El BCE alarga nueve meses la compra de bonos pero recorta el volumen
Mario Draghi inicia la retirada paulatina de los est¨ªmulos: la adquisici¨®n de deuda se reducir¨¢ en 2018 de 60.000 a 30.000 millones al mes
Mario Draghi cruz¨® un rubic¨®n financiero en 2015: empez¨® a comprar deuda p¨²blica ¡ªanatema en Alemania¡ª para sacar a la eurozona de una espiral infernal que inclu¨ªa tendencias deflacionistas, una nueva mediocridad econ¨®mica y continuas sacudidas en los mercados. La inflaci¨®n no ha vuelto, pero las aguas bajan m¨¢s calmas: la recuperaci¨®n est¨¢ ah¨ª. Draghi se?aliz¨® ayer la puerta de salida de las medidas extraordinarias: anunci¨® el principio del fin del programa de compras (QE). Se trata de un repliegue gradual, dulce, casi de puntillas. Nada de big bangs: el BCE rebaja de 60.000 a 30.000 millones las adquisiciones mensuales, y alarga nueve meses los plazos. Y deja la puerta abierta a volver a disparar si la Gran Crisis sorprende con la en¨¦sima r¨¦plica.
Vivimos tiempos extraordinarios: se confunden lo viejo y lo nuevo, lo conservador y lo radical. La eurozona respondi¨® a la Gran Crisis con un exceso de austeridad y reformas que se estudiar¨¢ en los libros de historia econ¨®mica como un error may¨²sculo. El euro estuvo a un paso de romperse por varias costuras; incluso por Espa?a, que tuvo que solicitar un rescate europeo para sus bancos. Solo Mario Draghi permiti¨® salvar varias pelotas de partido con un pu?ado de medidas radicales: un reguero de intervenciones verbales (¡°har¨¦ todo lo necesario¡±, dijo a mediados de 2012 en Londres, y los especuladores huyeron como conejos) y pol¨ªticas monetarias extraordinarias que incluyen tipos de inter¨¦s negativos y un programa multimillonario de compras de activos que sac¨® al euro del lodazal contra la opini¨®n de Alemania.
Draghi anestesi¨® los problemas con monta?as de dinero fresco. Ha gastado dos billones de euros para revivir la moribunda econom¨ªa europea, y le queda medio bill¨®n adicional en el tambor del rev¨®lver del QE. La eurozona crece hoy el 2%, m¨¢s que EE UU. El paro ha bajado al 9%. La banca sigue en dificultades, pero respira. La inflaci¨®n, eso s¨ª, no ha vuelto. Pero llega el momento de empezar a dejarlo: de volver paulatinamente a la aburrida normalidad de la pol¨ªtica monetaria.
¡°Menos durante m¨¢s tiempo¡±, ese es el nuevo mantra de la versi¨®n europea del QE. Draghi reduce el volumen de compras, de 60.000 a 30.000 millones mensuales a partir de enero, y sugiere que a¨²n habr¨¢ una nueva reducci¨®n. ¡°No pasaremos de 30.000 millones a cero, habr¨¢ un repliegue m¨¢s gradual¡±, explic¨®. Junto con esa menor velocidad, el BCE ampl¨ªa el horizonte temporal: adquirir¨¢ activos nueve meses m¨¢s, al menos hasta septiembre de 2018. Y lo m¨¢s importante: contra la opini¨®n de los halcones, deja abierta la puerta a aumentar la munici¨®n y alargar esos plazos si las cosas se tuercen, ¡°si las perspectivas econ¨®micas son menos favorables o las condiciones financieras empeoran¡±. Con una posdata dedicada a los mercados: no habr¨¢ subidas de tipos de inter¨¦s hasta ¡°un buen tiempo despu¨¦s¡± del final de ese programa.
En resumidas cuentas, Draghi firm¨® ayer un a?o m¨¢s de QE, que expirar¨¢ en alg¨²n momento de finales de 2018, y dos a?os m¨¢s de tipos negativos, con las primeras subidas previstas para la primavera de 2019 (como pronto). Eso s¨ª, ¡°el trabajo no est¨¢ terminado¡±, reconoci¨® en una de las ruedas de prensa m¨¢s importantes de los ¨²ltimos meses en Fr¨¢ncfort, la capital financiera de la Europa continental.
Draghi hab¨ªa telegrafiado ese movimiento, y eso evit¨® que la sacudida del mercado fuera m¨¢s rotunda. Pero no todos los mensajes fueron m¨²sica para los o¨ªdos de los inversores. El jefe del Eurobanco apunt¨® que la decisi¨®n de dejar la puerta abierta a aumentar la munici¨®n del QE no fue un¨¢nime; explic¨® que la econom¨ªa necesita a¨²n un ¡°amplio¡± grado de est¨ªmulo (hace un mes era m¨¢s contundente y dec¨ªa que la eurozona requer¨ªa ayudas ¡°muy sustanciales¡±); y evit¨® las alusiones a la revalorizaci¨®n del tipo de cambio del euro, que sube el 12,5% en lo que va de a?o y dificulta as¨ª la mejor¨ªa de la inflaci¨®n. Sus augures sostienen que todo ese argumentario permite concluir que una subida de tipos de inter¨¦s en 2019 es hoy mucho m¨¢s probable que hace solo unas semanas.
