Bruselas defiende una globalizaci¨®n ¡°con reglas¡± frente a los populismos
La Comisi¨®n Europea admite que el proceso ¡°dejar¨¢ tantos ganadores como perdedores¡±
La nueva piel del capitalismo tiene tres rasgos fundamentales: globalizaci¨®n, hiperfinanciarizaci¨®n y desigualdad. Bruselas publica este mi¨¦rcoles un documento en el que defiende los beneficios de la globalizaci¨®n frente a los repliegues nacionalpopulistas, el Brexit o las tentaciones proteccionistas de Trump. La novedad es que la Comisi¨®n Europea es consciente de que los excesos de los ¨²ltimos a?os deben corregirse: aboga por ¡°dar forma¡± a la globalizaci¨®n, por ponerle riendas, por fijar ¡°un conjunto de reglas globales, que ahora mismo est¨¢n incompletas¡±. Revertir ese proceso ser¨ªa un desastre, apunta Bruselas, pero no hacer nada tampoco es la soluci¨®n: en 10 a?os, la globalizaci¨®n (combinada con el cambio tecnol¨®gico) ¡°dejar¨¢ tantos ganadores como perdedores¡±.
Bruselas lleva semanas lanzando se?ales pol¨ªticas de primer nivel tras una d¨¦cada en crisis coronada por la primera deserci¨®n en seis d¨¦cadas, el Brexit. En la celebraci¨®n de su 60? aniversario, public¨® un jugoso Libro Blanco en el que los Estados miembros deber¨¢n basarse para decidir qu¨¦ Uni¨®n Europea quieren. Hace 15 d¨ªas lanz¨® un informe sobre la Europa social, ante la constataci¨®n de que la Uni¨®n est¨¢ perdiendo a la ciudadan¨ªa por el deterioro del Estado del Bienestar. Este mi¨¦rcoles le toca el turno a la globalizaci¨®n. Frente a repliegues nacionalistas como el Brexit y a las tentaciones proteccionistas de Donald Trump en EE UU, Europa confirma un secreto a voces: es un continente librecambista y proglobalizaci¨®n, m¨¢s a¨²n despu¨¦s de haberles barrado el paso a los Wilders, Le Pen y compa?¨ªa. Pero el documento aporta un cambio de ritmo interesante: frente a las cr¨ªticas cada vez m¨¢s duras contra el sesgo neoliberal de la UE, Bruselas pretende ¡°darle forma¡± a la globalizaci¨®n, con ¡°reglas multilaterales¡± que permitan embridar los excesos de los ¨²ltimos a?os.
El informe no contiene medidas concretas de gran calado: lo novedoso es ese enfoque. Bruselas admite, quiz¨¢ por primera vez, que la globalizaci¨®n ha alcanzado y traspasado sus ¨²ltimas fronteras. Y que a partir de ah¨ª hay dos opciones: extender ordenadamente el dominio sobre ella con un conjunto de reglas fijadas en los organismos internacionales para suavizar sus aspectos m¨¢s temerarios y nocivos, o dejar abierta la posibilidad de que el repliegue llegue de forma descontrolada. Bruselas es partidaria de la primera opci¨®n, a rebufo del triunfo de Emmanuel Macron en Francia, frente al ascenso de figuras pol¨ªticas controvertidas, desde Donald Trump ¡ªque ha dejado clara su querencia proteccionista, con una ret¨®rica de confrontaci¨®n contra M¨¦xico, China y Alemania¡ª hasta Marine Le Pen, que ha conseguido m¨¢s de 11 millones de votos con su propuesta de cerrar fronteras.
¡°Los hechos demuestran que la econom¨ªa, las empresas y los ciudadanos europeos contin¨²an benefici¨¢ndose enormemente de la globalizaci¨®n¡±, resume el documento al que ha tenido acceso EL PA?S. ¡°Pero esos beneficios no son autom¨¢ticos ni se distribuyen equitativamente entre nuestros ciudadanos¡±, admite el informe, de 21 p¨¢ginas.
