Democracia de baja intensidad
La decisi¨®n del Constitucional portugu¨¦s es uno de los peque?os actos de rebeld¨ªa de los pa¨ªses contra las decisiones de Bruselas
La decisi¨®n del Tribunal Constitucional portugu¨¦s de declarar inconstitucional parte del paquete de recortes que hab¨ªa aplicado el Gobierno luso (la retirada de la paga extraordinaria de verano de funcionarios y pensionistas, y la rebaja del seguro de desempleo y de enfermedad), por violaci¨®n del principio de igualdad a la hora de afrontar sacrificios, es una m¨¢s de las peque?as rebeliones, casi todas ellas de distinta naturaleza, que se est¨¢n adoptando a nivel nacional contra las medidas que llegan de Bruselas, todas en el mismo sentido.
Hace pocas semanas fue el Parlamento chipriota el que se manifest¨® mayoritariamente en contra respecto la primera modalidad de corralito y confiscaci¨®n de dep¨®sitos que hab¨ªa adoptado el Eurogrupo. Casi un a?o antes, el Constitucional portugu¨¦s decidi¨® en t¨¦rminos muy parecidos a los de ahora ¡ªpor razones tambi¨¦n de equidad¡ª contra la retirada de las pagas de Navidad y verano a pensionistas y funcionarios. El primer ministro griego Papandreu quiso, pero no pudo, hacer un refer¨¦ndum entre su ciudadan¨ªa sobre los sacrificios que hab¨ªa de afrontar, y fue sustituido por el tecn¨®crata Papademos. Antes de la crisis, los ciudadanos irlandeses, franceses y holandeses dijeron ¡°no¡± a la primera modalidad de Tratado de Lisboa, y para ponerlo en funcionamiento hubo de cambiarse la letra o dejar pasar el tiempo y repetir la consulta.
Cuenta el fil¨®sofo italiano Paolo Flores d¡¯Arcais en su libro ?Democracia! (Galaxia Gutenberg) que las crisis tienen un efecto revelador y que la Gran Recesi¨®n est¨¢ permitiendo que hasta el ciudadano m¨¢s ciego ideol¨®gicamente se d¨¦ cuenta de la evoluci¨®n de las democracias europeas hacia la tecnocracia y la plutocracia, con los poderes pol¨ªticos plenamente sometidos a las exigencias del poder econ¨®mico y el discurso de los expertos como principal fuente de legitimaci¨®n pol¨ªtica.
El Constitucional portugu¨¦s se basa en el principio de igualdad para afrontar sacrificios
Fue el presidente de Gobierno espa?ol Mariano Rajoy, y no un antisistema, el que dijo en el Congreso. ¡°Los espa?oles no podemos elegir, no tenemos libertad¡±. Ya son dos los Gobiernos de este pa¨ªs, el de Rodr¨ªguez Zapatero y el de Rajoy, los que pretend¨ªan salir de la crisis aplicando sus propias recetas y ritmos (distintas en ambos casos), y se han visto obligados a rectificar por las presiones que le llegan de las instituciones europeas o multilaterales (Comisi¨®n, BCE, FMI). Gobiernos que, de facto, no gobiernan, al menos con los programas con los que fueron elegidos en las urnas: al menos en materia econ¨®mica los cambios de Gobierno no conllevan cambios de pol¨ªtica.
En el Informe sobre la democracia en Espa?a (Fundaci¨®n Alternativas), Jos¨¦ Ignacio Torreblanca analiza el fin del ¡°unanimismo¡± en Espa?a sobre la cosa europea y sobre el euro, esa especie de ¡°consenso primitivo¡± que ha dominado la integraci¨®n de nuestro pa¨ªs en Europa en sus primeras d¨¦cadas. En Espa?a, que es el pa¨ªs en el que m¨¢s se ha deteriorado la imagen de la Uni¨®n Europea desde que comenz¨® la crisis (ya no es vista como una soluci¨®n a los problemas, sino como un problema en s¨ª misma) y en el que se manifiesta un mayor malestar difuso, desconocido por su intensidad, se ve algo que antes no se observaba con la misma nitidez: que la crisis est¨¢ generando en Europa vencedores y perdedores en funci¨®n de la clase social, el pa¨ªs al que se pertenece, la edad o la ocupaci¨®n, y que las salidas que se est¨¢n dando a las dificultades jerarquizan a los ciudadanos y a los Estados en funci¨®n de una escala de valores (acreedores, deudores¡) no debatidos democr¨¢ticamente ni compartidos por todos.
Los contrarios a esta forma de integraci¨®n europea, los que entienden que la pertenencia al euro en las condiciones actuales es ¡°la historia de una ratonera¡±, son m¨¢s escuchados que antes. El economista Mart¨ªn Seco, en su Contra el euro (editorial Pen¨ªnsula), es demoledor: el proyecto de UE basado en el Acta ?nica y en el Tratado de Maastricht no era ni uni¨®n ni era europea; no era uni¨®n porque la imposici¨®n de una convergencia meramente nominal llevar¨ªa de manera inevitable a aumentar la divergencia real entre los pa¨ªses, y no era europea porque terminar¨ªa por destruir los dos elementos m¨¢s genuinos de Europa: la democracia y el Estado de bienestar.
Los cambios de Gobierno no conllevan cambios de pol¨ªtica econ¨®mica. No se puede elegir
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.