¡°La multa habr¨ªa generado humillaci¨®n y un sentimiento antieuropeo en Espa?a¡±
Moscovici recibe a EL PA?S y la SER, poco despu¨¦s de dar a conocer que no habr¨¢ sanciones
Espa?a ha recibido en Bruselas ¡ªo en Berl¨ªn, nunca se sabe¡ª una tarjeta del tipo ¡°queda libre de la c¨¢rcel¡±. La Comisi¨®n Europea cancel¨® el pasado mi¨¦rcoles, en el tiempo de descuento, una multa por el incumplimiento de las reglas fiscales que pod¨ªa haber supuesto un buen mordisco econ¨®mico (hasta 2.200 millones). Y que, sobre todo, equival¨ªa a una feroz dentellada pol¨ªtica, un estigma de primera magnitud en uno de los pa¨ªses europeos m¨¢s golpeados por la crisis, sin Gobierno desde hace meses y con una fea cicatriz en forma de 20% de paro
Elegir es desechar: dejar de lado. En una Bruselas que tiende a aferrarse a oscuras normas y procedimientos y a un lenguaje retorcido y abstruso para explicar el m¨¢s m¨ªnimo movimiento, el comisario europeo Pierre Moscovici (Par¨ªs, 1957) elige la v¨ªa directa, pol¨ªtica, para exponer el porqu¨¦ de esa cancelaci¨®n: ¡°Imponer multas habr¨ªa generado un sentimiento antieuropeo y una percepci¨®n de humillaci¨®n en un pa¨ªs como Espa?a, que ha hecho enormes sacrificios en los ¨²ltimos tiempos¡±. ¡°El enfoque correctivo no es el m¨¢s adecuado ahora que vemos c¨®mo los ciudadanos dudan de la UE¡±.
Moscovici recibe a EL PA?S y la SER en una sala cercana a la zona de prensa de la Comisi¨®n, poco despu¨¦s de dar a conocer que no habr¨¢ sanciones. Est¨¢ visiblemente satisfecho: acaba de ganarle la mano al ala m¨¢s dura del Ejecutivo comunitario, a los halcones que se decantaban por una multa m¨ªnima, pero no nula, para Espa?a y Portugal. ¡°Los espa?oles han hecho esfuerzos considerables, han sufrido una crisis terrible, con un ¨ªndice de paro que a¨²n ronda el 20% y un desempleo juvenil del 50%¡±. ¡°Los Gobiernos de Espa?a y Portugal, adem¨¢s, han contra¨ªdo con nosotros verdaderos compromisos¡±, remacha.
En espa?ol se contraen deudas, enfermedades, matrimonios y responsabilidades: Moscovici ha sido el principal abogado defensor de la multa cero, pero inmediatamente despu¨¦s de explicar las razones de la cancelaci¨®n se aferra a los compromisos adquiridos. No hay comidas gratis: Bruselas quiere una dosis adicional de recortes. Madrid deber¨¢ rebajar el d¨¦ficit del 4,6% al 3,1% del PIB en 2017 con un presupuesto duro; con una nueva ronda de austeridad. La Comisi¨®n asume que no habr¨¢ ajustes este a?o por las dificultades pol¨ªticas, pero exige 10.000 millones de tijeretazo estructural (sin la ayuda del crecimiento): 5.000 en 2017 y otros 5.000 millones en 2018. De lo contrario, reaparecer¨¢ con la guada?a: si Espa?a incumple de nuevo sus metas, ¡°puede ver congelados los fondos estructurales¡± por importe de m¨¢s de 1.000 millones, apunta Moscovici, y, lo que es peor, se expondr¨ªa a una sanci¨®n autom¨¢tica de 5.000 millones.
Ese 3,1% de d¨¦ficit p¨²blico en 2017 es una especie de Himalaya: una vez m¨¢s, Bruselas elige un objetivo dif¨ªcil de cumplir cuando la recaudaci¨®n de alguno de los grandes impuestos est¨¢ en ca¨ªda libre. Moscovici, en fin, no cree que eso sea demasiado pedir: ¡°Espa?a tiene dos a?os para cumplir con el d¨¦ficit del 3% del PIB. Nos decantamos por dos a?os viendo las cifras que facilitan las propias instituciones espa?olas, y despu¨¦s de una reuni¨®n con el ministro Luis de Guindos en China. Pasar de un d¨¦ficit del 4,6% del PIB en 2016 a menos del 3% en un solo a?o era un esfuerzo econ¨®mico tan grande que el impacto econ¨®mico pod¨ªa haber sido muy negativo¡±. ?Y no es excesivo ese salto del 4,6% al 3,1%, que suponen 15.000 millones aunque el PIB avance a una velocidad de crucero notable? ¡°Bajar por debajo del 3% s¨ª hubiera supuesto romper la recuperaci¨®n. Romper la econom¨ªa espa?ola. Y La Comisi¨®n no est¨¢ aqu¨ª para eso: hemos elegido dos a?os para compatibilizar los ajustes presupuestarios con el crecimiento¡±, reitera.
