El poder transformador de las suecas
Espa?a ha sido centro de recepci¨®n de un turismo barato desde los a?os sesenta. Hoy esa industria de sol y playa es la locomotora econ¨®mica de un pa¨ªs que ha maltratado su territorio
¡°Las suecas en bikini tuvieron m¨¢s impacto que ETA. El turismo tuvo una repercusi¨®n clar¨ªsima en la liberalizaci¨®n de Espa?a¡±, dice el historiador brit¨¢nico Paul Preston, cuya exhaustiva biograf¨ªa sobre Franco se reedita, ampliada, en estos d¨ªas. Una maquinaria sociol¨®gica aceleradora, la de la industria tur¨ªstica, que el franquismo puso en marcha en los a?os sesenta "sin medios, historia ni conocimiento", seg¨²n explica Manuel Figuerola, director del Doctorado en Turismo de la Universidad Nebrija de Madrid. Y para ilustrarlo dice: ¡°En los a?os setenta hablabas en Espa?a de ecolog¨ªa y hab¨ªa que ir al diccionario¡±. Figuerola se lamenta de la falta de pol¨ªticas voluntaristas del Estado en la protecci¨®n del territorio, sobre todo el costero. ¡°Hoy podemos ser cr¨ªticos, pues aquello no es el modelo que hubi¨¦ramos querido¡±.
El modelo tur¨ªstico nacional se ha basado en la improvisaci¨®n y en la falta de cuidado por los paisajes?
Espa?a fue centro de recepci¨®n ¡°de un turismo barato, sedentario, poco exigente y de curiosidad superficial, con una demanda que sigui¨® los pasos de la oferta franquista y centr¨® sus miras en el estereotipo y en la vertiente m¨¢s kitsch y pintoresca del patrimonio espa?ol¡±, escribe Esther M. S¨¢nchez en su art¨ªculo El auge del turismo en la Espa?a de los a?os sesenta. Y el profesor de la Universidad Nebrija explica que las huellas que dej¨® el franquismo en el desarrollo tur¨ªstico fueron ¡°la improvisaci¨®n y la intencionalidad hacia tipos de turismo que no ten¨ªan en cuenta la sostenibilidad y el respeto al medio ambiente¡±. Algo que, seg¨²n diversos expertos, durante la Transici¨®n no solo no se consigui¨® frenar sino que, lamentablemente, en demasiadas ocasiones se exacerb¨®.
En retrospectiva, dos puntos de vista son posibles. Uno de ellos, de pintura expresionista y desgarrada al modo de Solana, da cuenta de la degradaci¨®n de las costas, del boom inmobiliario de malas construcciones, de la falta de una secuencia l¨®gica en la ordenaci¨®n del territorio, de la fealdad de los pueblos y la p¨¦rdida progresiva de las mejores aportaciones de la arquitectura popular, de la falta de cuidado de los paisajes agr¨ªcolas y los bosques, y de la ignorancia, descoordinaci¨®n y corrupci¨®n municipales, auton¨®micas y del gobierno central.
Desde otra perspectiva, m¨¢s optimista, el turismo tuvo un crucial efecto dinamizador en el territorio, en la cultura ciudadana y en la vida cotidiana de Espa?a, y en este sentido, seg¨²n la opini¨®n del arquitecto I?aki ?balos, director de la Escuela de Arquitectura de la Universidad de Harvard, ¡°ha sido enormemente positivo y lo que m¨¢s contribuy¨® a la democratizaci¨®n de Espa?a¡±. ¡°Ver que hab¨ªa otras vidas y que esas otras vidas eran posibles aqu¨ª¡±, resume. Un optimismo que conduce al momento de madurez del turismo espa?ol, que podr¨ªa cifrarse en 1983, con la creaci¨®n, gratuitamente, por parte del pintor Joan Mir¨®, del logotipo conocido como el Sol de Mir¨®, que comenz¨® a utilizarse en 1984 en las campa?as de Turespa?a bajo el lema: ¡°Espa?a, todo bajo el sol¡±.
Para I?aki ?balos, la b¨²squeda de un equilibrio en la mirada pasa por olvidarse de momentos ¡°absolutamente abominables¡± como la ¨²ltima burbuja inmobiliaria. En su opini¨®n, las soluciones al problema del territorio y su ordenaci¨®n pasan por diversos procesos. Un caso ejemplar ser¨ªa la destrucci¨®n de los bungal¨®s del Club Med, de 1961, que ocupaban, disturb¨¢ndolo, un bello paisaje de la Costa Brava, en la playa de Tudela-Culip del Cabo de Creus (Girona). Coordinado por los arquitectos Mart¨ª Frauch y Ton Ard¨¨vol, un equipo de 45 personas recuper¨® el paisaje original en una acci¨®n que obtuvo en 2012 el premio Rosa Barba de la bienal europea del paisaje. Sin embargo, ?balos no cree que haga falta ¡°destruir casi nada¡±.
