La inesperada resaca del desastre natural
Diversos estudios sugieren que las cat¨¢strofes pueden impulsar el PIB a medio o largo plazo, pero solo si no son muy severas y ocurren en pa¨ªses con capacidad de respuesta
Primero fue el hurac¨¢n Harvey, que a finales de agosto dej¨® un sendero de destrucci¨®n por el Caribe oriental y el sureste de EE UU. Cientos de miles de casas resultaron inundadas y m¨¢s de 30.000 personas tuvieron que ser evacuadas. Peor a¨²n se presentaba el Irma, que a las pocas semanas embisti¨® contra la costa de Florida. Pese a que los da?os fueron menores de lo inicialmente previsto, siete millones de personas, un tercio de la poblaci¨®n del Estado, se quedaron sin luz. El gasto total para paliar los efectos de los huracanes puede rondar los 175.000 millones de d¨®lares, seg¨²n calcul¨® el antiguo jefe de la Agencia Federal de Emergencias de Estados Unidos. Pr¨¢cticamente al mismo tiempo, el sureste de M¨¦xico temblaba con el mayor terremoto del pa¨ªs en un siglo, que dej¨® un centenar de muertos y un sinf¨ªn de ruinas.
Analistas y servicios de estudios se esfuerzan por cuantificar los da?os de estas y otras cat¨¢strofes naturales. Pero, aunque el impacto a corto plazo sobre la actividad es sin duda negativo, el saldo final no est¨¢ tan claro.
La recuperaci¨®n es m¨¢s dif¨ªcil en los pa¨ªses pobres, que suelen sufrir da?os mayores
Diversos economistas llevan a?os analizando qu¨¦ ocurre cuando la naturaleza pierde el control; y estiman que, bajo determinadas circunstancias, las cat¨¢strofes pueden incluso servir como un est¨ªmulo en el PIB. Como sintetiza Mark Skidmore, uno de los expertos que m¨¢s ha escrito sobre esto, ¡°los desastres naturales juegan un papel importante en la actividad macroecon¨®mica¡±. Pero, a?ade al otro lado del tel¨¦fono con un tono algo travieso, ¡°no siempre en la forma en la que uno esperar¨ªa¡±.
Skidmore, profesor en el Departamento de Agricultura y Recursos Econ¨®micos de la Universidad de Michigan, insiste en diferenciar los efectos iniciales y los que tardan unos a?os en llegar. Nada m¨¢s producirse una cat¨¢strofe, las consecuencias son sin duda negativas. Las inundaciones, terremotos o huracanes obligan a cerrar negocios y paralizan gran parte de la econom¨ªa. ¡°Pero en el medio y largo plazo hay factores que pueden resultar beneficiosos: la reconstrucci¨®n, los fondos que aportan las aseguradoras y las ayudas estatales pueden generar un efecto positivo¡±, sostiene Skidmore, coautor de art¨ªculos como Desarrollo econ¨®mico y el impacto de desastres naturales.
Las investigaciones ofrecen resultados sorprendentes. Como que la confianza entre los miembros de una comunidad tiende a aumentar tras la experiencia traum¨¢tica de un desastre natural: un reto de este calibre obliga a la gente a cooperar. O que los pa¨ªses con alta probabilidad de cat¨¢strofes tienden a invertir m¨¢s en formaci¨®n de capital humano y tecnolog¨ªa. Un ejemplo de ¨¦xito es Greensburg, un peque?o pueblo de Kansas que tras sufrir en 2007 un tornado que acab¨® con el 95% de sus edificios se ha reconvertido en l¨ªder en edificaci¨®n verde.
Los condicionantes son muchos. Y los economistas que indagan en la conflictiva relaci¨®n entre cat¨¢strofes y crecimiento establecen muchos requisitos para reconvertir un impacto negativo en positivo. El primero es la magnitud de lo ocurrido. Los expertos consultados coinciden en que los desastres extremadamente severos nunca generan suficientes est¨ªmulos como para que el saldo, aunque se refiera exclusivamente a la econom¨ªa, sea beneficioso.
