El debate de la energ¨ªa distribuida
La regulaci¨®n debe impulsar y no frenar los nuevos servicios energ¨¦ticos eficientes
La expresi¨®n ¡°generaci¨®n distribuida¡± se refiere a fuentes no centralizadas de generaci¨®n el¨¦ctrica que utilizan recursos como la energ¨ªa e¨®lica, fotovoltaica o la producci¨®n combinada de calor y electricidad y que se encuentran cerca de los consumidores. Es una nueva y excelente noticia para impulsar una econom¨ªa con menos emisiones de di¨®xido de carbono y m¨¢s opciones para los consumidores. La combinaci¨®n de sistemas de almacenaje de electricidad cada vez m¨¢s baratos y potentes, la ca¨ªda del coste de generaci¨®n de la energ¨ªa distribuida y el creciente inter¨¦s de la sociedad y los Gobiernos por reducir las emisiones abren muchas oportunidades para estos sistemas.
La energ¨ªa distribuida tambi¨¦n plantea problemas; muchos se pueden derivar de los criterios para fijar los precios de los servicios de las redes el¨¦ctricas. La fijaci¨®n de estos precios es dif¨ªcil, porque las redes de transporte y distribuci¨®n presentan rendimientos crecientes a escala, tienen caracter¨ªsticas comunes con los bienes p¨²blicos, y en estos entornos no existen soluciones perfectas. Pero es imprescindible evitar dos errores. El primero ser¨ªa el de establecer el precio de los servicios de redes de un consumidor en funci¨®n del volumen consumido de electricidad de la red, decisi¨®n que puede destruir la viabilidad econ¨®mica de los sistemas de distribuci¨®n y transmisi¨®n de energ¨ªa el¨¦ctrica. El problema se acent¨²a si las tarifas, adem¨¢s de fijarse en funci¨®n de la energ¨ªa el¨¦ctrica de la red consumida, incluyen otros costes que no son propios del servicio. Este error provocar¨ªa la denominada ¡°espiral de la muerte¡±; es decir, a medida que m¨¢s clientes adoptan energ¨ªa distribuida, los costos para mantener y operar las redes el¨¦ctricas se distribuyen entre una base menor de consumidores. As¨ª los precios de la energ¨ªa el¨¦ctrica de la red se elevan cada vez m¨¢s promoviendo una mayor desafecci¨®n de los consumidores por esta energ¨ªa; solo se quedan en la red los que no pueden acceder a la energ¨ªa descentralizada y para ellos la carga de la red se acaba haciendo no sostenible e injusta.
El segundo error ser¨ªa fijar las tarifas en funci¨®n del consumo total de energ¨ªa, tanto de la centralizada como de la descentralizada, olvidando el servicio efectivo que el consumidor descentralizado demanda de la red. En este caso, los consumidores perder¨¢n el incentivo a instalar energ¨ªa distribuida eficiente y se estar¨¢ perdiendo una oportunidad de desarrollar una nueva tecnolog¨ªa que, adem¨¢s de ser baja en carbono, aumenta las opciones de los consumidores.
Aunque evitar los mencionados errores es viable, las soluciones regulatorias completas que van m¨¢s all¨¢ de la fijaci¨®n de los precios son dif¨ªciles, sobre todo cuando implican nuevas tecnolog¨ªas disruptivas que alteran los modelos de negocio y las rentas de muchos actores. En la b¨²squeda de soluciones hay dos enfoques: el conflicto y la cooperaci¨®n. La opci¨®n adoptada en Espa?a parece, por las discusiones que aparecen en la prensa, que est¨¢ cercana al conflicto. Por ejemplo, algunos denuncian que el peaje de respaldo al autoconsumo de electricidad, alegando que lo que deben pagar los consumidores con sistemas distribuidos que reciben servicios de las redes el¨¦ctricas, vulnera principios constitucionales. La racionalidad de esa denuncia es dif¨ªcil de entender cuando la normativa para la determinaci¨®n de tales peajes no se ha desarrollado todav¨ªa.
La regulaci¨®n debe impulsar y no frenar los nuevos servicios energ¨¦ticos disponibles y eficientes
Otros pa¨ªses han optado por la cooperaci¨®n. El Estado de Nueva York lanz¨® en el a?o 2014 un procedimiento p¨²blico para examinar y evaluar las reformas normativas necesarias para dar forma a las funciones y responsabilidades de las empresas en el nuevo entorno, tanto las el¨¦ctricas integradas como los nuevos actores del mercado. Los documentos generados son un ejemplo de an¨¢lisis racional entre actores con intereses divergentes. Asimismo, el Consejo de reguladores de la Uni¨®n Europea y el regulador de la energ¨ªa de Reino Unido, OFGEM, abrieron consultas sobre las implicaciones de los nuevos modelos de negocio. Todav¨ªa no hay conclusiones publicadas.
En Espa?a, un proceso de colaboraci¨®n entre los actores impulsar¨ªa un desarrollo eficiente de las energ¨ªas distribuidas y una distribuci¨®n equilibrada de los costes y beneficios. Tres sugerencias para el di¨¢logo.
Primero. La entrada de nuevos participantes en el negocio el¨¦ctrico generar¨¢ muy pronto una oleada de nuevos productos y servicios que aumentar¨¢n las opciones para los consumidores y debilitar¨¢n los modelos tradicionales de suministro de electricidad.
Segundo. La regulaci¨®n debe impulsar y no frenar los nuevos servicios energ¨¦ticos sostenibles y eficientes, pero evitando opciones ineficientes. Para ello es preciso evaluar los riesgos del nuevo entorno y el impacto de la regulaci¨®n sobre los beneficios y los costes.
Tercero. Una mayor colaboraci¨®n entre los actores es necesaria para la correcta identificaci¨®n y soluci¨®n de los problemas regulatorios y tecnol¨®gicos presentes y futuros. Por tanto, una consulta es solo el inicio de un compromiso a largo plazo para entender las necesidades de los nuevos negocios y los beneficios y los costes para la sociedad.
Paulina Beato es catedr¨¢tica de An¨¢lisis Econ¨®mico y t¨¦cnico comercial y economista del Estado.
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