La renegociaci¨®n del TLC, en 10 claves

Ha llegado el d¨ªa D y la hora H: Estados Unidos, M¨¦xico y Canad¨¢ se sientan desde este mi¨¦rcoles a la mesa para renegociar el Tratado de Libre Comercio de Am¨¦rica del Norte (TLC). En juego, una de las relaciones econ¨®micas m¨¢s s¨®lidas del mundo en una de las regiones m¨¢s competitivas, con amplias cadenas de valor transfronterizas, m¨²ltiples interconexiones entre las tres econom¨ªas,?450 millones de consumidores agrupados bajo un mismo paraguas e intercambios valorados en 1,2 billones de d¨®lares, equivalente al PIB de Espa?a. Estas son las principales claves de una negociaci¨®n que marcar¨¢ un antes y un despu¨¦s en la fecunda relaci¨®n trilateral:

1. ?Qu¨¦ se negocia?

Los Gobiernos estadounidense, mexicano y canadiense buscan actualizar un tratado con casi un cuarto de siglo de vigencia. Firmado en 1992 y en vigor desde 1994, el pacto fij¨® una zona de libre comercio de bienes y servicios entre los tres pa¨ªses norteamericanos sin ning¨²n tipo de aranceles o tarifas. Las fronteras norte y sur de EE UU se cuentan hoy entre las m¨¢s porosas del planeta: su vertiente sur (el l¨ªmite entre el gigante norteamericano y M¨¦xico) la transitan cada d¨ªa un mill¨®n de personas y casi 500.000 veh¨ªculos.

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2. ?Por qu¨¦ se negocia?

Aunque los propios equipos t¨¦cnicos que hicieron posible su firma, hace 23 a?os, reconocen el tratado ya necesitaba un importante lavado de cara, ninguno de los tres Gobiernos involucrados se hab¨ªa planteado seriamente la necesidad de actualizarlo. Hasta que Donald Trump gan¨® las elecciones estadounidenses. El magnate hizo de su actualizaci¨®n ¡ªo ruptura¡ª uno de los ejes de su mandato en el plano econ¨®mico: quiere que vuelvan a su pa¨ªs?miles de f¨¢bricas y empleos deslocalizados en M¨¦xico por el menor coste de la mano de obra. Y tanto M¨¦xico como Canad¨¢ se han visto arrastrados a una mesa de negociaci¨®n en la que preferir¨ªan no estar.

3. ?Qu¨¦ est¨¢ en juego?

Una de las relaciones comerciales m¨¢s maduras del mundo. Canad¨¢ y M¨¦xico son el segundo y tercer socio comercial de EE UU, ¨²nicamente por detr¨¢s de China. Para Canad¨¢, por su parte, EE UU y M¨¦xico son, respectivamente, su primer y tercer socio. Y M¨¦xico, por su parte, tiene en sus dos compa?eros de viaje en el TLC a sus dos primeros socios comerciales por volumen de intercambios. Dada su baj¨ªsima diversificaci¨®n, y a pesar de ser una econom¨ªa muy abierta, el pa¨ªs latinoamericano es el eslab¨®n m¨¢s d¨¦bil: algo m¨¢s del 86% de sus exportaciones no petroleras dependen directamente de Washington (83%) y Ottawa (3%). Por ponerlo en contexto, solo el 4,5% de las exportaciones mexicanas van a los 28 pa¨ªses de la Uni¨®n Europea; el 1,2% acaban en el gigante asi¨¢tico y el 0,7% en Brasil, la primera potencia de Am¨¦rica Latina.

Aunque M¨¦xico tiene una docena de tratados comerciales firmados con hasta 46 pa¨ªses a lo largo y ancho del mundo, su dependencia de EE UU y Canad¨¢ sigue siendo pr¨¢cticamente total. Y los alegatos en favor de la diversificaci¨®n de compradores, muy intensos cuando se tem¨ªa que el TLC acabase siendo papel mojado, hoy han pasado a un discreto segundo plano: todos los esfuerzos gubernamentales y empresariales se centran en que la negociaci¨®n con Washington y Ottawa llegue a buen puerto.

4. ?C¨®mo ser¨¢ el proceso?

