigue siendo una medida bienvenida, aunque diste de ser la panacea para los problemas econ¨®micos (un punto en el que el propio Ben Bernanke hizo hincapi¨¦).
Y los republicanos, como he dicho, se han vuelto locos, locura a la que se ha sumado Mitt Romney. Su campa?a emiti¨® un comunicado de prensa denunciando que la medida de la Reserva Federal daba a la econom¨ªa un impulso ¡°artificial¡± ¡ªm¨¢s tarde descrito como un ¡°subid¨®n de az¨²car¡±¡ª y declarando que ¡°deber¨ªamos estar creando riqueza, no imprimiendo d¨®lares¡±.
El lenguaje de Romney se hac¨ªa eco del de los ¡°liquidacionistas¡± de los a?os treinta, que se opon¨ªan a cualquier cosa que mitigase la Gran Depresi¨®n. Hasta hace poco, el veredicto sobre el liquidacionismo parec¨ªa estar claro: ha sido rechazado y ridiculizado no solo por los liberales y los keynesianos, sino tambi¨¦n por los conservadores, entre ellos el propio Milton Friedman. ¡°La pol¨ªtica monetaria agresiva puede reducir la gravedad de la recesi¨®n¡±, afirmaba el Gobierno de George W. Bush en su Informe Econ¨®mico del Presidente de 2004. Y el autor de ese informe, el profesor de Harvard N. Gregory Mankiw, ha defendido en realidad una pol¨ªtica mucho m¨¢s agresiva por parte de la Reserva Federal que la que se anunci¨® la semana pasada.
Ahora se supone que N. Gregory Mankiw es asesor de Mitt Romney; pero la postura del candidato en relaci¨®n con la pol¨ªtica econ¨®mica est¨¢ evidentemente dictada por los extremistas que advierten de que cualquier intento de luchar contra esta crisis nos convertir¨¢ en Zimbabue, Zimbabue les digo.
Tanto en pol¨ªtica econ¨®mica como en pol¨ªtica exterior, Mitt Romney ha abandonado toda postura moderada
Ah, ?y qu¨¦ hay de las ideas de Mitt Romney para ¡°crear riqueza¡±? El ¡°plan¡± econ¨®mico de Romney no especifica lo que har¨ªa realmente el candidato. Su idea principal, sin embargo, es que lo que Estados Unidos necesita es menos protecci¨®n medioambiental e impuestos m¨¢s bajos para los ricos. ?Menuda sorpresa!
De hecho, como se?ala Mike Konczal, del Instituto Roosevelt, el plan de Mitt Romney de 2012 es casi id¨¦ntico al plan de John McCain en el a?o 2008, y con las mismas expresiones, por no mencionar los planes presentados por George W. Bush en 2004 y 2006. La situaci¨®n cambia, pero la canci¨®n sigue siendo la misma.
As¨ª que la semana pasada aprendimos que Ben Bernanke est¨¢ dispuesto a escuchar a los detractores sensatos y a cambiar de rumbo. Pero tambi¨¦n aprendimos que, en pol¨ªtica econ¨®mica, como sucede en pol¨ªtica exterior, Mitt Romney ha abandonado toda postura moderada y se ha instalado en los delirios intelectuales de la derecha.
Paul Krugman, premio Nobel de 2008, es profesor de Econom¨ªa de Princeton.
?New York Times Service 2012.
Traducci¨®n de News Clips.
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