La crisis de Panrico se enquista tras cuatro meses de huelga en Barcelona
Trabajadores y direcci¨®n, pendientes de las demandas judiciales cruzadas
Los expertos consultados solo recuerdan una huelga m¨¢s larga desde la recuperaci¨®n de la democracia: la de los mineros de Crimidesa (Burgos), que en 1980 se prolong¨® durante 300 d¨ªas. A falta de un recuento oficial, la de dos tercios de los 300 trabajadores de la f¨¢brica de Panrico de Santa Perp¨¨tua de Mogoda (Barcelona) es la segunda m¨¢s prolongada: hoy cumplen 134 d¨ªas en huelga indefinida en protesta contra un ERE que ha castigado especialmente esta planta, que ya sufri¨® severos recortes en 2012 sobre todo en el ¨¢rea de producci¨®n. El expediente fue planteado por el consejero delegado, Carlos Gila, al asumir el cargo en septiembre pasado con la intenci¨®n de despedir 745 personas de 4.000 empleados de una firma que acumula 700 millones de p¨¦rdidas desde 2008 y que est¨¢ en manos del fondo Oaktree.
Cronolog¨ªa del conflicto
- Septiembre de 2013. Oaktree releva al consejero delegado, Joan Casaponsa y en su lugar nombra a Carlos Gila. La primera medida que toma es suspender el pago de n¨®minas para pagar a proveedores. Plantea un ERE para 1.900 personas y una rebaja salarial del 45%.
- Octubre de 2013. Panrico se acoge al preconcurso de acreedores para renegociar la deuda y comienza a pagar peque?as cantidades a los empleados. Las f¨¢bricas convocan y desconvocan huelga. Solo Santa Perp¨¨tua la inicia el d¨ªa 13.
- Noviembre de 2013. Gila rebaja la cifra de despidos a 745 y se firma el acuerdo del ERE.
- Diciembre de 2013. Panrico demanda a los empleados de Santa Perp¨¨tua por huelga ilegal. La Generalitat intenta mediar.
- Enero de 2014. La Inspecci¨®n de trabajo resuelve que Panrico vulnera el derecho de huelga por distribuir en Catalu?a Donuts fabricados en otras comunidades. Sube la tensi¨®n en las protestas de los piquetes coincidiendo con los 100 d¨ªas de huelga.
- Febrero de 2014. La Generalitat presenta un plan que contempla que las dos partes retiren sus demandas. No lo hacen, aunque la empresa muestra disposici¨®n a hacerlo si lo hacen los trabajadores. El d¨ªa 13 se celebra el juicio sobre la legalidad o ilegalidad del paro de la f¨¢brica.
Hasta el finales del a?o 2016 la f¨¢brica catalana de Donuts y Bollycao concentrar¨¢ el 43% de los despidos de esta ¨¢rea en de las seis plantas que la compa?¨ªa (las otra cinco son las de Sevilla, C¨®rdoba, Madrid, Valladolid y Zaragoza). Basta visitar el campamento que los huelguistas de la planta de Santa Perp¨¨tua para comprobar que muchos de ellos, con antiguedades de m¨¢s de 40 a?os no superan los 1.600 euros de salario mensual. Recuerdan que la planta produc¨ªa casi a plena capacidad y que mientras ellos no han parado de elaborar rosquillas, pastas y pan de molde se han sucedido los directivos y los due?os ¡ªdesde que la familia Costafreda se vendi¨® la gallina de los huevos de oro en 2005 a Apax Partners por 900 millones¡ª han tomado ruinosas decisiones, como envasar los Donuts uno a uno, para lo que en 2009 invirtieron in¨²tilmente 35 millones de euros: las ventas se desplomaron hasta el punto de que tuvieron que dar marcha atr¨¢s y volver a las bandejas que estamos acostumbrados a ver en bares y colmados.
Pero pasan las semanas y los meses y el conflicto no avanza. Pese a los intentos de la Generalitat en su papel de mediadora, ni la empresa ni los trabajadores dan pasos que inviten al optimismo. La crisis se ha judicializado, unas demandas que ser¨¢n determinantes en cuanto una de las partes salga reforzada.
