Peque?a historia del G20
Se percibe un nuevo aire de gravedad y la necesidad de una nueva agenda en las cumbres internacionales
El G20 cumplir¨¢ su mayor¨ªa de edad este a?o desde la conferencia inaugural que tuvo lugar en Berl¨ªn en diciembre de 1999. La cumbre del pasado fin de semana en la tambi¨¦n alemana ciudad de Hamburgo ha arrojado nueva evidencia sobre c¨®mo parece funcionar la gobernanza econ¨®mica mundial en este siglo XXI de aceleradas incertidumbres. Como sucedi¨® en su momento con la UE, en distintas ocasiones con el FMI, o con el propio G20, la relevancia de estas instituciones multilaterales y su utilidad salen a la luz cuando las tensiones econ¨®micas o geopol¨ªticas alcanzan cotas preocupantes. En per¨ªodos intermedios, se mueven entre la irrelevancia y la expectativa.
Desde esta tribuna, no he perdido la oportunidad de modestamente fustigar la inacci¨®n o infruct¨ªfera diplomacia de las ¨²ltimas reuniones del G20 pero, tras la cumbre de Hamburgo y, sobre todo, con la perspectiva de los ¨²ltimos diez a?os, parece que lo importante respecto a este foro es que marca la agenda, es el lugar donde hay que dar la cara. Donde se redefinen equilibrios. Aunque no se traduzca en una trascendencia operativa inmediata. Pero en tiempos como los que corren, comparecer y retratarse es ya importante. As¨ª sucedi¨® tras 10 a?os de cuasirrelevancia con la cumbre de Washington de 2008 en la que se abord¨® la reforma del sistema financiero mundial. Se marc¨® claramente la agenda. Tambi¨¦n sucedi¨® algo parecido en 2009 con las cumbres de Londres y de Pittsburgh, que avanzaron en estas cuestiones. Tras estos encuentros, bastante divagaci¨®n. Pero ahora, casi otra d¨¦cada m¨¢s tarde, se percibe un nuevo aire de gravedad, la necesidad de una nueva agenda.
La par¨¢bola del G20 para la gobernanza global es que ante las amenazas se pueden generar bloques reactivos. Por ejemplo, en Hamburgo hubo 19 partes formando un todo para tratar de hacer entrar en raz¨®n a otra (Estados Unidos) sobre la necesidad de retomar el acuerdo clim¨¢tico de Par¨ªs o de abandonar la senda del proteccionismo comercial. El G20 se ha convertido en un G19+1. Cierto es que EE UU sigue lejos de entrar en raz¨®n en estas cuestiones pero tampoco ha dado grandes pasos en sentido contrario. Igual sucede con el acero, con la creaci¨®n de un nuevo foro internacional que trate de hacer que Washington se retrate respecto a sus planes proteccionistas o, al menos, se atenga a acuerdos. Donald Trump divaga, su comportamiento es err¨¢tico. No hay avances en sentido pr¨¢ctico. De hecho, resulta casi divertido comprobar c¨®mo algunos medios internacionales consideraban que se hab¨ªan dado progresos respecto a la protecci¨®n del clima pero no en el comercio y otros todo lo contrario. Pero, sea cual sea el cambio, s¨ª que han quedado como temas de discusi¨®n ineludible.
Tambi¨¦n resulta importante comprobar c¨®mo distintos bloques desean avanzar en sus relaciones comerciales (la UE y Jap¨®n, por ejemplo) ante el enroque de otros (EE UU). Una lecci¨®n sobre el castigo que recibe el comportamiento fatuo unilateral que tambi¨¦n est¨¢ sufriendo Reino Unido tras el Brexit.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.