Guerra en C¨¢diz por una tajada de queso de cabra payoya
Los empresarios de la sierra gaditana se enfrentan por las certificaciones y el protagonismo de su afamado producto gourmet
No hay guerra que enfrente al hombre que no tenga su g¨¦nesis en el choque de intereses pol¨ªticos o econ¨®micos. Eso no significa que el inicio de la batalla venga por un hecho especialmente significativo. Y este conflicto no es una excepci¨®n. La caja de Pandora de la sierra de C¨¢diz huele a queso gourmet. Queso de cabra payoya y oveja merina grazaleme?a, para m¨¢s se?as. Y se ha abierto por un encontronazo aparentemente nimio: el boicot de la mayor parte de las queser¨ªas de la sierra a la reputada novena Feria del Queso que organizaba este fin de semana Villaluenga del Rosario, uno de los pueblos de esta zona.
La producci¨®n de quesos en la sierra gaditana tiene una historia constatada de m¨¢s de 700 a?os. Las especies aut¨®ctonas, hoy en peligro de extinci¨®n?¡ªla cabra payoya y la oveja merina grazaleme?a¡ª, son la clave del proceso artesanal. ¡°En esta zona se junt¨® la quintaesencia de un producto gourmet: un clima excepcional (en referencia a la elevada pluviosidad del Parque Natural de la sierra de Grazalema), dos razas ¨²nicas y un pastoreo tradicional y en semilibertad¡±, desgrana Ignacio L¨®pez, antrop¨®logo, profesor de la Universidad Aut¨®noma Metropolitana de M¨¦xico y miembro del grupo Tecude (Territorio, Cultura y Desarrollo) de la Universidad de Sevilla.
En 1992, los elevados requisitos sanitarios establecidos por Europa para los productos l¨¢cteos por poco dan al traste con la tradici¨®n. Sin embargo, el sector se sobrepuso y ha tomado br¨ªos no conocidos. Hoy son m¨¢s de 20 las queser¨ªas de la zona, generan 150 empleos directos y atesoran premios en los concursos de los mejores quesos del mundo en variedades diversas (semicurado o curado y con leche de cabra, oveja o mezcla).
Un gentilicio convertido en marca comercial
Esta guerra del queso de la sierra es el primer conflicto de trascendencia en el sector, pero no es el primer encontronazo que se produce en su seno. Una de las empresas m¨¢s potentes y pioneras (fundada a finales de los noventa) es Queso Payoyo, una marca afamada a nivel nacional y mundial.
Payoyo es tanto el gentilicio popular con el que se conoce a los villaluenguenses como el nombre con que se conoce a la variedad aut¨®ctona de cabra payoya, de cuya leche se extraen quesos en la zona. La empresa pudo registrar la marca y nadie aleg¨® en contra de su uso. Sin embargo, en 2010 otra empresa hoy desaparecida empez¨® a usar en su etiquetado el nombre ¡°queso payoyo¡± como referencia a la variedad de queso. El encontronazo lleg¨® a los juzgados y se convirti¨® en un conflicto de marcas en el que Queso Payoyo result¨® ganador.
El feo gesto de boicot de la mayor parte de las queser¨ªas de la sierra a la reputada novena Feria del Queso airea un enfrentamiento, soterrado hasta ahora, a cuenta de qui¨¦n enarbolar¨¢ la bandera del protagonismo y las certificaciones a los quesos tradicionales de cabra payoya y oveja merina grazaleme?a.
En un bando se sit¨²a la asociaci¨®n Quesierra (que aglutina a 15 queser¨ªas de la zona) y que ha decidido no participar en la feria andaluza como protesta al paso dado por la otra parte, la Asociaci¨®n de Queser¨ªas Tradicionales de Villaluenga (a la que pertenecen otras cinco empresas). Los segundos han decidido ahora iniciar los tr¨¢mites para conseguir la certificaci¨®n Quesos de Villaluenga como Indicaci¨®n Geogr¨¢fica Protegida (IGP). Excluyen as¨ª al resto de queseros de la zona rural que llevan a?os intentando conseguir una certificaci¨®n mayor, la Denominaci¨®n de Origen Protegida (DOP), bajo el paraguas de Quesos de la Sierra.
