Agotamiento chino
No ser¨¢ f¨¢cil superar el 7% de crecimiento este a?o, y con ello reducir la pobreza
La segunda econom¨ªa m¨¢s importante del mundo da s¨ªntomas de agotamiento de su capacidad expansiva, al tiempo que su sistema financiero revela insuficiencias y limitaciones propias de una econom¨ªa subdesarrollada. Una combinaci¨®n que ya ha dado las primeras pruebas de las adversas consecuencias que puede tener sobre la estabilidad financiera global y el crecimiento de la econom¨ªa mundial.
Durante m¨¢s de dos d¨¦cadas la econom¨ªa china creci¨® a tasas en el entorno del 10% anual hasta representar actualmente el 15% del valor de la producci¨®n mundial de bienes y servicios. En los ¨²ltimos a?os, su expansi¨®n ha significado la mitad del crecimiento mundial, convirti¨¦ndose en la verdadera locomotora de la econom¨ªa global, desde luego de las econom¨ªas emergentes exportadoras de materias primas, pero tambi¨¦n de otras econom¨ªas exportadoras como la alemana. Sus excedentes de ahorro, unas reservas de divisas superiores a 3,6 billones de d¨®lares, consecuentes con los continuos super¨¢vit en la cuenta corriente de la balanza de pagos, la convirtieron en una potencia inversora, acumulando activos financieros en todo el mundo: desde la financiaci¨®n de una parte significativa de la deuda p¨²blica estadounidense hasta la realizaci¨®n de importantes inversiones directas en pa¨ªses avanzados o econom¨ªas emergentes productoras de materias primas.
Su reciente desaceleraci¨®n es manifiesta. La producci¨®n manufacturera se ha contra¨ªdo y tambi¨¦n la competitividad de sus exportaciones. No ser¨¢ f¨¢cil superar el 7% de crecimiento este a?o, y con ello garantizar la reducci¨®n de la pobreza y la estabilidad social necesaria, hasta hora amparada en una continua generaci¨®n de rentas, aunque manifiestamente desigual, que facilitaba la intensidad de los desplazamientos de poblaci¨®n del campo a la ciudad. El extraordinario aumento de la desigualdad en la distribuci¨®n de la renta y de la riqueza ser¨¢ a partir de ahora un obst¨¢culo mayor en la normalizaci¨®n del funcionamiento de esa econom¨ªa, en el desplazamiento del protagonismo de la inversi¨®n por el del consumo privado. Esta es tambi¨¦n la condici¨®n necesaria para que el conjunto de la econom¨ªa mundial, desde luego la eurozona, reduzca las amenazas que se ciernen sobre la continuidad de la recuperaci¨®n.
Frente a un panorama tal, las autoridades transmiten la impresi¨®n de estar superadas por la combinaci¨®n de esos registros de menor crecimiento con tensiones financieras en sus mercados. La inquietud que ofrece esa combinaci¨®n se agrava por el elevado y no del todo conocido endeudamiento p¨²blico y privado acumulado en estos a?os y de la expansi¨®n de un sistema financiero mal articulado institucionalmente, con una extensi¨®n de la denominada ¡°banca en la sombra¡±, y una creciente erosi¨®n de la confianza de los agentes econ¨®micos, nacionales y extranjeros en la capacidad para reconducir esa situaci¨®n. Una parte significativa de la deuda privada ha sido captada para su inversi¨®n en unos mercados de acciones objeto de manipulaci¨®n, m¨¢s cercanos a un casino que mecanismos eficientes de asignaci¨®n.
Las sucesivas devaluaciones del yuan o las contradictorias decisiones sobre las operaciones burs¨¢tiles son los principales exponentes de esa confusi¨®n en la pol¨ªtica econ¨®mica. La reciente adopci¨®n de medidas adicionales de est¨ªmulo de la actividad econ¨®mica como la reducci¨®n de los tipos de inter¨¦s, en 0,25 puntos hasta el 4,6%, o la del coeficiente de reservas de los bancos no ser¨¢n suficientes para restaurar esa percepci¨®n de agotamiento del modelo. Mayor transparencia y planes concretos de reforma de las instituciones econ¨®micas y financieras son las se?ales que el retorno de la confianza exige.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.