Estamos mejor, pero ?qui¨¦nes?
Es bueno que haya personas informadas, como el ministro de Econom¨ªa, que opinen con conocimiento que las cosas van mejor porque ello induce a quienes no lo creen a concederle el beneficio de la duda. Ojal¨¢ estemos equivocados los dem¨¢s, piensan estos ¨²ltimos. Adem¨¢s, algunos datos coyunturales parecen darle la raz¨®n: en apenas unos d¨ªas aparecer¨¢ la encuesta de poblaci¨®n activa del segundo trimestre del a?o, que augura un cambio de tendencia y que al menos permitir¨¢ dos formas de leer las cifras de paro: el desempleo se habr¨¢ reducido en el periodo, quiz¨¢ m¨¢s de 100.000 personas (versi¨®n optimista) o todav¨ªa contin¨²an sin puesto de trabajo m¨¢s de seis millones de personas (versi¨®n realista).
De la entrevista publicada ayer con Luis de Guindos en EL PA?S se pueden retener tres respuestas que son una declaraci¨®n de intenciones, un juicio de valor y una forma de entender las cosas tan tecnocr¨¢tica como su autor. La primera respuesta (¡°La recesi¨®n ha quedado atr¨¢s. La cuesti¨®n ahora es cu¨¢n intensa va a ser la recuperaci¨®n¡±) le confronta con las perspectivas de la mayor parte de los organismos multilaterales, las ¨²ltimas, las del Fondo Monetario Internacional (FMI). El juicio de valor es m¨¢s pol¨¦mico: ¡°Hace a?o y medio la econom¨ªa espa?ola estaba al borde del colapso y hoy est¨¢ en una situaci¨®n totalmente distinta¡±. Pero los datos macroecon¨®micos del fin de la legislatura pasada no dicen eso: la econom¨ªa espa?ola entonces crec¨ªa un poco (0,4% del PIB), el d¨¦ficit del Estado cerr¨® 2011 en el 9,4% y ha terminado 2013 en el 10,6% del PIB (incluyendo las ayudas a fondo perdido a los bancos en dificultades, que hay que pagar se contabilicen como se contabilicen), la deuda p¨²blica ha subido del 69% al 90% y, sobre todo, el paro pas¨® de un 22,85% de la poblaci¨®n activa a m¨¢s del 27%.
Cuando se le pregunta por este ascenso del paro de m¨¢s de un mill¨®n de personas durante el periodo en que ha gobernado el PP y Guindos ha sido ministro de Econom¨ªa, este dice con una inmensa frialdad: ¡°Esas son las contradicciones de la situaci¨®n econ¨®mica. Efectivamente se han perdido un mill¨®n de puestos de trabajo¡±, y vuelve a la obsesi¨®n de la prima de riesgo, etc¨¦tera. ?Malditas contradicciones! Cuentan quienes siguen habitualmente las intervenciones del ministro de Econom¨ªa que en escas¨ªsimas ocasiones incorpora el desempleo a su cuadro macroecon¨®mico y nunca la desigualdad. Por ello puede disponer del buen estado de ¨¢nimo que suele acompa?arle y que le distingue de otros miembros del Ejecutivo, mucho m¨¢s ¨¢cidos en sus comparecencias.
Y, sin embargo, cuando m¨¢s recientes son las previsiones de los organismos internacionales, m¨¢s pesimistas aparecen. Y todas ponen el acento en el dinamismo de las exportaciones espa?olas en detrimento de la demanda interna y del consumo y ahorro de los hogares espa?oles (por el paro, por la reducci¨®n de la renta disponible, por la incertidumbre), que son los indicadores que en primera instancia conducen a la mejora del bienestar de los ciudadanos, que es lo que estos exigen.
Si a lo que est¨¢ sucediendo con la gesti¨®n de la crisis econ¨®mica se le une la alarma social generada por la corrupci¨®n y los problemas institucionales, no es arriesgado concluir que nuestro pa¨ªs padece la clamorosa ausencia de un plan de acci¨®n pol¨ªtica, m¨¢s all¨¢ de medidas coyunturales (contradictorias, no contenidas en el programa electoral del PP), tomadas con el acierto que sea. Los ciudadanos se han visto sometidos a un dur¨ªsimo ajuste de naturaleza distributiva inversa, sin que tengan claras las salidas a largo plazo: qu¨¦ tipo de pa¨ªs queremos ser y queremos tener. No es extra?o que de esto no haya ni una palabra en la entrevista de Guindos si no la ha habido nunca en la boca de su jefe de filas, Mariano Rajoy. Solo desde esta perspectiva se podr¨ªa perder el miedo a reformar lo que sea necesario, no solo desde el punto de vista econ¨®mico, sino institucional y constitucional. Incluso en el caso de que la coyuntura econ¨®mica cambie a mejor, los otros problemas siguen presentes y no se diluir¨¢n como no se diluy¨® el dinosaurio. Como ha escrito un ensayista franc¨¦s, solo se muere una vez, pero por mucho tiempo.
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