Amos del campo y la ciudad
La argentina Cresud es propietaria de 800.000 hect¨¢reas de cultivo en cuatro Estados sudamericanos
En Argentina, como en muchos otros pa¨ªses, las tierras productivas suelen considerarse un patrimonio familiar casi sagrado que debe ser legado a las futuras generaciones. En 1994, la empresa Cresud decidi¨® romper con ese concepto tan extendido para dedicarse a la compra de campos a gran escala, sobre todo en zonas marginales, con el fin de volverlos altamente productivos y, algunos a?os m¨¢s tarde, venderlos en extensiones de menor tama?o. Esa compa?¨ªa, que entonces acababa de cambiar de due?os y contaba con 20.000 hect¨¢reas, hoy es propietaria de unas 800.000 repartidas entre Argentina, Brasil, Paraguay y Bolivia. Se ha convertido en el mayor grupo de desarrollo rural de Sudam¨¦rica.
?¡°Lo que nos proponemos es incorporar tierras al mundo para producir los alimentos que necesita¡±, afirma Alejandro Elsztain, gerente general de Cresud, en las oficinas corporativas que la empresa tiene en el centro de Buenos Aires. La compa?¨ªa que dirige este ingeniero agr¨®nomo de 50 a?os cotiza en el Nasdaq desde 1997 y, en los ¨²ltimos 15 a?os, se ha convertido en un gran consorcio con intereses en sectores tan variados como el hotelero, inmobiliario, centros comerciales y banca. Esa transformaci¨®n fue resultado de una integraci¨®n del grupo que comenz¨® a cimentar hace unos 30 a?os el hermano mayor de Alejandro: Eduardo Elsztain, presidente y accionista mayoritario (35%) de Cresud, a trav¨¦s de la firma Ifisa. Esta ¨²ltima sociedad, radicada en Uruguay, tambi¨¦n tiene el 81% de las acciones de Austral Gold, due?a de minas de plata y oro en Argentina y Chile.
La torre porte?a que acoge las oficinas de Cresud, situada a 600 metros de la plaza de Mayo, es una de las numerosas propiedades de Irsa, una subsidiaria de Cresud que es due?a del mayor portafolio inmobiliario de Argentina. Sus activos incluyen la gran mayor¨ªa de los centros comerciales de Buenos Aires, participaciones del 50% en hoteles de lujo como el emblem¨¢tico Llao Llao de San Carlos de Bariloche o el Lipstick Building, una torre de 34 pisos ubicada en el centro de Manhattan. A ello se suma un 30% de las acciones del Banco Hipotecario, uno de los grandes de Argentina, del que Irsa tiene el control pol¨ªtico. Con esa empresa de propiedades urbanas comenz¨®, a principios de los a?os noventa, el extraordinario crecimiento empresarial de Eduardo Elsztain. La ¨²ltima gran apuesta del grupo fue la compra de IDB Development Corporation, uno de los mayores grupos econ¨®micos de Israel, del que Irsa obtuvo el control en octubre de 2015. Due?o de una de las mayores fortunas de Argentina, el presidente de Cresud es miembro del World Economic Forum y se integra en la junta directiva del Congreso Jud¨ªo Mundial.
Sus activos incluyen la gran mayor¨ªa de los centros comerciales de Buenos Aires y una torre de 34 pisos ubicada en el centro de Manhattan
¡°Mi hermano fue un visionario que ya en 1994 se fij¨® en Asia, dec¨ªa que la mejora de su PIB per capita iba a significar, en primer lugar, un cambio en la alimentaci¨®n, eso que hoy sabe todo el mundo¡±, afirma el gerente de Cresud. El gran crecimiento del negocio agropecuario se explica, seg¨²n Elsz?tain, tanto por haberse anticipado a ese fen¨®meno que elev¨® los precios de los granos que exporta Am¨¦rica Latina como por el buen uso de los mercados de capitales que el grupo ha hecho desde sus inicios. ¡°Fuimos la primera empresa agropecuaria en cotizar en la Bolsa de Buenos Aires y en EE UU; y tambi¨¦n fuimos pioneros en el parqu¨¦ de S?o Paulo con nuestra empresa Brasilagro, que tambi¨¦n cotiza en Nueva York¡±, afirma Elsztain.
Ser una empresa de capital abierto les ha dado el respaldo financiero necesario para adquirir enormes extensiones de tierras, que, a su vez, requieren grandes inversiones para ser productivas. Ya sea en la provincia de Salta, en el norte argentino; o en los Estados de Piau¨ª y Bah¨ªa, del noreste brasile?o, Cresud ha desarrollado cientos de miles de hect¨¢reas en zonas que hasta entonces no eran muy productivas y hoy se dedican a ganader¨ªa, agricultura (granos y ca?a de az¨²car) y explotaciones lecheras.
Or¨ªgenes inmobiliarios
La historia del grupo puede remontarse a una importante empresa inmobiliaria que cre¨® en Buenos Aires el abuelo de los Elsz?tain, un inmigrante que lleg¨® a Argentina desde Polonia a principios del siglo XX. Aunque ese negocio se derrumb¨® en la d¨¦cada de los ochenta, en los turbulentos a?os de la hiperinflaci¨®n de Argentina, el nombre de la familia segu¨ªa siendo conocido en el sector, algo que sirvi¨® a las iniciativas del actual presidente de Cresud. Pero no solo con prestigio se levanta una compa?¨ªa de m¨¢s de 30.000 empleados. A principios de los noventa, un espaldarazo importante vino del magnate hungaroestadounidense George Soros, a quien Eduardo Elsztain convenci¨® de invertir en el pa¨ªs sudamericano.
¡°Un a?o en el que mi hermano decidi¨® pasar un tiempo en Estados Unidos, consigui¨® una reuni¨®n con Soros y lo convenci¨® para invertir en el mercado de capitales de Argentina. Soros le pregunt¨® cu¨¢nta plata quer¨ªa y empezaron con 10 millones de d¨®lares¡±, resume el gerente de Cresud. Los nuevos socios comenzaron a invertir en la Bolsa y, tras obtener ¡°ganancias espectaculares¡±, se volcaron primero en el negocio inmobiliario y, pocos a?os despu¨¦s, en el agropecuario. La sociedad con Soros dur¨® poco m¨¢s de una d¨¦cada. Comenz¨® a disolverse cuando los mercados ya preve¨ªan el colapso de la econom¨ªa argentina, que se produjo en 2001. ¡°Soros le propon¨ªa a mi hermano vender, pero nosotros le compramos su parte porque no quer¨ªamos retirarnos de Argentina¡±, explica Elsztain. La d¨¦cada siguiente, marcada por los altos precios internacionales de la soja y un auge del consumo y la construcci¨®n en Argentina, dieron el impulso definitivo a Cresud.
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