Adidas y Puma se acusan de plagio en las zapatillas
Ambos dicen que se han copiado el material sint¨¦tico de la suela, lo m¨¢s valorado en el running
La historia de Adidas y Puma, las dos grandes multinacionales alemanas fabricantes de calzado, ropa y otros productos deportivos, es tambi¨¦n la historia de una archiconocida guerra sin cuartel que iniciaron los dos hermanos, Adolf Adi Dassler, un artesano genial y extravagante y Rudolf, un vendedor talentoso y ambicioso, poco despu¨¦s de que terminara la Segunda Guerra Mundial.
Ambos fallecieron en los a?os setenta, pero la rivalidad contin¨²a. Las dos compa?¨ªas tienen su sede en Herzogenrauch, un id¨ªlico rinc¨®n b¨¢varo suspendido en el tiempo. All¨ª los negocios no son solamente negocios, sino la fachada de una contienda que dividi¨® a la poblaci¨®n de la peque?a ciudad en una versi¨®n moderna de la guerra que libraron los Capuletos y Montescos. Durante casi 70 a?os, los residentes al sur del r¨ªo Aurach, que divide la ciudad, han lucido el logotipo de tres rayas de Adidas y solo han convivido, comprado y se han divertido en tiendas y locales donde nadie que llevara una prenda de Puma se ha atrevido a entrar. Los habitantes del norte, han estado haciendo lo mismo, luciendo con orgullo en sus vestimentas el logotipo de Puma.
La eterna rivalidad que marc¨® la existencia de las firmas de los hermanos Dassler comenz¨® en un lejano 1936 en Berl¨ªn. Con ocasi¨®n de los Juegos Ol¨ªmpicos que se celebraron ese a?o en la capital del III Reich, Adolf Dassler decidi¨® viajar a la capital alemana para ofrecer sus zapatillas al atleta de color estadounidense Jesse Owens. Su hermano Rudolf, en cambio, s¨®lo quiso asociar su calzado con los atletas alemanes. Owens gan¨® cuatro medallas ol¨ªmpicas gracias a las zapatillas fabricadas por Adolf Dassler.
Cuando estall¨® la guerra, la rivalidad entre los hermanos aument¨®. Rudolf se convirti¨® en un soldado de la Wehrmacht, mientras que Adolf fue declarado no apto para combatir. Mientras dur¨® el conflicto, Rudolf aliment¨® la sospecha de que su reclutamiento hab¨ªa sido una maniobra de su cu?ada para alejarlo de la firma.
BASF ofreci¨® a las dos marcas rivales un innovador material sint¨¦tico en 2009, el poliuretano termopl¨¢stico, para ser utilizado en la suela de las zapatillas deportivas
La ruptura definitiva lleg¨® en 1948, cuando Rudolf Dassler decidi¨® crear su propia firma en la ribera norte del Aurach, a la que bautiz¨® como Puma. Un a?o m¨¢s tarde su hermano menor fund¨® Adidas (de Adi Dassler). La ruptura se convirti¨® en una guerra abierta cuando Adidas logr¨® el contrato para suministrar el equipamiento de la selecci¨®n alemana de f¨²tbol que compiti¨® en el Mundial de 1954 celebrado en Suiza, por primera vez tras la guerra. Adidas dise?¨® unas botas con tacos ajustables para que los jugadores no resbalaran si llov¨ªa. La selecci¨®n alemana se coron¨® campeona del certamen y muchos vieron en aquellas botas una ventaja competitiva.
A lo largo de los a?os siguientes, la rivalidad entre las marcas nunca se enfri¨® mientras que la intensidad de los enfrentamientos sub¨ªa y baja seg¨²n las cuestiones en disputa. Con todo, ya entrado el nuevo milenio, un ambiente de tregua duradera se hab¨ªa instalado en Herzogenrauch. Sin embargo, donde hubo fuego quedan cenizas y Adidas y Puma est¨¢n ahora enrocadas en una feroz batalla legal en la que se juegan los derechos de un multimillonario negocio del futuro.
Acusaciones de plagio
?Cu¨¢ndo y por qu¨¦ se reactiv¨® la guerra entre las empresas de los Dassler? En 2009, el gigante qu¨ªmico alem¨¢n BASF ofreci¨® a las dos marcas rivales un innovador material sint¨¦tico, el poliuretano termopl¨¢stico, para ser utilizado en la suela de las zapatillas deportivas. Adidas se adelant¨® y sac¨® al mercado en 2013 una serie de zapatillas deportivas a las que bautiz¨® como Boots. ¡°Adidas inventa una nueva amortiguaci¨®n¡±, rezaba la propaganda que hizo posible que la ense?a vendiera 12 millones de pares de zapatillas de esta serie solo en 2015. Ese mismo a?o, Puma sac¨® al mercado las zapatillas NRGY, despu¨¦s de encontrar un nuevo socio que le proveyera de los materiales qu¨ªmicos necesarios para fabricar el modelo.
Fue entonces cuando se reanud¨® la guerra. Adidas llev¨® ante los tribunales a Puma, acus¨¢ndola de plagio en la fabricaci¨®n de sus nuevas zapatillas. La batalla jur¨ªdica tiene una importancia casi existencial para las dos firmas. Una victoria de Adidas condena a Puma a quedar fuera de un mercado que promete ganancias multimillonarias. Una victoria de Puma har¨¢ posible arrebatarle el casi monopolio mundial de Adidas en la fabricaci¨®n de zapatillas. ¡°El duelo del pasado ha vuelto a revivir en una sala de justicia¡±, admiti¨® Neil Harriman, un ejecutivo de Puma abocado a la protecci¨®n legal de los productos que comercializa la firma.
Adidas no las tiene todas consigo, puesto que sufri¨® una primera derrota cuando no pudo impedir mediante un procedimiento legal de urgencia que Puma siguiera vendiendo sus nuevas zapatillas de running. La firma recurri¨® la sentencia con un argumento poco cre¨ªble para el tribunal: reiter¨® la denuncia de plagio, pero a?adi¨® que las zapatillas de su rival mostraban ¡°graves deficiencias t¨¦cnicas¡±. La respuesta de Puma fue m¨¢s convincente: ¡°Adidas solo intenta denigrar el producto de la competencia para sacarlo del mercado¡±, se?alaron sus abogados.
El 18 de abril pasado, un juez de D¨¹sseldorf rechaz¨® la demanda de Adidas, una decisi¨®n que intensific¨® una batalla judicial que amenaza con ser larga y cada vez m¨¢s virulenta. Adidas anunci¨® que recurrir¨¢ la decisi¨®n judicial mientras que Puma resalt¨® que la sentencia reconoc¨ªa en forma indirecta que ellos hab¨ªan sido los primeros en desarrollar la nueva tecnolog¨ªa para el modelo de zapatillas en disputa. ¡°Ahora tenemos el campo libre para seguir comercializando nuestras zapatillas NRGY y tambi¨¦n para poder sacar nuevos modelos al mercado¡±, dijo Harriman al comentar la sentencia del juez. Por su parte, Adidas asegur¨® en un comunicado que ¡°seguir¨¢n protegiendo sus derechos y actuando en caso de que se vulneren¡±.
Pero la cuesti¨®n no acaba ah¨ª. Alentados por la victoria legal obtenida en D¨¹sseldorf, los abogados de Puma ha contraatacado a su eterno rival y han presentado ante otro tribunal una denuncia contra Adidas por lo mismo que se les acusa a ellos, por copiar la nueva tecnolog¨ªa. Lo dicho, una guerra de nunca acabar.
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