El cap¨ªtulo de beneficios es ampl¨ªsimo, con 1,75 billones de euros en exportaciones europeas ¡ªel 80% procedentes de pymes¡ª y la creaci¨®n de 14.000 empleos por cada 1.000 millones adicionales de ventas al exterior. Las importaciones contribuyen a rebajar los precios para los consumidores y la globalizaci¨®n, en fin, ¡°ha permitido sacar a millones de personas de la pobreza¡±. Pero lo m¨¢s suculento es el cap¨ªtulo de desaf¨ªos, que explica en parte fen¨®menos como el Brexit y el ascenso de los ultras dentro y fuera de Europa. ¡°Muchos europeos est¨¢n inquietos: ven la globalizaci¨®n como sin¨®nimo de p¨¦rdidas de empleo, injusticias sociales o bajos est¨¢ndares medioambientales, de salud o de privacidad. Consideran que ese proceso ha erosionado tradiciones e identidades¡±, ¡°y que beneficia m¨¢s a multinacionales que repatrian beneficios a pa¨ªses donde no pagan impuestos¡± o ¡°a pa¨ªses que abrazan pr¨¢cticas comerciales injustas¡±. Se impone ¡°la percepci¨®n de que los Gobiernos ya no tienen la globalizaci¨®n bajo control, o no son capaces de controlar el impacto de la globalizaci¨®n; ese es un desaf¨ªo pol¨ªtico que Europa debe afrontar¡±.
La receta de Bruselas es clara: rechazar ¡°las tentaciones aislacionistas¡±. Resistir ¡°la vuelta al proteccionismo, pese a que la Organizaci¨®n Mundial del Comercio ha identificado 1.500 nuevas barreras comerciales desde que arranc¨® la Gran Recesi¨®n, all¨¢ por 2008. ¡°Si cerramos fronteras, otros lo har¨¢n tambi¨¦n: todos saldremos perdiendo¡±, dice la Comisi¨®n tirando del habitual credo liberaloide. Sin embargo, las recetas de Bruselas son claras: ¡°Para evitar esa espiral, son imprescindibles las instituciones multilaterales y las reglas en asuntos como el cambio clim¨¢tico o la evasi¨®n e impuestos. ¡°Estamos lejos de haber completado las reglas globales necesarias¡±, indica la Comisi¨®n, que a¨²n deja un rej¨®n final. ¡°Europa no va a ser na¨ªf¡±. ¡°Cuando las reglas no se respeten, necesitamos instrumentos de defensa comercial¡±, como los que se han aplicado contra el acero de China. ¡°La UE es la primera potencia comercial e inversora del mundo, pero lejos de quedarnos sentados y dejar que la globalizaci¨®n d¨¦ forma a nuestro destino, tenemos la oportunidad de modelar la globalizaci¨®n de acuerdo con nuestros valores e intereses¡±, cierra el documento.
?La globalizaci¨®n reduce la desigualdad?
El informe de Bruselas tiene dos padres: el conservador Jyrki Katainen y el socioliberal Frans Timmermans, ambos vicepresidentes comunitarios. Y esas dos autor¨ªas se dejan notar en el cap¨ªtulo de desigualdad, uno de los debates estrella de la literatura econ¨®mica reciente. Frente a textos seminales como los de Thomas Piketty o Branko Milanovic ("?Desaparecer¨¢ la desigualdad si la globalizaci¨®n contin¨²a? No") o a las advertencias de Barack Obama, que apuntaba que la desigualdad es un indicador adelantado de potenciales conflictos sociopol¨ªticos, Bruselas apenas se detiene en ese aspecto. Oscila entre el negacionismo ("los pa¨ªses m¨¢s abiertos presentan menores ¨ªndices de desigualdad") y la complacencia ("la desigualdad en Europa es inferior a la de otras partes del mundo, aunque el 1% m¨¢s rico controla el 27% de la riqueza").
Frente a Bruselas, Tony Judt: "La desigualdad es corrosiva: corrompe a las sociedades desde dentro". "Es un poderoso disolvente para la sociedad, la econom¨ªa y la democracia", seg¨²n el imprescindible La nueva piel del capitalismo, de A. Costas y Xos¨¦ Carlos Arias.
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