M¨¢s recortes
?A qu¨¦ se comprometi¨® Guindos en China para eludir la sanci¨®n? Ese es el quid de la cuesti¨®n. El Gobierno present¨® en sus alegaciones contra la multa un endurecimiento del impuesto de Sociedades por importe de 6.000 millones. Pero la sospecha es que tiene que haber algo m¨¢s: la propia Comisi¨®n, junto a la senda fiscal, ha emplazado a Espa?a esta semana a subir el IVA y establecer controles m¨¢s estrictos sobre las autonom¨ªas y los contratos p¨²blicos. Moscovici no revela el contenido de la conversaci¨®n con Guindos, pero los espa?oles deber¨ªan prepararse para un presupuesto casi franciscano en 2017. ¡°Guindos hizo promesas concretas y esas promesas deber¨¢n respetarse¡±, dice el comisario con sequedad.
¡°La cancelaci¨®n de la multa evita un sentimiento de humillaci¨®n que ser¨ªa muy negativo, pero a la vez la decisi¨®n es cre¨ªble porque Espa?a asume compromisos. Los presupuestos tienen que ser veros¨ªmiles: deben incluir medidas fiscales estructurales que aporten 5.000 millones. Tenemos una cita en octubre: Espa?a tiene que ser muy seria con sus cuentas si no quiere que los fondos queden suspendidos¡±. Y si quiere impedir que el procedimiento de infracci¨®n pase a mayores.
Socialista, reformista y franc¨¦s
Decir que un pol¨ªtico europeo tiene un pasado trotskista es casi un pleonasmo: como decir cine americano. Socialdem¨®crata, reformador y disc¨ªpulo del ca¨ªdo Dominique Strauss-Kahn, Moscovici lleg¨® a Bruselas con una de las carteras m¨¢s influyentes (Asuntos Econ¨®micos, algo as¨ª como zar de las reglas fiscales), aunque tiene por encima al vicepresidente Valdis Dombrovskis, defensor de las multas, al que ha derrotado en esa batalla.
Moscovici es un producto genuinamente europeo: nacido en 1957 (a?o del Tratado de Roma), es hijo de una psicoanalista de origen polaco y de un soci¨®logo rumano, ambos jud¨ªos. Tras graduarse en la ENA, curs¨® estudios de filosof¨ªa y econom¨ªa ¡ªm¨¢s pleonasmos¡ª y se convirti¨® al socialismo en 1984. Trabaj¨® en el gabinete de Lionel Jospin antes de ser eurodiputado. Fue ministro en varias ocasiones. Y hace 25 a?os, por cierto, coescribi¨® un libro con un tal Fran?ois Hollande en el que criticaba las reformas liberales del Gobierno socialista de entonces. ?l mismo defiende ahora tanto ese tipo de medidas como presume de su filiaci¨®n socialdem¨®crata. La excepci¨®n francesa del Partido Socialista sol¨ªa ser menos sumisa al liberalismo que el resto de la izquierda europea; tal vez eran otros tiempos.
¡°Gobierno cuanto antes¡±
Nada de eso ser¨¢ f¨¢cil sin Gobierno: es evidente. ¡°Bruselas quiere que haya un Gobierno lo antes posible en Espa?a¡±, dispara el comisario. ¡°Lo primero para poner en orden las cuentas p¨²blicas es que haya un Gobierno. No solo un Gobierno en funciones: un Gobierno con una mayor¨ªa capaz de tomar decisiones, de cumplir los compromisos. Es lo que esperamos y lo que Espa?a necesita. Por eso hemos tratado de ser cuidadosos con los dos a?o extra: con un Gobierno propiamente dicho habr¨ªa bastado un a?o¡±.
Bruselas es consciente de que se la juega con Espa?a y Portugal, b¨¢sicamente por las cr¨ªticas en los pa¨ªses acreedores, que acusan al Ejecutivo europeo de haber herido de muerte el Pacto de Estabilidad. El jefe del Eurogrupo, el holand¨¦s Jeroen Dijsselbloem, ha subrayado que la cancelaci¨®n de la sanci¨®n es ¡°decepcionante¡±. El ministro alem¨¢n Wolfgang Sch?uble se enfrenta a un alud de cr¨ªticas por parte de los liberales y de la extrema derecha, e incluso dentro de su propio partido, por haber presionado para evitar la multa. Moscovici se escuda en que discuti¨® la decisi¨®n ¡°con la mayor¨ªa de los ministros del euro¡±, y no encontr¨® apetito por la multa.
?Nunca habr¨¢ sanciones? Sabedor de que los siguientes en la lista eran intocables ¡ªFrancia e Italia¡ª, Moscovici esboza media sonrisa y se aventura a responder con m¨¢s y m¨¢s preguntas en esta fase de la crisis plagada de aventuras y desventuras para la eurozona: ¡°?Qu¨¦ es lo m¨¢s eficaz? ?El castigo que desmoraliza, que lleva a detestar a Europa y que en la pr¨¢ctica tampoco es disuasivo porque en todo caso hubi¨¦ramos impuesto sanciones m¨ªnimas? ?O la amenaza de sanciones fuertes y de objetivos fiscales que conduzca a modificar conductas y a obtener aut¨¦nticos resultados?¡±.
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