Existen instrumentos legales para generar un mapa territorial protegido, asegura el arquitecto I?aki ?balos
¡°Tanto que hablamos de reciclaje, de reuso, de adaptaci¨®n¡±, dice, ¡°creo que hay que cambiar de mentalidad y entender que incluso la acumulaci¨®n de materiales y de energ¨ªa que existe en la costa debe ser transformada sin necesidad de soluciones dr¨¢sticas, sino pensando muchas veces en cosas muy sencillas. Son esenciales las grandes pol¨ªticas ecol¨®gicas, de preservaci¨®n y de generaci¨®n de unas jerarqu¨ªas en el territorio. Existen instrumentos legales, desde reservas y parques nacionales hasta la protecci¨®n de zonas mar¨ªtimas, para generar un mapa territorial protegido. Pero esto tiene que ser la consecuencia de un pacto pol¨ªtico a gran escala. El turismo es un tipo de actividad, como el ocio, la cultura o los sectores industriales y comerciales, que forma parte del sistema de la ecolog¨ªa urbana contempor¨¢nea, y las decisiones deben ser tomadas desde un doble punto de vista, cultural y profesional; es decir, de los pol¨ªticos y de los t¨¦cnicos. Cuando hay di¨¢logo entre los buenos t¨¦cnicos y los buenos pol¨ªticos se producen fen¨®menos como Barcelona. Cuando no hay di¨¢logo se producen fracasos estrepitosos¡±.
Manuel Figuerola cita el caso franc¨¦s, ¡°cuyo modelo tambi¨¦n fue desastroso en la Costa Azul¡±. ¡°Cuando el Gobierno tuvo conciencia de ese modelo fallido, comenz¨® a comprar territorio litoral¡±, dice. Un caso paradigm¨¢tico ser¨ªa la isla de C¨®rcega, cuyos habitantes est¨¢n muy ligados a la naturaleza por su cultura. Hoy en d¨ªa una instituci¨®n, el Conservatoire du Littoral, es propietaria del 20% de la l¨ªnea costera corsa, y la protecci¨®n del litoral frente a la urbanizaci¨®n indeseable se establece a trav¨¦s de diversas disposiciones, como la referente a los espacios pr¨®ximos a la orilla o el Documento de Aplicaci¨®n de la Ley del Litoral (DALL), elaborado por los funcionarios del Estado, que sit¨²a el l¨ªmite de las construcciones entre 1,5 y dos kil¨®metros de la l¨ªnea costera. ¡°Al final¡±, escribe Caroline Tafani en la Revista Geogr¨¢fica de los Pa¨ªses Mediterr¨¢neos, ¡°la mayor parte del litoral corso est¨¢ actualmente protegido por el dispositivo legislativo y reglamentario del Estado¡±.
Hace falta una pol¨ªtica de Estado que involucre a todos los organismos para regenerar la industria
En esta misma l¨ªnea de valoraci¨®n de una pol¨ªtica de Estado con respecto al turismo coinciden Francis Blasco, vicedecana de la facultad de Turismo de la Universidad Complutense, y el arquitecto y profesor de Proyectos de la Escuela de Arquitectura de Madrid Ignacio Pedrosa. ¡°En Espa?a hay demasiados organismos que deciden¡±, dice Blasco. ¡°La lacra del turismo arrollador, no sostenible, genera un desgaste en los recursos naturales y culturales que solo una normativa muy clara, que sea inflexible y que involucre a todos los organismos, puede detener¡±. Para Ignacio Pedrosa, la excesiva diversificaci¨®n entre lo municipal, lo auton¨®mico y el Gobierno central acaba convirti¨¦ndose ¡°en un embrollo¡±, donde las licencias se hacen innecesariamente complejas. ¡°Aunque hay asuntos en los que se han agilizado los procesos¡±, dice, ¡°en otros se han generado pol¨ªticas individualizadas menos globales¡±.
Tanto Blasco como Pedrosa citan el caso de la construcci¨®n en 2003 de un hotel de 21 plantas en la playa de El Algarrobico, en Carboneras, Almer¨ªa, como un ejemplo de la falta de planificaci¨®n sostenible y unificadora desde las pol¨ªticas del Estado. El largo y enredado proceso judicial para mantener o destruir el edificio ha sido definido por uno de los magistrados del Tribunal Supremo que estudi¨® el caso como ¡°galimat¨ªas jur¨ªdico¡±.
