El lado oscuro de la reventa de entradas
Las denuncias de artistas y p¨²blico arrecian contra un negocio opaco que comienza a reclamar que se debata su regulaci¨®n
Tengoentradas.com vende pases para los conciertos de Depeche Mode, David Bisbal o para el pr¨®ximo Madrid-Bar?a con la garant¨ªa de que devuelven el 125% del precio si la operaci¨®n falla gracias a que ¡°un equipo de profesionales¡± comprueba f¨ªsicamente la autenticidad de los tiques. Lo que no dicen es que, seg¨²n el Registro Mercantil, la empresa que est¨¢ tras la p¨¢gina web figura dada de alta como ¡°intermediaria del comercio de materias primas agrarias, animales vivos, materias primas textiles y productos semielaborados¡± y que tiene dos empleados. Al menos esa era su plantilla hace siete a?os, el tiempo que ha pasado desde que present¨® sus ¨²ltimas cuentas en el Registro Mercantil ¡ªpese a tener obligaci¨®n de hacerlo cada ejercicio¡ª. El tel¨¦fono para contactar con la plataforma comunica permanentemente.
Otra web, Bo Business Madrid, ofrec¨ªa esta semana pases ¡ªy solo pases¡ª para el pr¨®ximo concierto de Raphael en Barcelona a 270 euros. La empresa, que tampoco presenta cuentas al registro, se dedica a la promoci¨®n inmobiliaria y la persona que contesta el tel¨¦fono niega que revendan. ¡°Ofrecemos paquetes tur¨ªsticos con viajes y desplazamiento a los eventos. Trabajamos directamente con los promotores de los espect¨¢culos¡±. Las butacas para ese mismo concierto del cantante de Esc¨¢ndalo est¨¢n disponibles en Tiketea por precios de entre 35 y 75 euros.
Poca transparencia
La opacidad es el signo que define la reventa de entradas, un negocio alegal en Espa?a que se beneficia de una regulaci¨®n del a?o 82. El real decreto aprobado ese a?o para evitar sobreprecios en el mundial de f¨²tbol prohib¨ªa esta actividad en la calle y, obviamente, no hablaba de la entonces inexistente distribuci¨®n online, un resquicio que aprovechan ahora las plataformas para reivindicar su espacio. Argumentan que ofrecen un servicio para quien no quiere o no puede acudir a un espect¨¢culo adquirido con antelaci¨®n y no sabe qu¨¦ hacer con sus pases. A cambio de una comisi¨®n (que puede pagar el vendedor, el comprador o ambos), facilitan la posibilidad de que cualquier fan ponga en venta sus entradas al precio que considere. Las web se encargan de verificar la autenticidad de las localidades y las hacen llegar a su destino. El vendedor puede modificar el importe en funci¨®n de la demanda.
Alta tensi¨®n entre demanda y oferta
Regulaci¨®n. Joaqu¨ªn Sabina descubri¨® hace unos meses que se revend¨ªan entradas de un concierto suyo que ni siquiera estaba confirmado. Como ¨¦l, otros artistas han denunciado estas pr¨¢cticas. ¡°Estamos trabajando en ello, y es un tema sobre el que merece la pena darle una vuelta¡±: dijo entonces el ministro de Educaci¨®n, ??igo M¨¦ndez de Vigo. Pero la soluci¨®n sigue sin llegar. Sin un marco com¨²n, cada comunidad aut¨®noma est¨¢ empezando a redactar borradores para futuras normas.
Demanda. El entretenimiento en directo es m¨¢s popular que nunca. La demanda supera en ocasiones a la oferta por m¨¢s de un 20 a 1.
Otros pa¨ªses. Francia ha restringido la reventa de entradas y Reino Unido tambi¨¦n ha legislado sobre ello, derogando la ley que establec¨ªa topes de precio. El Estado m¨¢s permisivo es Estados Unidos.
Medidas. Entradas nominativas, facilidades de reembolso o el incremento del uso de las tecnolog¨ªas limitan esta pr¨¢ctica.
Pero m¨¢s all¨¢ de esa devoluci¨®n por causa de fuerza mayor, tras estas webs hay a menudo un gran mercado profesional en el que se da rienda suelta al scalping, una t¨¦cnica usada por traders de Bolsa que consiste en comprar, en pocos minutos o segundos, el mayor n¨²mero posible de entradas disponibles de un evento para luego colocarlas con un elevado margen de beneficio. A veces son los bots (robots) los encargados de hacer el trabajo sucio. Las web se desmarcan de ser un veh¨ªculo que canaliza compras masivas, pero lo cierto es que muchas p¨¢ginas tienen cientos de entradas disponibles de un mismo espect¨¢culo.