Talento y suerte
Draghi tiene un enorme talento para comunicar. Jug¨® con las palabras en la rueda de prensa y trat¨® de convencer a todo el mundo de que el BCE ha balizado con meridiana claridad el discurrir de los dos pr¨®ximos a?os. Pero para que todo vaya conforme al gui¨®n trazado necesitar¨¢, entre otras cosas, una buena pizca de suerte: el propio banquero central apunt¨® que la recuperaci¨®n es hoy m¨¢s s¨®lida que nunca, pero los riesgos no han desaparecido del horizonte. Estados Unidos y China, por diversas razones, encabezan los peligros procedentes del exterior. Pero Europa sigue teniendo agujeros en sus propios bolsillos: la crisis de Estado en Espa?a ¡ªque defini¨® como ¡°importante¡± y ¡°significativa¡±¡ª, el Brexit y las elecciones italianas son los m¨¢s acuciantes, junto con el ascenso de la extrema derecha en varios pa¨ªses. La incertidumbre pol¨ªtica se ha disipado en el ¨²ltimo a?o, pero no es f¨¢cil ser optimista con Europa.
Las casas de an¨¢lisis resum¨ªan con una canci¨®n de los Beatles lo que queda por delante: The Long and Winding Road (el largo y sinuoso camino) hacia la normalidad. ¡°Este es apenas el inicio de un largo proceso¡±, apuntaba Lorenzo Codogno, exdirector del Tesoro italiano. ¡°D¨®blese como Draghi¡±, titulaba su comentario Frederic Ducrozet, de Pictet, que alud¨ªa a las contorsiones que debe hacer el jefe del BCE para no defraudar las expectativas y mantener la credibilidad del Eurobanco, quiz¨¢ la instituci¨®n europea que sale mejor parada de la Gran Crisis.
Aparentemente ajeno a cr¨ªticas y aplausos, Draghi salud¨® la robusta reactivaci¨®n de la eurozona, pero torci¨® el gesto al hablar de la inflaci¨®n: el BCE lleva a?os violando su ¨²nico mandato (un IPC por debajo pero cerca del 2%), y las previsiones indican que seguir¨¢ incumpliendo hasta 2021. La inflaci¨®n cerr¨® septiembre en el 1,5%, y el propio Draghi espera peores datos hasta fin de a?o. La subyacente (sin los elementos m¨¢s vol¨¢tiles: alimentos y energ¨ªa) est¨¢ a¨²n m¨¢s abajo, rondando el 1%. Una parte minoritaria del consejo del BCE, capitaneada por el alem¨¢n Jens Weidmann, le exigi¨® ayer olvidarse de ese mandato ¡ªen el que tanto ha insistido siempre el Bundesbank¡ª y explicitar la fecha de caducidad del QE. Draghi se neg¨®, y se gan¨® para su causa a una amplia mayor¨ªa de gobernadores. El programa de compra de activos tendr¨¢ as¨ª un ¡°final abierto¡±, como en los buenos libros. Aunque esa pelea volver¨¢: ¡°Las batallas nunca se evitan, ¨²nicamente se posponen y casi siempre en su contra¡±, escribi¨® Maquiavelo en una cita que parece dedicada a la eurozona, la crisis, el QE y el consejo del BCE.
Reacci¨®n ambigua en Alemania
Se esperaba una reacci¨®n airada del establishment alem¨¢n, que reclama a Draghi que indique con claridad cu¨¢ndo expira el programa de compras de activos, la versi¨®n europea del QE estadounidense. Pero esa reacci¨®n fue ambigua: hubo cr¨ªticas a Draghi, pero menos duras de lo previsto.
El ya exministro Wolfgang Sch?uble lleg¨® a vincular las medidas extraordinarias de Draghi con el ascenso de la extrema derecha en Alemania; el sector financiero germano ha cargado repetidamente contra los tipos de inter¨¦s negativos, que seg¨²n los ordoliberales llevan a la econom¨ªa de burbuja en burbuja, penalizan a los ahorradores y premian a quienes se endeudan.
Draghi pas¨® de puntillas por ese debate. Defendi¨® que su pol¨ªtica monetaria es distinta de la de EE UU porque los ciclos econ¨®micos son distintos. Y se resisti¨® como gato panza arriba a denominar tapering (literalmente, repliegue) a la retirada gradual de las medidas extraordinarias. Draghi prefiere el eufemismo ¡°recalibrar¡±. ¡°El programa tendr¨¢ un final abierto porque hay a¨²n un elevado grado de incertidumbre¡±, cerr¨®.
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