Aunque, entre bambalinas, las conversaciones entre los tres pa¨ªses llevan meses sucedi¨¦ndose, el di¨¢logo formal empezar¨¢ este mi¨¦rcoles en Washington. La primera toma de contacto consistir¨¢ en cinco d¨ªas de reuniones que marcar¨¢n el devenir del di¨¢logo trilateral, en tanto que definir¨¢n los temas sobre los que girar¨¢ el di¨¢logo futuro y fijar¨¢n las posturas de cada pa¨ªs. Las rondas de negociaci¨®n tendr¨¢n una cadencia de entre tres y cuatro semanas, y ser¨¢n rotatorias: la primera se celebrar¨¢ en Estados Unidos, M¨¦xico ¡ªprevisiblemente la capital, Ciudad de M¨¦xico¡ª acoger¨¢ la segunda a mediados en septiembre y Canad¨¢ albergar¨¢ la tercera en octubre. En total ser¨¢n ¡°siete u ocho rondas¡±, seg¨²n el secretario (ministro) de Econom¨ªa mexicano, Ildefonso Guajardo.

5. ?Qu¨¦ temas est¨¢n encima de la mesa?

El d¨¦ficit comercial, las reglas de origen y los asuntos laborales parecen los tres temas que condicionar¨¢n los primeros compases de la negociaci¨®n. El desequilibrio entre lo que EE UU importa y exporta de M¨¦xico y, en menor medida, de Canad¨¢, ha sido el principal argumento empleado por Trump ¡ªtanto en campa?a como ya desde la posici¨®n de presidente de la primera potencia mundial¡ª para enfatizar en la necesidad de abrir el di¨¢logo entre las tres partes o, en su defecto, romper el tratado. Cada vez que se ha referido al TLC, el magnate republicano ha abogado por introducir cambios importantes para que sea ¡°justo¡± para los tres pa¨ªses. Bajo ese calificativo, la nueva Administraci¨®n estadounidense busca disminuir el d¨¦ficit comercial con M¨¦xico y Canad¨¢. Esa ¡°obsesi¨®n con el d¨¦ficit¡±, subrayan fuentes cercanas a la negociaci¨®n, ¡°ser¨¢ uno de los puntos m¨¢s complejos; intentaremos convencerle de que no es tan malo como dice para EE UU¡±.

Del lado mexicano y canadiense, las prioridades tem¨¢ticas son el refuerzo de las reglas de origen ¡ªque fijan el porcentaje de insumos regionales que debe emplearse en cada sector¡ª siempre y cuando no conlleve una p¨¦rdida de competitividad frente al resto del mundo, y la adaptaci¨®n del texto a los nuevos tiempos. ¡°Cuando el TLC entr¨® en vigor, la mayor innovaci¨®n de tecnolog¨ªas de la informaci¨®n era el fax¡±, enfatizaba recientemente Jaime Serra Puche, uno de los padres del tratado actual. En este sentido, asuntos como el comercio electr¨®nico y la propiedad intelectual ocupar¨¢n un papel central en las conversaciones.

6. ?Es posible llegar a un acuerdo antes de finales de enero de 2018?

Sobre el papel, aunque muy dif¨ªcil, es posible. Pero los incentivos son dispares. El Gobierno mexicano quiere dejar cerrado un acuerdo antes de que se lance definitivamente la campa?a electoral para las elecciones federales de julio del a?o que viene. Aunque las autoridades del pa¨ªs latinoamericano dan pr¨¢cticamente por descontado que el Senado, en su composici¨®n actual, no podr¨¢ dar el visto bueno definitivo al nuevo tratado, M¨¦xico aspira al menos a dejarlo todo cerrado para que la C¨¢mara Alta, en su nueva composici¨®n, pueda aprobar el texto en el tramo final de 2018 o en las primeras semanas de 2019. Para eso, los negociadores tendr¨¢n que darse prisa. No obstante, cabe recordar que el mayor inter¨¦s de M¨¦xico es que el tratado no acabe hecho trizas. Y la debilidad ¡ªy el incierto futuro pol¨ªtico¡ª de Trump invita a esperar a ver qu¨¦ sucede en la arena pol¨ªtica estadounidense antes de cerrar el trato: son muchos los analistas que dudan sobre si el republicano podr¨¢ agotar su presidencia.

Estados Unidos es el segundo m¨¢ximo interesado en que las conversaciones fluyan. La ausencia de victorias pol¨ªticas en los siete meses de Administraci¨®n Trump invitan a pensar que la renegociaci¨®n del TLC ser¨¢ percibida como una oportunidad para poder vender un logro a su propio electorado. A eso hay que sumar su propio calendario electoral, con unas elecciones en las que se renovar¨¢ la C¨¢mara de Representantes y parte del Senado. Y en las que se elegir¨¢n m¨¢s de una treintena de gobernadores, entre ellos los de Texas, Nuevo M¨¦xico o Kansas, que tienen en M¨¦xico a su primer socio comercial.