Es dif¨ªcil saber el alcance de su negocio? porque otro de los signos distintivos es la poca transparencia a la hora de ofrecer datos econ¨®micos: ninguna de la decena de webs consultadas hace p¨²blicas sus ventas. Tampoco lo hacen muchas plataformas de distribuci¨®n directa, pero ¨¦stas son m¨¢s f¨¢ciles de rastrear en registros p¨²blicos: Eventim (entradas.com) factur¨® 47 millones en 2016. Tiketm¨¢ster ronda los 18 millones y Tiketea los 15 millones.
Sin embargo las web de reventa suelen tener el domicilio fiscal fuera de Espa?a; forman parte de grupos que no desglosan esos datos o sencillamente eluden sus obligaciones de informaci¨®n p¨²blica. Viagogo, una de las mayores, tiene su sede en Suiza y en su p¨¢gina no figura ning¨²n tel¨¦fono de contacto. En el caso de que surja un conflicto, obliga a los usuarios a someterse a la jurisdicci¨®n de Delaware, un para¨ªso fiscal en EE UU. ¡°Muchas personas tienen problemas pero no denuncian porque piensan que lo que hacen no es del todo l¨ªcito¡±, se?ala Miguel ?ngel Serrano, portavoz de Facua.
Aunque en esta selva de la compraventa algunas cosas empiezan a cambiar. Las propias plataformas, tanto de venta como de reventa, est¨¢n empezando a reclamar un debate sobre la regulaci¨®n, ¡ªque recae en cada comunidad aut¨®noma¡ª, y reconocen que la situaci¨®n actual no les beneficia. Temen que, como ocurre con el alquiler tur¨ªstico, cada autonom¨ªa legisle en un sentido.?
La soluci¨®n no es f¨¢cil y hay voces en la industria que piden m¨¢s implicaci¨®n de todos los actores. Alejandro Sanz o Joaqu¨ªn Sabina han estallado contra la reventa y artistas internacionales como Bruno Mars, Ed Sheeran y Lady Gaga han sufrido las iras de sus seguidores por este motivo. ¡°Quien no quiere que haya reventa lo consigue¡±, dice una fuente del sector. U2, por ejemplo, impuso las entradas nominativas en su concierto de Barcelona del pasado julio gestionado por la plataforma Tiketm¨¢ster. Cada usuario solo pod¨ªa comprar seis pases y deb¨ªa presentar al menos un DNI con cada grupo de localidades. Eso acab¨® con la reventa. Hay otras soluciones como la entrada digital, que convierte la tarjeta de cr¨¦dito o d¨¦bito del usuario en el pase al recinto. En Espa?a no se ha empleado pero s¨ª se ha usado en la gira de Iron Maiden en Reino Unido. Tambi¨¦n ayudar¨ªa que las promotoras de los espect¨¢culos pongan m¨¢s facilidades para la devoluci¨®n y el reembolso de una localidad, creen las asociaciones de consumidores.Los detractores de las medidas consideran, sin embargo, que cuanto m¨¢s control m¨¢s dif¨ªcil ser¨¢ el acceso a los recintos.
Jon Uriarte, director de StubHub, la empresa de reventa de eBay, asegura que ¡°hay que poner fin a los abusos¡±, pero no con l¨ªmites a los precios, algo que, juzga, ¡°no funciona y es peligroso. Cuando pones l¨ªmites el usuario acaba acudiendo a lugares sin control, tanto en la calle como en otros sitios de Internet¡±. Niega que portales como el suyo estimulen la especulaci¨®n: ¡°Nacimos como un mercado secundario, casamos oferta y demanda, gestionamos el cobro por el comprador y liquidamos al vendedor. Nos encargamos de la log¨ªstica y actuamos como garantes de la transacci¨®n¡±. Estados Unidos es su pa¨ªs modelo: ¡°Est¨¢ comprobado que en EE UU m¨¢s del 50% de las entradas se acaban vendiendo por debajo del precio original. Pasa con los abonos, que muchas personas revenden cuando saben que no pueden asistir¡±.