La semana pasada se celebr¨® en Sabadell la vista de la demanda por la que Panrico pide que la huelga sea declarada ilegal y cinco millones de euros a los comit¨¦s de empresa y de huelga por los da?os y perjuicios causados. Y para el d¨ªa 20 de marzo est¨¢ previsto en la Audiencia Nacional el juicio que persigue la impugnaci¨®n del ERE y que ha presentado el sindicato CC OO, cuyos representantes (no todos) firmaron el acuerdo de 745 despidos y una rebaja salarial del 18% en noviembre pasado junto a los sindicalistas de UGT. Adem¨¢s, la Inspecci¨®n de Trabajo emiti¨® un informe que afirma que Panrico vulnera el derecho de huelga por vender en Catalu?a productos fabricados en otras plantas.
La divisi¨®n sindical es una de las claves del conflicto: pugnas entre UGT y CC OO y dentro de esta organizaci¨®n entre la federaci¨®n confederal y la de Catalu?a. Cuando las cosas iban bien, los comit¨¦s de empresa de las distintas f¨¢bricas no crearon un Comit¨¦ Intercentros, ni pactaron un convenio com¨²n, un error que reconocen que han pagado caro. Solo hay representantes de las secciones sindicales para el conjunto de f¨¢bricas, pero ni se hablan. Las fuentes no quieren que se les cite. La situaci¨®n es de tal tensi¨®n que al comienzo del conflicto apareci¨® quemado el coche de uno de los m¨¢ximos representantes de UGT en Santa Perp¨¨tua. UGT fue quien apoy¨® en 2012 desde las oficinas la rebaja salarial que se aplicar¨ªa a la f¨¢brica y la herida est¨¢ lejos de cerrarse.
El ERE ha castigado a la planta de Santa Perp¨¨tua, que sufri¨® recortes en 2012
La empresa ha sabido sacar partido de estas situaciones y a la hora de negociar el ERE jug¨® la carta de "divide y vencer¨¢s". Puso sobre la mesa de negociaci¨®n del ERE un documento con los despidos por plantas: y las menos castigados le dieron el visto bueno y no levantaron la voz ni se solidarizaron con la protesta de Santa Perp¨¨tua, que ha mantenido la huelga en solitario.
Si a esto se suma que el peso de la protesta lo llevan afiliados de CC OO pero que tampoco cuentan con el apoyo de sus c¨²pulas, la soledad de los trabajadores de Santa Perp¨¨tua es notable, aunque cuentan con el apoyo de un comit¨¦ externo y de cada vez m¨¢s entidades. Por ejemplo, los huelguistas y su red de apoyo no entienden ¡ªy se lo han pedido por carta¡ª como el sindicato CC OO no ha llamado al boicot de los Donuts como hizo la organizaci¨®n con la Coca-Cola al anunciar Cobega su ERE.
El martes pasado en Barcelona, el secretario general, Ignacio Fern¨¢ndez Toxo respondi¨® a la cuesti¨®n con evasivas. E igual cuando se le pregunt¨® por la sanci¨®n impuesta por la federaci¨®n estatal a la catalana. La carta de 64 afiliados al sindicato tambi¨¦n sugiere que si los 156.000 afiliados en Catalu?a aportaran medio euro se podr¨ªan recaudar 78.000 euros para la Caja de Resistencia que ayuda a las familias que peor lo est¨¢n pasando.
Una de las claves del conflicto es la profunda y divisi¨®n sindical
Tras m¨¢s de cuatro meses, los huelguistas est¨¢n agotados y su capacidad para hacer acciones visibles es limitada. Siempre desde el anonimato, algunos reconocen que ir a hacer turno a los piquetes se ha convertido en una rutina como lo era ir a trabajar. Durante meses no se ha celebrado ninguna asamblea y cuando se celebran no se convocan con antelaci¨®n para que acuda la plantilla que no est¨¢ en huelga y se vota a mano alzada, nunca en urna.
Fuentes pr¨®ximas a la por ahora infructuosa negociaci¨®n que lidera la Generalitat reconocen que, "est¨¢ demostrado que a Panrico la huelga no le hace da?o, no pincha, pero los trabajadores necesitar¨ªan un gesto para dar un paso atr¨¢s, no pueden desconvocar sin nada a cambio". Si los sindicatos no hablan, tampoco lo hace Carlos Gila, que ha prescindido de los directivos de la planta catalana, incluido el hermano del presidente de la Generalitat, Artur Mas. Cuando el consejero delegado ha hablado lo ha hecho para advertir de que al fondo Oaktree se le est¨¢ acabando la paciencia y aprieta para cerrar la f¨¢brica de Santa Perp¨¨tua. La industria ocupa al 45% de los trabajadores del municipio, de 25.000 habitantes. Durante la crisis ha visto cerrar 195 empresas y ha perdido 4.000 empleos.
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