De los 19 millones de turistas que llegaron al pa¨ªs en 1968 se ha pasado a cerca de 65 millones en 2014
De los 19.183.973 turistas que llegaron a Espa?a en 1968 se pas¨® en 2014 a casi 65 millones, convirti¨¦ndose Espa?a en el tercer pa¨ªs en visitantes internacionales despu¨¦s de Francia (83,7 millones) y Estados Unidos (74,8). Espa?a ocupa la segunda posici¨®n de gasto de los turistas internacionales, con una cifra de 65.200 millones de d¨®lares, despu¨¦s de Estados Unidos (177.200). El secretario general de la Organizaci¨®n Mundial del Turismo (OMT), con sede en Madrid, el jordano Taleb Rifai, considera que ¡°Espa?a es hist¨®ricamente un pa¨ªs muy asentado en el mundo del turismo¡±, pues ¡°se concentr¨® en el turismo de sol y playa, que es todav¨ªa una parte muy importante de la industria¡±, a?ade, ¡°pero en los ¨²ltimos a?os se est¨¢ orientando cada vez m¨¢s en el turismo cultural y de interior, y creo que esta es la direcci¨®n correcta. Espa?a ha logrado gracias al turismo equilibrar la balanza de pagos, y el mundo la mira como un ejemplo¡±.
Pese a estos datos de crecimiento y a opiniones tan favorables como la de Rifai, el sector? atraviesa por una fase de estancamiento en lo que se refiere a los ingresos. ¡°No se observa mejora del gasto medio del turista extranjero¡±, seg¨²n un informe del pasado enero de la asociaci¨®n sectorial Exceltur (Alianza para la Excelencia Tur¨ªstica). Manuel Figuerola cree que el modelo actual tiene que cambiar. ¡°Se trata de conseguir que el turismo pase del 11,70% del PIB actual al 15%¡±, dice. ¡°Se trata de parar ese declive que est¨¢ haciendo que la estancia media de los turistas sea m¨¢s baja, lo mismo que el gasto; es decir, una oferta de menos nivel que se ve tambi¨¦n afectada por el fen¨®meno de las segundas residencias y la econom¨ªa colaborativa. Las actuales son cifras de crecimiento que no sirven. Hay que recuperar la estancia media, el gasto medio y un turismo m¨¢s diversificado hacia el interior. Y hay que conseguir un turismo hotelero m¨¢s productivo¡±.
El sector tur¨ªstico ha fijado en buena medida la identidad de Espa?a
Figuerola piensa que el principal problema estriba en que no se ha dado al turismo la importancia que se merec¨ªa desde la pol¨ªtica y la econom¨ªa. ¡°A los economistas no les gusta el turismo, lo ven de forma peyorativa¡±, dice. ¡°Hay una filosof¨ªa cr¨ªtica con respecto al turismo, que se tiene por una cosa fr¨ªvola, residual, cuando es todo lo contrario. El turismo es un gran puzle de muchas piezas que mal colocadas nos desfigura como sociedad, como cuando se desfigura un paisaje¡±.
Del Espa?a es diferente de 1948 al primer mill¨®n de turistas en 1951, los 30 millones de 1975 y los casi 65 de 2014, el sector tur¨ªstico ha fijado en buena medida la identidad de Espa?a. Y es buen momento, en el periodo de crisis actual, dice Ignacio Pedrosa, para planificar el futuro en diversas escalas: de concienciaci¨®n, de recuperaci¨®n paciente de los centros urbanos, de creaci¨®n de un plan general de la costa y de apoyo a personalidades de la pol¨ªtica con un perfil similar al de Oriol Bohigas (art¨ªfice de la transformaci¨®n de Barcelona como arquitecto jefe); Xerardo Est¨¦vez (arquitecto que fue alcalde de Santiago de Compostela) o el t¨¢ndem formado por I?aki Azkuna y el arquitecto Ibon Areso (art¨ªfices de la transformaci¨®n de Bilbao). Pedrosa piensa que ¡°no se deber¨ªa votar a ning¨²n partido que no lleve en su programa la recuperaci¨®n de la polis, que es de donde viene la palabra que los representa¡±.
El problema es principalmente pol¨ªtico, seg¨²n Manuel Figuerola. Este profesor, uno de los mayores expertos espa?oles en la industria tur¨ªstica, concluye con una pregunta: ¡°?Por qu¨¦ los grandes cerebros de la pol¨ªtica no han ca¨ªdo ni caen en ello?¡± Y ¨¦l mismo se responde: ¡°Yo no tengo ninguna esperanza, porque lo que pasa es que los pol¨ªticos no lo entienden, y esto no va a cambiar ni con Podemos ni con Ciudadanos¡±.
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