Econom¨ªa sin alma
?Puede el capitalismo volver a reconciliar crecimiento con progreso social? Porque de eso va la crisis. La ruptura ese v¨ªnculo es la madre de las convulsiones pol¨ªticas de nuestras sociedades. Un v¨ªnculo que funcion¨® bien las tres d¨¦cadas siguientes a la postguerra, pero que se rompi¨® a partir de finales del siglo pasado. Hay que reconstruirlo, por que no hay alternativa viable al capitalismo.
Pero, ?tenemos alg¨²n criterio moral capaz de alejar a la econom¨ªa de su orientaci¨®n al dinero sin volver a los nacionalismos beligerantes de los a?os 30? ?Qu¨¦ instituciones, pol¨ªticas y teor¨ªas econ¨®micas necesitamos para orientar los mercados al bien com¨²n?
Estamos desconcertados. Necesitamos discutir sobre la orientaci¨®n del progreso pero ya no sabemos hablar de estas cosas. Nuestros gobiernos est¨¢n desnortados. Practican una econom¨ªa de vuelo gallin¨¢ceo. Una econom¨ªa sin alma. Y sin alma moral los mercados dejan de ser buenas sirvientas del bien com¨²n para convertirse en amas. Tanto la socialdemocracia como los conservadores no tienen otra gu¨ªa que el crecimiento del PIB y un difuso concepto de bienestar social. Hablan de reformas que s¨®lo acent¨²an la desconexi¨®n entre crecimiento y progreso. ?Qu¨¦ hacer, entonces?
En situaciones desconcierto conviene volver a los cl¨¢sicos. El pensador m¨¢s ¨²til es John Maynard Keynes.
En situaciones desconcierto conviene volver a los cl¨¢sicos. No dan la soluci¨®n a nuestros problemas, pero ayudan a enfocarlos con m¨¢s perspectiva. El pensador m¨¢s ¨²til es John Maynard Keynes. Fue la mente m¨¢s l¨²cida del primer tercio del siglo pasado. Enfrentado a los efectos de dos guerras mundiales y a una Gran Depresi¨®n, que minaron las bases de la econom¨ªa y la sociedad de su tiempo, tuvo el coraje de ir a contracorriente. Contribuy¨® como ning¨²n otro a formular una nueva v¨ªa para reconciliar el capitalismo y progreso y salvar a la sociedad occidental de la deriva colectivista en la que cay¨® Europa del Este.
Releer a Keynes permite identificar cuatro elementos que son ¨²tiles para enfocar los problemas de hoy.
Primero. Dio a la econom¨ªa un fin moral: la b¨²squeda de una ¡°sociedad armoniosa¡±, orientada a la ¡°vida buena¡± de los ciudadanos. A partir de los a?os 80s la econom¨ªa perdi¨® esa alma. Hoy necesitamos devolv¨¦rsela.
Segundo. Identific¨® el paro masivo como la mayor amenaza. Su gran aportaci¨®n fue inventar la macroeconom¨ªa. Y utilizar la pol¨ªtica macroecon¨®mica para lograr el pleno empleo. La noci¨®n de ¡°multiplicador fiscal¡± fue clave en su recomendaci¨®n a los gobiernos para utilizar la pol¨ªtica fiscal para salir de la depresi¨®n. Cuestionado por las corrientes econ¨®micas dominantes de las ¨²ltimas d¨¦cadas, hoy este concepto vuelve a ser el centro de debate sobre las pol¨ªticas de fiscales que necesitamos.
Tercero. Identific¨® las causas que est¨¢n detr¨¢s de las crisis financieras. Su distinci¨®n entre situaciones de ¡°riesgo¡± y de ¡°incertidumbre¡± fue crucial en su an¨¢lisis de la inestabilidad del capitalismo. Las actividades m¨¢s afectadas por la incertidumbre sobre el futuro son las finanzas y los mercados de inversi¨®n. De ah¨ª se recomendaci¨®n de atar en corto las finanzas y de intervenci¨®n p¨²blica para fomentar la inversi¨®n. Sin embargo, en los a?os de auge la incertidumbre desapareci¨® de la teor¨ªa econ¨®mica y de las pol¨ªticas. Eso favoreci¨® la desregulaci¨®n financiera y la crisis de 2008. Hoy el tratamiento adecuado de la incertidumbre de las finanzas y de la inversi¨®n vuelve a ser indispensable para evitar nuevas crisis financieras y definir el nuevo rol del Estado.
Cuarto. Elabor¨® un nuevo enfoque de las relaciones entre econom¨ªa nacional e internacional. La Gran Depresi¨®n le hizo virar desde el librecambismo de su juventud a una actitud m¨¢s prudente sobre la globalizaci¨®n. Se?al¨® que toda sociedad se enfrenta a un trilema pol¨ªtico: escoger que grado de globalizaci¨®n desea, que sistema de tipo de cambio prefiere (fijo o variable) y que margen de maniobra defiende para las politicas nacionales. Escogidos dos de esos objetivos el tercero queda supeditado. Su idea fue que la globalizaci¨®n absoluta del comercio y de los capitales da?a la armon¨ªa nacional y la paz internacional. De ah¨ª su defensa de un cierto proteccionismo, de un sistema de tipos de cambio fijos pero ajustables y de un margen para la experimentaci¨®n nacional de pol¨ªticas. Hoy ese trilema vuelve a ser el centro del debate tanto sobre la globalizaci¨®n internacional como sobre la integraci¨®n europea.
La riqueza del pensamiento de Keynes va mucho m¨¢s all¨¢ de lo que acabo de se?alar. Pero lo dicho permite ver que su relectura es una buena gu¨ªa para afrontar los problemas actuales. La condici¨®n b¨¢sica es identificar un fin moral para la economia. Necesitamos una econom¨ªa con alma. S¨®lo as¨ª las pol¨ªticas, las instituciones y las ideas podr¨¢n reconciliar crecimiento con progreso social. La elecci¨®n es civilizar al capitalismo o la barbarie.
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