Barreras comerciales invisibles para la comida espa?ola
El sector agroalimentario alerta del auge de las trabas de pa¨ªses de fuera de la UE
Los sectores agrario y alimentario, con unas ventas en el exterior en 2016 de unos 46.000 millones de euros, se han constituido en los ¨²ltimos a?os en uno de los principales exportadores del conjunto de la actividad econ¨®mica. En el caso concreto de la industria alimentaria, en 2015 super¨® por primera vez los 26.000 millones de euros en sus ventas internacionales, con un crecimiento anual de dos d¨ªgitos, porcentajes muy superiores a los de otros pa¨ªses rivales del entorno. Ello ha permitido a Espa?a convertirse en el cuarto pa¨ªs exportador de productos alimentarios en la Uni¨®n Europea, al nivel de Italia y solamente por detr¨¢s de Holanda, Alemania y Francia.
En este comportamiento del sector han jugado un papel importante el volumen y la calidad de las producciones agrarias; la imagen positiva del turismo y de la gastronom¨ªa espa?ola en el mundo; las campa?as de promoci¨®n y la capacidad de innovaci¨®n de una industria con un gran relevo generacional. Sobre unas 30.000 empresas, la mayor¨ªa familiares, casi 17.000 han hecho alguna venta en el extranjero.
Seg¨²n esos datos, se podr¨ªa pensar que los productos agroalimentarios espa?oles lo tienen f¨¢cil para entrar en todos los mercados. Sin embargo, fuera de la UE, el sector se enfrenta a diario a todo tipo de barreras a?adidas que aplican diferentes pa¨ªses, entre los grandes mercados como EE UU, China, Jap¨®n o Sud¨¢frica, al margen de las reglas de la Organizaci¨®n Mundial de Comercio (OMC). Rusia mantiene su cierre con la UE por razones pol¨ªticas.
Las barreras se levantan en muchos casos con el argumento de la seguridad alimentaria, en otros en defensa de sus cultivos ante posibles plagas; y tambi¨¦n a trav¨¦s de lentos procesos burocr¨¢ticos, controles o an¨¢lisis en puerto sin fecha de ejecuci¨®n, con el consecuente deterioro de la mercanc¨ªa. Todo esto provoca que muchos productores renuncien a operar en algunos mercados. ¡°En EE UU, con los nuevos sistemas de control en puerto, pr¨¢cticamente se te quitan las ganas de exportar un producto perecedero por la posibilidad de que se deteriore a la espera de los an¨¢lisis de los contenedores, adem¨¢s del gasto que eso supone¡±, se?ala el director de la consultora Ibertrade, Antonio Luis P¨¦rez.
Todas estas trabas suponen un duro trabajo para la entrada a cada pa¨ªs y por cada producto en un escenario pol¨ªtico donde, aunque los acuerdos y protocolos los marcan las autoridades comunitarias, es igualmente importante el papel de cada Gobierno para facilitar el comercio. En el caso de Espa?a, el sector agroalimentario coincide en la necesidad de mejorar la coordinaci¨®n entre Agricultura, Sanidad y Comercio, e incluso unificar las competencias en un solo organismo. Agricultura intent¨® recientemente avanzar en esa direcci¨®n y se top¨® con la oposici¨®n de los t¨¦cnicos comerciales. El sector reclama igualmente a Bruselas que a las importaciones de terceros pa¨ªses se les exija el mismo celo en materia de calidad y seguridad alimentaria.
El sector hortofrut¨ªcola, uno de los buques insignia de las ventas espa?olas en el exterior con un volumen en el ¨²ltimo a?o de 12,3 millones de toneladas por valor de 12.700 millones de euros, vende el 90% de lo que produce dentro de la UE. Esta es la raz¨®n por la que el sector reclama acuerdos para la apertura de nuevos mercados y, sobre todo, para evitar las trabas a la importaci¨®n, aun cuando se aporten los certificados sanitarios en vigor y ya pactados. Porque, aparte de los acuerdos que suscribe la UE, cada pa¨ªs debe firmar el correspondiente protocolo, que puede prolongarse hasta 10 a?os. Con China, por ejemplo, el protocolo solo contempla la apertura de su mercado para el melocot¨®n y la ciruela. Con Sud¨¢frica existe solo para frutas de hueso y uva de mesa y con Jap¨®n se negocia para el caqui y el tomate. Para el director de la Federaci¨®n de Productores y Exportadores de Frutas y Hortalizas (Fepex), Jos¨¦ Mar¨ªa Pozancos, las largas negociaciones de los protocolos de entrada con cada pa¨ªs son simples t¨¢cticas proteccionistas.
Aceite, carne y vino
En el aceite de oliva, Espa?a es l¨ªder mundial con una exportaci¨®n media de casi 900.000 toneladas por valor de unos 3.700 millones de euros. De ese volumen, 400.000 toneladas se venden a otros pa¨ªses comunitarios y el resto se comercializa en un centenar de pa¨ªses, donde destacan EE UU, China, Jap¨®n y Australia. En el sector aceitero, las principales dificultades vienen por la existencia de una normativa de calidad aprobada por el Consejo Ole¨ªcola Internacional y asumida por todos los grandes productores, pero no por los consumidores como EE UU, que defiende que un aceite se valore por su frescura para apoyar las cosechas propias, y no por sus otras cualidades.
No es menor el calvario del sector de las carnes frescas y de los productos derivados, con ventas de unos dos millones de toneladas por valor de 5.000 millones de euros, de los que m¨¢s de un 30% son de terceros pa¨ªses. Los principales obst¨¢culos radican en los grandes compradores como Estados Unidos, China o Jap¨®n, adem¨¢s de otros como M¨¦xico. En todos los casos, los problemas radican en las duras exigencias de cada uno de esos pa¨ªses con los mataderos espa?oles para figurar en la lista de exportadores autorizados. Hoy solo 21 empresas pueden exportar carne y embutidos a China y 23 a Estados Unidos.
En cuanto al vino, con ventas externas valoradas en 2.700 millones de euros y de las que el 30% se destina a terceros pa¨ªses, las principales barreras son las normas muy estrictas, m¨¢s all¨¢ de las exigidas por la Oficina Internacional del Vino sobre residuos y aditivos. Aqu¨ª destacan las duras barreras de pa¨ªses como Brasil, India, M¨¦xico, China y Jap¨®n.
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