ScubHub fue creada el a?o pasado tras la compra de la vasca Ticketbis y no facilita su facturaci¨®n. A juzgar por sus ofertas juega con vol¨²menes importantes. Un ejemplo: para el concierto de la cantante Shakira en Madrid hab¨ªa el pasado mi¨¦rcoles casi 600 entradas a la venta en su plataforma. De cada operaci¨®n se quedan con un 12% de comisi¨®n del vendedor y un 18% del comprador; y retienen el importe de la transacci¨®n hasta que el evento se produce, algo habitual en otros sites que tambi¨¦n les proporciona liquidez.
Seatwave, la plataforma de reventa de Ticketmaster, tampoco informa de sus ventas. Su matriz se declara ¡°completamente a favor de la regulaci¨®n¡± y admite que el a?o pasado bloque¨® seis billones de intentos de compra por parte de robots. Pero no ven ninguna contradicci¨®n entre tener una empresa de venta y otra de reventa dentro del mismo grupo. ¡°En cualquier industria donde la demanda excede la oferta existe la posibilidad de que surja alg¨²n tipo de mercado secundario. En conciertos con alt¨ªsima demanda, los fans agradecen enormemente disponer de una segunda oportunidad para poder comprar entradas, aunque est¨¦n pagando un precio superior. Los mercados bien administrados desempe?an un papel ¨²til para eliminar el fraude¡±, dice un portavoz.
Tiketea, que distribuy¨® en Espa?a el a?o pasado 5,2 millones de entradas, asegura que el 98,5% de sus usuarios ¡°no han necesitado ayuda¡±. Cobran una comisi¨®n fija del 10% y tienen varios negocios: llegan a acuerdos con promotores; integran en su web a otras plataformas (y sus ofertas) o intermedian para que cualquiera cree y explote su propio evento. ¡°Por ejemplo, una obra de teatro o una representaci¨®n de final de curso¡±. En espect¨¢culos que gestionan, como el Vi?a Rock, no hay reventa. Como Stubhub, creen que se necesita una legislaci¨®n m¨¢s clara y evitar compras masivas por parte de robots. ¡°Nuestro departamento financiero dedica buena parte de su tiempo a bloquearlos¡±. Cuando se les pregunta por sus beneficios, repiten que la informaci¨®n econ¨®mica ¡°es confidencial¡±.
Es indudable que la reventa dispara los precios en los espect¨¢culos m¨¢s demandados. Para el concierto de la cantante colombiana mencionado antes, las localidades salieron entre 50 y 123 euros, pero hay ofertas ahora por m¨¢s de 1.000. ¡°Una cosa es que alguien ponga el anuncio y otra muy distinta que lleguen a pagar ese precio¡±, responden desde otra plataforma. Pero en ocasiones los clientes s¨ª que est¨¢n dispuestos, en especial los turistas. ¡°Ocurre en Estados Unidos con los espect¨¢culos de Broadway: si viajas a Nueva York sabes que podr¨¢s asistir a un musical. En Espa?a muchas personas que visitan una gran capital pagan un alto precio por ver a tal o cual artista. Quieren una entrada y la quieren ya¡±.
Poner orden
En privado las propias plataformas admiten que otro de los problemas es que el usuario no sabe realmente d¨®nde est¨¢ comprando. Muchas webs redirigen el tr¨¢fico a sus sites o se anuncian como ¡°vendedores oficiales¡±, cuando realmente no lo son.
Por ahora la legislaci¨®n va muy por detr¨¢s de la realidad. F¨¦lix ?lvarez Felisuco, actor y portavoz de Cultura de Ciudadanos, defendi¨® en abril una proposici¨®n no de ley (PNL) para instar al Gobierno a que se coordine con las comunidades aut¨®nomas para regular y limitar la reventa de entradas online. ¡°El problema es complejo, toca distintos ministerios y a las autonom¨ªas. Sospechamos que el negocio es importante pero nos topamos con la opacidad de las plataformas¡±, considera ?lvarez. El pr¨®ximo 27 de septiembre Ciudadanos defender¨¢ otra propuesta en la comisi¨®n de Interior del Congreso para insistir en la necesidad de legislar. El objetivo es crear un marco para que las autonom¨ªas regulen. ¡°Creemos en la libertad del mercado, no en el liberticidio. Comprar una entrada te da derecho a asistir a un espect¨¢culo, no a negociar con ¨¦l. Si no ponemos coto a la reventa las personas con menos posibilidades econ¨®micas quedar¨¢n expulsadas del mercado. Las herramientas tecnol¨®gicas est¨¢n ah¨ª, lo que hace falta es voluntad pol¨ªtica. No se puede jugar con la pasi¨®n de la gente¡±.
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