La financiaci¨®n de la viudedad irrumpe en la reforma de la Seguridad Social
El Congreso abordar¨¢ si las pensiones de supervivencia se pagan con presupuestos
El Pacto de Toledo se viste de largo. La comparecencia de la ministra de Empleo, F¨¢tima B¨¢?ez, el d¨ªa 22, ante esta comisi¨®n parlamentaria en la que se debaten las reformas de pensiones supondr¨¢ el comienzo de un debate, que todos los grupos prev¨¦n fren¨¦tico, para asegurar la financiaci¨®n de una Seguridad Social que va camino de encadenar seis a?os en n¨²meros rojos. Uno de los principales puntos del debate se prev¨¦ que sean las pensiones de viudedad y orfandad y si hay que pagarlas con presupuestos generales del estado o de cotizaciones. La idea la lanz¨® CC OO en 2013. Y el Gobierno, con los mismos responsables en esta nueva legislatura, recogi¨® el guante en los ¨²ltimos presupuestos.
En Espa?a hay 2,3 millones de pensiones de viudedad, que en un 92% reciben mujeres. Son bajas, la pensi¨®n media no llega a los 640 euros mensuales, y el 35% ya precisan de un complemento (los llamados ¡°a m¨ªnimos¡±) porque lo cotizado no da para una paga m¨ªnima.
Pagar ¨ªntegramente de los presupuestos los casi 21.000 millones de viudedad (el Estado ya asume 6.500 millones de ellos por los complementos a m¨ªnimos), cerrar¨ªa gran parte del agujero del instituto previsor, que este a?o rondar¨¢ los 18.000 millones. A los parlamentarios de la antigua Converg¨¨ncia y al PNV les suena bien, aunque en el ¨²ltimo caso matizan que eso no tendr¨ªa que implicar un impuesto espec¨ªfico nuevo. Aina Vidal, portavoz en la comisi¨®n del grupo Unidos Podemos - En Com¨² Podem,? se muestra abierta a la propuesta ¡°si se mantiene la financiaci¨®n y no hay recorte¡±.
A Ciudadanos, en cambio, no les gusta como suena esta propuesta. Para el partido naranja, "no cambia mucho el problema abordar esto con impuestos". Tampoco muestra comprensi¨®n Mari Carmen Barrera, de UGT. La responsable de pol¨ªticas sociales del sindicato lo rechaza. No entiende ¡°la resistencia a financiar [todas] las pensiones contributivas con impuestos, como pasa en Europa¡±, una de las medidas que propone su sindicato. En una postura similar est¨¢ el PSOE. En ambos casos late el temor de que si estas pensiones no se financian con cotizaciones ¨Calgo que probablemente se dilatar¨ªa durante a?os-, dejen de ser contributivas, pasen a ser meramente asistenciales y eso conlleve recortes. Estos ¨²ltimos pasos tambi¨¦n lo rechazaba hace d¨ªas un destacado miembro del Ministerio de Empleo.
Felipe Serrano, de la Universidad de Pa¨ªs Vasco, es uno de los expertos en pensiones m¨¢s firmemente partidarios de la medida. ¡°Habr¨ªa que dotarlas de una aportaci¨®n finalista¡±, se?ala, lo que a?adir¨ªa recursos a la Seguridad Social. S¨ª que advierte de que esta medida, que no cree que tenga que conllevar recortes, acabar¨ªa por convertir las prestaciones de viudedad en asistenciales. ¡°El cambio no es tan inocuo¡±, se suma Sergi Jim¨¦nez, de la Universidad Pompeu Fabra, ¡°si lo haces pasa a tener un criterio m¨¢s asistencial¡±.
Daniel Hern¨¢ndez, director de la revista Econom¨ªa espa?ola y protecci¨®n social, discrepa de que un cambio en la fuente de financiaci¨®n implique cambio de naturaleza. ¡°[Eso] no significa que las pensiones tengan que tener el mismo dise?o que en la actualidad¡±, contin¨²a.
Y es que en paralelo a ese debate, enmarcado en los apuros financieros de la Seguridad Social, corre otro: ?tendr¨¢n sentido en el futuro las pensiones de viudedad como est¨¢n configuradas hoy? La ley de Seguridad Social actual naci¨® en 1963, cuando la tasa de actividad femenina se situaba en el 20%. El objetivo era, como explica la profesora de la UNED, Elisa Chuli¨¢, en un art¨ªculo en Pol¨ªtica Exterior, ¡°proteger, mediante modestas rentas vitalicias, a mujeres que mayoritariamente hab¨ªan dedicado su vida al cuidado del hogar y de los hijos, y que sufr¨ªan un quebranto econ¨®mico irreparable cuando fallec¨ªan sus maridos¡±.
Hoy la tasa de actividad femenina es del 53,6% y del 80% o m¨¢s entre los 25 y los 50 a?os. Esto lleva a Chuli¨¢ a plantear el debate de si hay que cambiar en el futuro la configuraci¨®n actual, a grandes rasgos similar a la de 1963, ¡°sin que eso deba entenderse como una invitaci¨®n a recortar gasto social o en viudedad¡±.
Bajando a lo concreto, Serrano, siempre con largos periodos transitorios de implantaci¨®n, se?ala algunos puntos que pueden considerarse como que el derecho de percepci¨®n est¨¦ sujeto a no alcanzar un nivel m¨ªnimo de renta o que haya un l¨ªmite m¨ªnimo de edad (en Europa es algo com¨²n y en Espa?a existi¨® hasta 1972 el l¨ªmite m¨ªnimo de los 45 a?os, excepto si hab¨ªa hijos). Tambi¨¦n habla de limitar la compatibilidad entre pensi¨®n y trabajo, algo que rechaza Jim¨¦nez.
Carlos Bravo, de CC OO, rechaza que sea el momento de abrir este debate. Defiende que un cambio de financiaci¨®n solo supone eso. Nada m¨¢s. ¡°No cambia la naturaleza jur¨ªdica¡±. Y niega que mezclar la discusi¨®n. ¡°Ahora se traba de equilibrar financieramente el sistema, el otro se dar¨¢ en el futuro¡±, zanja. En este punto s¨ª que coincide con Barrera, de UGT, que ¡°admitir¨ªa abrir el debate en el futuro¡±, pero no de la mano de un cambio de naturaleza que ¡°llevar¨ªa a una devaluaci¨®n¡±.
Por su parte, Carles Campuzano, del ahora llamado Partido Dem¨®crata Catal¨¢n, tampoco cierra la puerta a una redefinici¨®n futura de estas prestaciones, pero recuerda que hay que partir de las recomendaciones que el Pacto de Toledo hizo en su edici¨®n anterior en las que se apuntaba a la ¡°suficiencia econ¨®mica para las mujeres mayores que viven solas¡±.
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