Familias peque?as con grandes problemas
Ocho de cada diez n¨²cleos monoparentales est¨¢n formados por madres solas con hijos
Las mujeres sostienen la mitad del cielo, porque con la otra mano sostienen la mitad del mundo¡± dec¨ªa Mao Zedong. Quiz¨¢ el l¨ªder comunista chino se qued¨® algo corto. Las familias monoparentales, formadas en un 80% por mujeres, ya son 1,9 millones de los hogares seg¨²n el INE, y son las que m¨¢s crecen en Espa?a. De hecho son las ¨²nicas que aumentan tras el colectivo de mayores de 65 a?os. Con rentas menores, tienen m¨¢s dificultades para llegar a fin de mes, pero empiezan a salir del anonimato para las empresas, porque representan un 10,7% de los hogares y cada a?o ara?an unas d¨¦cimas a ese porcentaje. Sin apenas atenci¨®n por parte de las pol¨ªticas p¨²blicas, el colectivo soporta importantes cargas y figura en todos los estudios como una masa social heterog¨¦nea especialmente vulnerable por tener, normalmente, una ¨²nica fuente de ingresos y muchos problemas. ¡°Ni siquiera poseen una definici¨®n legal clara, al contrario de lo que ocurre con las familias numerosas¡±, lamenta Mar¨ªa Garc¨ªa, presidenta de la fundaci¨®n Isadora Duncan, una entidad nacional que defiende los intereses de este colectivo.
¡°Las mujeres sostienen la mitad del cielo, porque con la otra mano sostienen la mitad del mundo¡± dec¨ªa Mao Zedong. Quiz¨¢ el l¨ªder comunista chino se qued¨® algo corto. Las familias monoparentales, formadas en un 80% por mujeres, ya son 1,9 millones de los hogares seg¨²n el INE, y son las que m¨¢s crecen en Espa?a. De hecho son las ¨²nicas que aumentan tras el colectivo de mayores de 65 a?os. Con rentas menores, tienen m¨¢s dificultades para llegar a fin de mes, pero empiezan a salir del anonimato para las empresas, porque representan un 10,7% de los hogares y cada a?o ara?an unas d¨¦cimas a ese porcentaje. Sin apenas atenci¨®n por parte de las pol¨ªticas p¨²blicas, el colectivo soporta importantes cargas y figura en todos los estudios como una masa social heterog¨¦nea especialmente vulnerable por tener, normalmente, una ¨²nica fuente de ingresos y muchos problemas. ¡°Ni siquiera poseen una definici¨®n legal clara, al contrario de lo que ocurre con las familias numerosas¡±, lamenta Mar¨ªa Garc¨ªa, presidenta de la fundaci¨®n Isadora Duncan, una entidad nacional que defiende los intereses de este colectivo. Los hogares monoparentales (o monomarentales, como citan un buen n¨²mero de expertos), formados por una persona adulta con uno o m¨¢s hijos a cargo, tienen en su origen realidades muy diferentes, como el fallecimiento de la pareja, una ruptura o, en una minor¨ªa de casos, la elecci¨®n individual de asumir en solitario la maternidad. Seg¨²n el ¨²ltimo informe Foessa elaborado por C¨¢ritas, mientras que la exclusi¨®n social afecta al 21,9% de las familias de forma global, este porcentaje se eleva al 34% de los hogares monoparentales cuya sustentadora principal es una mujer. El informe Arope (At Risk of Poverty and Exclusion) presentado el mes pasado eleva ese porcentaje a la mitad.
Las empresas, sin embargo, se est¨¢n dando cuenta de que no pueden ignorar las necesidades de personas que viven una realidad distinta a la mayoritaria. ¡°Me ocurri¨® personalmente: hace diez a?os era un padre divorciado con hijos. Cuando llegaba el fin de semana no sab¨ªa qu¨¦ hacer¡±, narra Ernesto Daubar, fundador de la agencia Contuhijo. Cre¨® grupos de Yahoo, moviliz¨® a todos sus contactos y en un par de d¨ªas cientos de personas se hab¨ªan apuntado a sus planes de viajes para familias monoparentales. ¡°Hoy somos la principal mayorista de viajes con ni?os, organizamos m¨¢s de 10.000 al a?o¡±. El 65% de sus clientes son mujeres solas con menores a cargo.
Nuevas viviendas
Desde el sector inmobiliario las cosas tambi¨¦n se empiezan a ver de forma muy distinta. ¡°Detectamos que hay una multitud de f¨®rmulas diferentes porque las familias est¨¢n cambiando. En la ¨¦poca del boom, de 2000 a 2007, a medida que aumentaba el precio del metro cuadrado las casas se iban reduciendo. Llegamos a tener una sobreproducci¨®n de pisos peque?os, incluso de un dormitorio. Ahora se est¨¢ regulando la oferta con la demanda. La mayor¨ªa de las personas solas con hijos no quieren viviendas de una habitaci¨®n y demandan pisos de dos y tres habitaciones¡±, explica Rub¨¦n C¨®zar, director del ¨¢rea residencial de Foro Consultores. La empresa de estudios de mercado Kantar WorldPanel ha analizado al detalle los pasos de las madres y padres solos. Sus hogares son responsables del 5,9% del gasto en el segmento de gran consumo, con un desembolso medio anual de 3.944 euros frente a una media de 4.155 de los hogares en general. Realizan unas 226 compras al a?o en el supermercado, 24 menos que el global, y son el cliente m¨¢s interesante para lo que se conoce como tiendas de surtido corto (supermercados con descuento tipo Dia, Lidl o Aldi).