Tras ser destruido al 95%, un pueblo de Kansas es l¨ªder en construcci¨®n verde
Tambi¨¦n es determinante el desarrollo de la zona afectada. Los pa¨ªses m¨¢s pobres tienen menos capacidad de movilizar recursos, por lo que la recuperaci¨®n es mucho m¨¢s dif¨ªcil. Ilan Noy, jefe del departamento de Econom¨ªa y Desastres en la Universidad neozelandesa de Victoria, asegura que en los lugares m¨¢s vulnerables el nivel de destrucci¨®n suele ser mucho mayor en t¨¦rminos relativos. Y para ello compara los efectos del terremoto de Hait¨ª en 2010 y el tsunami de Fukushima de un a?o m¨¢s tarde. ¡°La cat¨¢strofe de Hait¨ª destruy¨® propiedades valoradas en el 120% de su PIB, mientras que en Jap¨®n qued¨® en el entorno del 4% o 5%¡±, explica. Siete a?os m¨¢s tarde, Hait¨ª, uno de los pa¨ªses m¨¢s pobres de Am¨¦rica, a¨²n no se ha recuperado.
V¨ªctimas del monz¨®n
Y todo ello sin olvidar las consecuencias m¨¢s dram¨¢ticas del menor desarrollo: la p¨¦rdida de vidas humanas, que en los pa¨ªses m¨¢s pobres se dispara. Como recuerda el profesor Noy, las inundaciones ligadas al monz¨®n del sudeste asi¨¢tico de este a?o multiplican por diez el n¨²mero de v¨ªctimas mortales de Irma y Harvey, que tanta atenci¨®n han acaparado en los medios, principalmente por afectar a un pa¨ªs rico. Por ¨²ltimo, para valorar el efecto final hay que estudiar el tipo de respuesta gubernamental.
Es muy pronto para conocer el impacto final de Harvey e Irma. Eduardo Cavallo, economista del Banco Interamericano de Desarrollo, lider¨® una investigaci¨®n que analizaba las consecuencias de cat¨¢strofes ocurridas en 196 pa¨ªses de 1970 a 2008. Su conclusi¨®n era que solo los eventos m¨¢s severos provocaron retrocesos importantes del PIB. Preguntado sobre la clave para evitar que un accidente natural se traduzca en un retroceso econ¨®mico permanente, Cavallo insiste en la importancia de la buena gesti¨®n gubernamental y de la previsi¨®n. Y pone como ejemplo a Chile. ¡°Cuando en febrero de 2010 sufri¨® un fuerte terremoto y un maremoto, el pa¨ªs estaba preparado. Hubo m¨¢s de 500 muertes y p¨¦rdidas de casi el 19% de su PIB. Pero gracias a que se hab¨ªa preparado, Chile consigui¨® recuperarse relativamente r¨¢pido¡±, concluye.
Nueva Orleans a¨²n no se ha recuperado del Katrina
El hurac¨¢n Katrina, que se ceb¨® con la ciudad de Nueva Orleans en 2005, ser¨¢ recordado por las escenas de una multitud de estadounidenses, en su inmensa mayor¨ªa negros, abandonados a su suerte; y por la muy criticada gesti¨®n que hizo la Administraci¨®n de George W. Bush. 12 a?os despu¨¦s de la llegada del hurac¨¢n m¨¢s mort¨ªfero en la historia de EE UU, la situaci¨®n sigue siendo muy dif¨ªcil.
Como escrib¨ªa el a?o pasado en un art¨ªculo el especialista Ilan Noy, ¡°el hurac¨¢n tuvo un impacto profundo y permanente en la poblaci¨®n de Nueva Orleans¡±. Muchas de las casas entonces evacuadas contin¨²an vac¨ªas, y la poblaci¨®n local es a¨²n entre un 15% y un 20% inferior a la anterior a la cat¨¢strofe. ¡°El retorno ha sido especialmente para las familias con rentas bajas. Estas diferencias tambi¨¦n tienen un componente racial: los afroamericanos tienen menos probabilidades de volver¡±, a?ade Noy, profesor de la Universidad neozelandesa de Victoria.
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