Las v¨ªctimas del paro son familias completas y j¨®venes emigrantes, seg¨²n la EPA
Durante mucho tiempo se ha reflexionado sobre el t¨®pico de vivir para trabajar o trabajar para vivir. Sin embargo, en los ¨²ltimos a?os, de la mano de la crisis econ¨®mica y el aumento del paro, ha tocado la pregunta de c¨®mo sobrevivir sin tener un trabajo.
Seg¨²n la ¨²ltima Encuesta de Poblaci¨®n Activa (EPA), el n¨²mero de hogares gallegos con todos sus miembros en paro se ha situado en 92.800. La de E.O.F, que solo aporta sus siglas, es una de ellas.
Mantiene a su familia en Ourense con una prestaci¨®n por desempleo de 389 euros al mes. ?l est¨¢ inactivo desde julio de 2013. Hasta entonces hab¨ªa trabajado en la hosteler¨ªa y en la construcci¨®n. Su ¨²ltimo empleo fue a media jornada.
Su pareja no encuentra un puesto de trabajo desde 2011. A su cargo tienen una peque?a de a?o y medio.
"Cobro 389 euros de paro y pago 260 de alquiler", explica este padre, y enumera como prioridades un techo en el que vivir, "luego comer y pagar las facturas. O, a veces, haces una cosa o la otra".
La situaci¨®n de sus respectivos parientes no es muy boyante, pero "somos como una pi?a y dentro de sus posibilidades nos ayudan. Si necesitamos pa?ales para la ni?a o leche ellos est¨¢n ah¨ª".
Tambi¨¦n acuden a Cruz Roja, al Banco de Alimentos o a la Iglesia.
En su d¨ªa a d¨ªa no falta una revisi¨®n diaria de todas las ofertas de trabajo. "Miramos el peri¨®dico, llevamos curr¨ªculos por los negocios y tambi¨¦n vamos al INEM a mirar las ofertas y los cursos".
Pero muchas veces "directamente nos dicen que la cosa est¨¢ muy complicada".
"No es f¨¢cil estar as¨ª todos los d¨ªas, solo piensas en c¨®mo conseguir dinero. El ¨¢nimo te lo da la ni?a, que no le falte de nada. No es que no deba, es que no puede faltarle de nada", asegura.
Pero pese a esta actitud vital, la realidad es dura: "De todos los juguetes, ropa o calzado que tiene la ni?a... compradas por nosotros ser¨¢n dos o tres cosas, y para Reyes pasamos meses ahorrando dos o tres euros para comprarle algo, y, a¨²n as¨ª, nos pudimos gastar menos de 30 euros".
Los "peque?os lujos" est¨¢n, por supuesto, fuera de su alcance.
"En dos a?os y medio de relaci¨®n hemos salido a cenar dos veces, y nunca hemos ido de vacaciones o al cine", relata. Lo ¨²nico que puede asegurar con orgullo es que "a la ni?a no le falta de nada".
Uno de los segmentos que sufre duramente esta situaci¨®n es el de los j¨®venes. Seg¨²n el Instituto Galego de Estad¨ªstica (IGE) la tasa de paro entre gallegos de entre 16 y 29 a?os ascendi¨® hasta el 38,1% al finalizar el pasado a?o, casi dos puntos por encima con respecto a 2012.
Andrea Rodr¨ªguez tiene 27 a?os y es natural de Vigo, aunque lleva siete meses en Nueva Zelanda. Forma parte de esa nueva generaci¨®n de emigrantes gallegos.
Su curr¨ªculo acad¨¦mico es cuando menos impresionante. Es licenciada en Periodismo por la Universidad de Santiago de Compostela y tiene un M¨¢ster en Comunicaci¨®n Social, con especialidad en Comunicolog¨ªa por la Universidad Complutense de Madrid.
