10 a?os que estremecieron al mundo
El debate del CETA es sobre la globalizaci¨®n: comercio, s¨ª; desregulaci¨®n, no
Estos d¨ªas se cumplen 10 a?os de los primeros movimientos que provocaron la Gran Recesi¨®n. Dos fondos de alto riesgo especializados en hipotecas locas, propiedad del quinto banco de inversi¨®n de EEUU, Bear Stearns, iban a quebrar y contagiar¨ªan a todo el mundo, en una demostraci¨®n rotunda del momento globalizador en que viv¨ªa ¨¦ste. Bear Stearns, como Lehman Brothers o Merrill Lynch ¡ªque pertenec¨ªan a la aristocracia de m¨¢s rancio abolengo de la banca de inversi¨®n mundial¡ª hoy ya no existen.
Empezamos a conocer en toda su extensi¨®n lo que ha sucedido. La Gran Recesi¨®n forma parte de las cuatro grandes crisis mayores que ha padecido el capitalismo, junto a las dos guerras mundiales y a la Gran Depresi¨®n. Crisis que cambiaron el modo de vivir y de pensar de la gente. En comparaci¨®n con la Gran Depresi¨®n, la de ahora es una crisis al menos igual de larga, menos profunda (excepto para pa¨ªses m¨¢rtires como Grecia) pero m¨¢s compleja de resolver por la cantidad de desequilibrios que ha incorporado. De ella se sale sin una Teor¨ªa General que ayude a hacer un diagn¨®stico concertado, como fue la de Keynes del a?o 1936.
El balance se medir¨¢ no s¨®lo en t¨¦rminos econ¨®micos y sociales (paro, empobrecimiento, desigualdades, debilitamiento de la protecci¨®n social, deslocalizaciones¡) sino pol¨ªticos. En mitad de la Gran Recesi¨®n emergi¨® un gran movimiento de desconfianza hacia las instituciones que produjo la crisis de representaci¨®n pol¨ªtica en la que estamos inmersos, con la emergencia de los indignados, de populismos de uno y otro extremo, y la extensi¨®n de muchas de sus ideas a los partidos centrales del sistema. Aquellas se?ales de indignaci¨®n que se extendieron por las calles y plazas de medio mundo ten¨ªan al menos un elemento com¨²n que se manifestaba en el grito de ?Democracia real, ya!, y la b¨²squeda de un mayor equilibrio entre la pol¨ªtica y la econom¨ªa. A diferencia de otros momentos de la historia no hab¨ªa un sistema alternativo al capitalismo.
El marco de referencia ha sido el de la globalizaci¨®n, con muchos perdedores y escasos ganadores. Una globalizaci¨®n mutilada en la que hay una libertad casi absoluta de movimientos de capitales, relativa en los que se refiere a bienes y servicios, y restringida en las migraciones y refugiados. Nadie demanda una vuelta a la autarqu¨ªa pero s¨ª una globalizaci¨®n con condiciones y sem¨¢foros: libre comercio s¨ª; desregulaci¨®n no.
Este es el trasfondo del debate que muy afortunadamente se ha abierto estos d¨ªas en torno al Tratado de Libre Comercio con Canad¨¢ (CETA), que no dejar¨ªa de resultar anecd¨®tico y exclusivamente para t¨¦cnicos si no afectase a estas condiciones de la globalizaci¨®n: el papel del comercio en sociedades en las que no existe competencia perfecta, el equilibrio entre derechos y poderes, la armonizaci¨®n de los est¨¢ndares regulatorios, los mecanismos de compensaci¨®n a los perdedores, las exigencias medioambientales, etc¨¦tera.
A partir de ahora ya no se podr¨¢ utilizar el libre comercio como cemento ideol¨®gico acorde con aspiraciones meramente te¨®ricas y cargadas de absolutos: bueno o malo.
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