El triunfo de lo irreflexivo
Las palabras¡±, escrib¨ªa John Maynard Keynes, ¡°deber¨ªan ser un poco salvajes, porque son el ataque de los pensamientos contra la falta de reflexi¨®n¡±. Siempre me ha gustado mucho esa cita y he tratado de aplicarla a mis propios escritos. Pero tengo que admitir que, durante la larga depresi¨®n econ¨®mica que se produjo tras la crisis financiera de 2008 ¡ªuna depresi¨®n a la que pod¨ªamos haber puesto fin r¨¢pidamente puesto que ten¨ªamos las herramientas y el conocimiento necesarios¡ª la falta de reflexi¨®n consigui¨® en gran medida que rechaz¨¢semos los pensamientos poco gratos.
Y en ning¨²n lugar fue el triunfo de la necedad tan completo como en la patria de Keynes, que acude a votar mientras escribo esto. Las elecciones brit¨¢nicas deber¨ªan haber sido un refer¨¦ndum sobre una doctrina econ¨®mica fallida, pero no lo fueron, porque ninguna figura influyente est¨¢ cuestionando de forma clara las afirmaciones falsas y las ideas err¨®neas.
Pero antes de despotricar contra los brit¨¢nicos, debo admitir que nosotros mismos lo hemos hecho bastante mal tambi¨¦n. Empez¨® muy pronto. El presidente Obama hered¨® una econom¨ªa en ca¨ªda libre; lo que necesit¨¢bamos, por encima de todo, era un aumento del gasto que sostuviese la demanda. Pero una gran parte del discurso de investidura de Obama estuvo dedicada a t¨®picos sobre la necesidad de tomar decisiones dif¨ªciles, que era lo ¨²ltimo que necesit¨¢bamos en ese momento.
Es cierto que, en la pr¨¢ctica, Obama sac¨® adelante un plan de est¨ªmulo que, aun siendo demasiado escaso y ef¨ªmero, contribuy¨® a reducir la gravedad y la duraci¨®n de la crisis. Pero cuando los republicanos empezaron a decir estupideces, afirmando que el Gobierno deber¨ªa apretarse el cintur¨®n igual que las familias corrientes ¡ªla f¨®rmula perfecta para caer en una aut¨¦ntica depresi¨®n¡ª Obama no cuestion¨® sus opiniones. En vez de eso, al cabo de unos cuantos meses, las mismas estupideces se convirtieron en argumentos habituales de sus discursos, aunque sus economistas sab¨ªan que no ten¨ªan sentido, y ¨¦l tambi¨¦n.
As¨ª que supongo que no deber¨ªamos ser demasiado severos con Ed Miliband, el l¨ªder del Partido Laborista brit¨¢nico, por no ser capaz de cuestionar los sinsentidos econ¨®micos que predican los conservadores. Como Obama y compa?¨ªa, los dirigentes laboristas probablemente sepan que son estupideces, pero han decidido que es demasiado dif¨ªcil resistirse al c¨®modo atractivo de la mala econom¨ªa, especialmente cuando la mayor¨ªa de los medios de comunicaci¨®n brit¨¢nicos presentan esta mala econom¨ªa como una verdad. Aun as¨ª, ha sido muy descorazonador contemplarlo.
?A qu¨¦ sinsentidos me refiero? Simon Wren-Lewis, de la Universidad de Oxford, que ha sido un incansable pero solitario defensor de la sensatez econ¨®mica, lo llama ¡°mediamacro¡± [la macroeconom¨ªa de los medios de comunicaci¨®n]. Es una historia sobre Reino Unido que transcurre as¨ª: primero, el Gobierno laborista que dirigi¨® el pa¨ªs hasta 2010 fue extremadamente irresponsable y gast¨® mucho m¨¢s de lo que pod¨ªa permitirse. A continuaci¨®n, este derroche fiscal provoc¨® la crisis econ¨®mica de 2008-2009. Esto, a su vez, hizo que la coalici¨®n que subi¨® al poder en 2010 no tuviese otra opci¨®n que imponer medidas de austeridad, a pesar de la depresi¨®n econ¨®mica reinante. Finalmente, como Reino Unido reanud¨® el crecimiento en 2013, se consider¨® que la austeridad estaba justificada y que quienes la criticaban se equivocaban.
Ahora bien, cada uno de los elementos de esta historia es demostrable y rid¨ªculamente err¨®neo. El Reino Unido de antes de la crisis no cay¨® en el derroche fiscal. La deuda y el d¨¦ficit eran bajos, y en aquel momento, todo el mundo esperaba que siguiesen as¨ª; fue la crisis la que hizo que aumentara el d¨¦ficit. La crisis, que fue un fen¨®meno mundial, la provocaron los bancos sin control y la deuda privada, no el d¨¦ficit p¨²blico. Las medidas de austeridad no eran urgentes: los mercados financieros nunca se mostraron preocupados por la solvencia brit¨¢nica. Y Reino Unido, que no volvi¨® a crecer hasta que se interrumpieron las pol¨ªticas de austeridad, no ha recuperado nada de lo que perdi¨® durante los dos primeros a?os de gobierno de la coalici¨®n.
Pero esta narrativa sin sentido domina por completo la informaci¨®n que ofrecen los medios, quienes lo tratan m¨¢s como un hecho que como una hip¨®tesis. Y los laboristas no han intentado desmentirlo, probablemente porque piensen que es una batalla pol¨ªtica que no pueden ganar. ?Pero por qu¨¦?
Wren-Lewis indica que tiene mucho que ver con el poder de las enga?osas analog¨ªas que se establecen entre los Gobiernos y las familias, y tambi¨¦n con la perversa influencia de los economistas que trabajan para el sector financiero, que en Reino Unido y Estados Unidos no dejan de difundir historias de miedo sobre el d¨¦ficit y no pagan ning¨²n precio por equivocarse una y otra vez. Si pudi¨¦semos guiarnos por la experiencia estadounidense, yo dir¨ªa que Reino Unido tambi¨¦n es v¨ªctima del deseo que tienen las figuras p¨²blicas de parecer serias, una pose que relacionan con los discursos severos sobre la necesidad de tomar decisiones dif¨ªciles (a costa de otras personas, claro).
Aun as¨ª, resulta asombroso. El hecho es que Reino Unido y Estados Unidos no ten¨ªan que tomar decisiones dif¨ªciles justo despu¨¦s de la crisis. Lo que ten¨ªan que hacer, en cambio, era reflexionar mucho; estar dispuestos a entender que se trataba de unas circunstancias especiales, que las reglas de siempre no sirven cuando nos enfrentamos a una depresi¨®n econ¨®mica persistente, una en la que los pr¨¦stamos p¨²blicos no compiten con la inversi¨®n privada y los costes son casi nulos.
Pero la reflexi¨®n profunda ha quedado casi excluida del discurso p¨²blico del pa¨ªs. En consecuencia, solamente podemos esperar que quien quiera que acabe dirigiendo la econom¨ªa brit¨¢nica no sea tan est¨²pido como finge ser.
Paul Krugman es profesor de Econom¨ªa en la Universidad de Princeton y fue premio Nobel de Econom¨ªa en 2008.
? The New York Times Company, 2015.
Traducci¨®n de News Clips.
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