Por ¨²ltimo, Canad¨¢ ¡ªcon un horizonte electoral despejado¡ª es el pa¨ªs que menos prisa deber¨ªa tener en el proceso.

7. ?Qui¨¦nes son los negociadores?

Por el lado estadounidense, el m¨¢ximo responsable de la negociaci¨®n ser¨¢ Robert Lighthizer, mientras que los jefes negociadores de M¨¦xico ser¨¢n Keneth Smith, hasta ahora representante econ¨®mico en la Embajada mexicana en Washington, y Salvador Behar, director general para Am¨¦rica del Norte de la Secretar¨ªa de Econom¨ªa. Fuentes mexicanas cercanas a la negociaci¨®n subrayan el importante rol que desempe?ar¨¢ el sector privado: ¡°Escucharemos sus peticiones y les tendremos a nuestro lado en todo momento¡±. El jefe de los empresarios, Juan Pablo Casta?¨®n, viajar¨¢ a Washington para acompa?ar a Smith y a Behar. A ellos se sumar¨¢ el secretario de Econom¨ªa, Ildefonso Guajardo, y el subsecretario Juan Carlos Baker.

8. ?Existe un riesgo real de que se rompa el TLC?

S¨ª, aunque en los ¨²ltimos meses este riesgo se ha ido mitigando. Si en enero, justo despu¨¦s de la toma de posesi¨®n de Trump, varios analistas llegaron a situar la posibilidad de ruptura por encima del 50%. Desde entonces, la situaci¨®n ha cambiado: salvo el exabrupto del magnate republicano a finales de abril, cuando filtr¨® la posibilidad de que EE UU abandonase el tratado, las aguas se han calmado. En v¨ªsperas del inicio del proceso de renegociaci¨®n formal, las principales casas de an¨¢lisis otorgan una probabilidad de fracaso inferior al 20%. En paralelo, los datos macroecon¨®micos y la confianza en la econom¨ªa mexicana ha mejorado ¡ªsiempre dentro del mediocre crecimiento del PIB per c¨¢pita desde 1994, uno de los seis m¨¢s bajos de Am¨¦rica Latina¡ª.

9. ?Qu¨¦ repercusiones tendr¨ªa su ruptura?

La respuesta m¨¢s obvia ser¨ªa que, si el TLC saltase por los aires ¡ªextremo con lo que el Trump ha amenazado en varias ocasiones¡ª, los intercambios comerciales entre los tres pa¨ªses quedar¨ªan en el aire. Sin embargo, hay matices. En caso de que las conversaciones naufragasen, las transacciones comerciales entre los tres pa¨ªses norteamericanos pasar¨ªan a regirse por la normativa de la Organizaci¨®n Mundial de Comercio (OMC). En la pr¨¢ctica, esto supondr¨ªa que los productos estadounidenses entrar¨ªan a M¨¦xico con un arancel medio del 3,5%. Algo asumible para el pa¨ªs latinoamericano, aunque sobre el papel es el que m¨¢s deber¨ªa temer la ruptura del tratado comercial. El mayor problema ser¨ªa el mensaje de inseguridad jur¨ªdica que enviar¨ªa a los inversores.

10. ?Qu¨¦ sectores se juegan m¨¢s?

El TLC cambi¨® radicalmente la econom¨ªa mexicana: desde 1994, la balanza comercial con Washington se ha dado la vuelta, pasando de deficitaria a exhibir un creciente super¨¢vit y las exportaciones se han multiplicado por ocho, aunque las ganancias del comercio no han sido, ni mucho menos, uniformes: el diferencial de renta con EE UU y Canad¨¢ ha aumentado ligeramente desde 1994 y el salario medio real ha permanecido estancado. Pero no todos en M¨¦xico corren el mismo riesgo en caso de ruptura del TLC: los sectores automotriz ¡ªEE UU importa cada a?o casi dos millones de veh¨ªculos ensamblados en M¨¦xico, muchos de ellos con insumos estadounidenses, y si se descontase esta partida, Washington tendr¨ªa super¨¢vit comercial con su vecino del sur¡ª, electr¨®nico y de bebidas se juegan una porci¨®n importante de su negocio.