El antrop¨®logo Ignacio L¨®pez no se sorprende de lo ocurrido. En 2009 investig¨® los quesos de la sierra de C¨¢diz, para su tesis doctoral: ¡°Ya percib¨ª que exist¨ªan estas din¨¢micas que pod¨ªan acabar rompiendo. Ahora se airean estas relaciones de poder y hay una serie de personas que plantan cara¡±.
Para Miguel Gago, gerente de Quesos El Bosque?o y portavoz de Quesierra, la DOP ser¨ªa la guinda del pastel. La DOP obliga a que la materia prima de la producci¨®n proceda de la misma zona. Por ello, Gago cree que esta m¨¢xima certificaci¨®n europea es tambi¨¦n una apuesta por proteger ambas especies: ¡°Para nosotros es algo fundamental¡±. Tambi¨¦n lo es que la certificaci¨®n llegue a los 25 municipios de la Sierra. Pero, con tantos actores, conseguirlo no es f¨¢cil. Llevan intentando presentar el pliego a la Junta de Andaluc¨ªa (primer paso del proceso) casi 14 a?os.
Diferentes concepciones
Como explica Alfonso Moscoso, alcalde de Villaluenga (PSOE), ese ha sido uno de los motivos que llevaron a activar su IGP en enero de este a?o: ¡°Hasta ahora, apenas se ha hecho nada de la DOP¡±. Delia Olmos, presidenta de los queseros villaluenguenses, da m¨¢s motivos: ¡°El inconveniente de la DOP era d¨®nde poner el l¨ªmite a los pueblos incluidos. Adem¨¢s, la IGP permite usar otras leches de cabra y oveja, necesario para las f¨¢bricas que tienen una producci¨®n m¨¢s amplia¡±.
Sin embargo, L¨®pez se posiciona y deja claro que ¡°cuanto m¨¢s se industrializa, m¨¢s baja la calidad y la IGP es el camino hacia esa industrializaci¨®n¡±. Gago no ahonda en la herida y se remite al comunicado de su asociaci¨®n, donde no se ahorran calificativos en acusar a Villaluenga de actuar ¡°a escondidas¡± y califican su maniobra como ¡°desplante¡± e ¡°intento de monopolio¡±. Moscoso saca pecho por su pueblo y se defiende: ¡°Somos 500 habitantes y tenemos cinco queser¨ªas, eso no pasa en otros pueblos. Nuestra tradici¨®n quesera est¨¢ en los libros de historia, yo no me apropio de nada¡±.
El alcalde aclara adem¨¢s que su IGP no es incompatible con una futura DOP: ¡°Ya ocurre con los vinos de la provincia, donde conviven ambas certificaciones¡±. Pero Gago s¨ª entra al trapo para aclararlo: ¡°Aqu¨ª no son compatibles ya que hacen referencia al mismo producto. Es una o la otra¡±. Por eso, tiene claro cu¨¢l ser¨ªa la soluci¨®n: ¡°En Villaluenga deber¨ªan replantearse su postura. En la DOP cabemos todos y nadie se queda fuera¡±.
Con las espadas en alto, todos coinciden en algo: la mala imagen proyectada. ¡°Ha sido duro anunciar este boicot, quer¨ªamos estar todos unidos¡±, remarca Gago. L¨®pez va m¨¢s all¨¢ y mira al futuro: ¡°En la Sierra cada pueblo iba a lo suyo. Desde hace a?os se est¨¢ trabajando para que esto no sea as¨ª y temo que, ahora que todos se han retratado, se acabe el buen rollo que exist¨ªa¡±.
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