Adem¨¢s, estudi¨® un ciclo superior en Realizaci¨®n de Audiovisuales y Espect¨¢culos en la Escuela de Imagen y Sonido de Vigo. Y, por si no fuese suficiente, es Community Manager y habla espa?ol, gallego italiano e ingl¨¦s.
Pero, pese a esto, desde septiembre del 2011 no ha vuelto a trabajar en Espa?a. Despu¨¦s de periodos de pr¨¢cticas -¨¦poca en la que incluso obtuvo una menci¨®n especial en los V Premios Galicia Solidarios de la ONCE- solo consigui¨® que una televisi¨®n local la llamase una vez porque hab¨ªan encontrado su curr¨ªculo en la base de datos de alumnos de la Complutense.
Le ofrecieron trabajar sin remuneraci¨®n y se indign¨® al entender que su preparaci¨®n y conocimientos requer¨ªan una compensaci¨®n aunque fuese m¨ªnima.
Tras mucho tiempo de b¨²squeda fallida de trabajo por otros puntos de Europa, tanto ella como su novio, un italiano que es ingeniero aeron¨¢utico de profesi¨®n, decidieron poner rumbo a las ant¨ªpodas.
"Realmente, nos daba igual el destino, quer¨ªamos escapar y dejar atr¨¢s la situaci¨®n que est¨¢bamos viviendo desde hac¨ªa un a?o, as¨ª que la decisi¨®n de marchar fue muy f¨¢cil de tomar, y el irnos nos ha llenado de esperanza y energ¨ªa", relata Andrea para EFE.
Pero esto no ha sido "una aventura divertida como a veces califican los pol¨ªticos la emigraci¨®n juvenil. Las aventuras est¨¢n muy bien cuando uno decide hacerlas libremente, no obligados por una situaci¨®n desesperante y sin salida".
Su decisi¨®n repercuti¨® en su familia que "en un primer momento se puso muy triste, pero en cuanto les mostr¨¦ im¨¢genes y datos sobre Nueva Zelanda se tranquilizaron y lo entendieron".
La que m¨¢s apoyo le ha brindado ha sido su abuela de 89 a?os, "esa se?ora que cuid¨® a sus 7 hijos sola en el pueblo mientras su marido trabajaba en Alemania. Ella sabe mejor que nadie que emigrar es la soluci¨®n que queda".
"La integraci¨®n ha sido facil¨ªsima. Los neozelandeses son gente muy hospitalaria, generosa y educada, porque son un pa¨ªs lleno de emigrantes", explica, pero deja claro que "no he venido a la otra punta del mundo de vacaciones. De hecho, poco conozco del pa¨ªs. He venido a buscarme la vida, al igual que hizo mi abuelo hace 50 a?os. Soy una emigrante del siglo XXI, es decir, con estudios e idiomas".
Ambos, ella y su pareja, se encuentran inmersos en procesos de selecci¨®n para trabajos directamente relacionados con sus estudios. Con todo, dice Andrea, "claro que me gustar¨ªa volver a Galicia. A¨²n no lo s¨¦ seguro, pero espero quedarme en Nueva Zelanda unos dos o tres a?os m¨ªnimo y despu¨¦s volver a Europa".
Desea que "las cosas cambien y que el panorama laboral gallego se presente atractivo y todos los gallegos que andamos por el mundo podamos volver a casa y dejar atr¨¢s la morri?a".
Esto se ha hecho real en el caso de la periodista lucense Noem¨ª Alonso. Despu¨¦s de trabajar de camarera durante varios meses en febrero de 2013 recibi¨® esa llamada que tantos esperan. Ahora se dedica a lo que m¨¢s le gusta, la radio, de la mano de RNE en Pontevedra.
"Cuando me llamaron no me lo pod¨ªa creer, me sent¨ª muy contenta, recompensada por todo mi esfuerzo y el de todos aquellos que pelearon para que yo pudiese formarme", ha dicho a EFE.
Pero eso no la hace ajena a la realidad mayoritaria: "Lo ¨²nico malo de tener trabajo es que mis amigos no lo tienen", concluye.
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