El coste de la incompetencia
Durante lustros se ha permitido la acumulaci¨®n de inversiones que ahora sobran
El recibo de la luz se ha convertido en un problema muy grave para los hogares espa?oles. Despu¨¦s de la subasta de hoy, volver¨¢ a subir en enero, entre el 11% y el 13% y agudizar¨¢ la penosa situaci¨®n de muchas familias sufrientes de lo que se conoce como pobreza energ¨¦tica: recibo de la luz que no se puede pagar, electricidad cortada, fr¨ªo y oscuridad. Quede bien claro que estas no son consecuencias de una evoluci¨®n natural de los precios de la energ¨ªa el¨¦ctrica. En un mercado, los consumidores deben pagar los costes de los servicios que contratan. Pero la electricidad en Espa?a no es un mercado que responde a la oferta y la demanda; es un sistema regulado, donde falla estrepitosamente el mecanismo de c¨¢lculo de los precios.
La situaci¨®n para el consumidor est¨¢ a cinco minutos de convertirse en insostenible; el supuesto mercado el¨¦ctrico operado por la no menos supuesta subasta, es instrumento manipulable, hasta el punto de que los agentes concurrentes disparan el precio a fecha fija como respuesta a cualquier cosa que consideren amenaza, desde los impuestos decididos por el Gobierno a finales de 2012 hasta el rotundo fracaso de la reforma el¨¦ctrica encaminada a reducir el d¨¦ficit.
El supuesto mercado est¨¢ sujeto a tales condicionamientos externos que impiden el libre juego de la oferta y la demanda y cae continuamente en la volatilidad. Es imperativo cambiar el c¨¢lculo de los precios. Es imposible explicar a un ciudadano, porque no tiene explicaci¨®n alguna, que si la electricidad se gu¨ªa por un mercado, el precio se encarezca escandalosamente en un periodo de intensa ca¨ªda media de la demanda.
Pero no es s¨®lo el deficiente sistema de fijaci¨®n de precios por lo que Espa?a tiene la tercera electricidad m¨¢s cara de Europa, solo por detr¨¢s de Chipre y Malta. Tambi¨¦n juegan la deplorable gesti¨®n pol¨ªtica de los mercados energ¨¦ticos, de la que no se libran los Gobiernos socialistas. Durante lustros se ha permitido la acumulaci¨®n de inversiones que ahora sobran y que hay que pagar en la tarifa; durante a?os se ha permitido que funcione un mecanismo de precios que genera derechos econ¨®micos reconocidos a las empresas el¨¦ctricas, mientras las compa?¨ªas se benefician del beneficio marginal que obtienen con inversiones amortizadas en generaci¨®n hidr¨¢ulica y nuclear.
Y en cualquier pa¨ªs de Europa un fracaso como el de la Reforma El¨¦ctrica, muerta antes de nacer por la falta de entendimiento entre los ministros de Industria y Hacienda, hubiera provocado una crisis inmediata de Gobierno, al menos en el equipo econ¨®mico. Porque ese fracaso le cuesta dinero a los consumidores _entre otros, a los que se les cortar¨¢ la luz en medio de una ola de fr¨ªo_ y a los ciudadanos, a trav¨¦s de impuestos. La broma del malentendido entre Montoro y Soria costar¨¢ a los consumidos pagar no s¨®lo los 3.600 millones que ha retirado el ministro de Hacienda, sino unos costes financieros de 144 millones anuales durante quince a?os. Hipotecas como ¨¦sta, producto de la incompetencia pol¨ªtica, repetidas durante a?os, explican la brutal subida en enero y el coste desorbitado que pagamos los espa?oles por la luz.
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