En Ikea tambi¨¦n lo tienen muy estudiado. ¡°Somos una marca para todo el mundo, as¨ª que nos interesan las familias monoparentales porque viven de forma muy diferente¡±. Ana Garc¨ªa, responsable de Investigaci¨®n de la marca sueca en Espa?a, asegura que constituyen un nuevo patr¨®n de consumo. ¡°Por ejemplo, hay personas que no tienen toda la semana a los ni?os, sino en ciertos momentos, y necesitan soluciones distintas y flexibles¡±, como camas que se escondan o muebles que se transformen en mesas de trabajo o comedores. La empresa organiza entre 20 y 40 visitas anuales a las casas de sus clientes cerca de los 16 centros que tiene en Espa?a. ¡°Se ven variaciones bastante importantes de situaciones de vida¡±, a?ade Manuel Delgado, responsable de Interiorismo. Por descontado, una familia de la cuenca minera asturiana tiene necesidades distintas que otra de los suburbios de Madrid. Pero algunos aspectos son comunes. ¡°Los lugares donde poder compartir momentos, ya sea jugando, comiendo o leyendo, son muy importantes¡±.
El problema es de tiempo, o m¨¢s bien de la falta de ¨¦l. Ra¨²l Flores, miembro del equipo de estudios de Foessa, recuerda que la alta precariedad laboral que hay en Espa?a se ensa?a con los hogares de una sola madre o padre. ¡°Con eso me refiero a la intermitencia de los trabajos, a las jornadas partidas¡ Estas familias tienen menos capacidad de resistencia y adaptaci¨®n¡±. Desde Randstad Research, su director Valent¨ªn Bote asiente. ¡°Solicitan empleos que permitan una flexibilidad de horarios, que tengan jornada parcial o admitan jornada reducida. Pero vivimos en un pa¨ªs con unas reglas laborales donde la interpretaci¨®n del concepto de empleo es binaria: a jornada completa o nada. Hace falta desarrollar muchas m¨¢s opciones. Porque se puede trabajar de manera presencial, a distancia, durante unos cuantos d¨ªas a la semana¡ de muchas formas¡±.
Por desgracia la realidad es otra muy distinta. Susana Garc¨ªa, nombre ficticio, sabe perfectamente que sin un empleo por horas no va a poder atender a su beb¨¦ de pocos meses. Comparte un piso con otras mujeres gracias a un programa de la Cruz Roja y el Ayuntamiento de M¨®stoles. ¡°A veces tengo que llevarme a la ni?a al ba?o para no perderla de vista mientras me ducho a toda prisa¡±. Una de sus compa?eras de piso, nigeriana, tiene dos carreras y habla perfectamente ingl¨¦s, pero mientras tramitan sus papeles no puede acceder al mercado laboral. Tambi¨¦n es madre, igual que la tercera integrante de la vivienda, que tiene contrato indefinido por el que ingresa, con pagas prorrateadas, unos 900 euros mensuales para atender a sus dos ni?os. La guarder¨ªa donde deja a los menores para ir a trabajar (p¨²blica) tiene unos gastos de 247 con comedor (una comida al d¨ªa). Por un piso en alquiler en Madrid le han llegado a pedir un dep¨®sito de 3.000 euros, aval, un a?o de contrato, seguro de impago y 1.800 euros de n¨®mina. ¡°Incluso los movimientos de mi cuenta bancaria de los ¨²ltimos tres meses¡±, relata con impotencia. ¡°Y el alquiler de una habitaci¨®n es pr¨¢cticamente imposible si tienes hijos¡±. M¨¢s all¨¢ de opciones, lo que buscan estas tres madres con situaciones econ¨®micas distintas son estrategias de subsistencia, porque apenas perciben que las empresas se esfuercen por ofrecerles alternativas. Y a nivel p¨²blico, las opciones tambi¨¦n son muy escasas. ¡°Hay que reforzar las ayudas complementarias¡±, reclama Arantxa Larriba, de Cruz Roja.
Ayudas escasas
Cada autonom¨ªa legisla en funci¨®n de sus necesidades, pero el resultado es que las ayudas son dispersas. En Arag¨®n hay subvenciones espec¨ªficas para alquiler, pero la demanda supera con creces la oferta. Catalu?a expide un carn¨¦ de familia monoparental que otorga algunas ventajas fiscales y bonificaciones: es la ¨²nica comunidad que reconode al colectivo como un grupo. En otras comunidades tambi¨¦n hay ayudas aisladas, al igual que en los Ayuntamientos. El de Madrid rebaj¨® esta semana un 30% el precio de las instalaciones deportivas para las familias monoparentales, que pagar¨¢n casi 25 euros menos al mes. El de Valencia facilita el alquiler de viviendas sociales. Empresas como Bankia tambi¨¦n lo tienen en cuenta a la hora de otorgar becas.
Cuanto m¨¢s vulnerable es un colectivo, m¨¢s susceptible de ser v¨ªctima de abusos. En la fundaci¨®n Isadora Duncan tienen un programa espec¨ªfico de educaci¨®n financiera por el que han pasado 6.000 mujeres con cargas familiares. ¡°Hay muchos problemas de desinformaci¨®n, la gente no sabe que tiene derecho a muchas cosas pero no sabe d¨®nde ni como exigirlas. Ocurre con el consumo y las tarjetas revolving: ciertas empresas de distribuci¨®n las han suministrado a personas que no podr¨ªan hacer frente a los intereses que supone un impago¡±, detalla un portavoz. Tambi¨¦n habla de graves problemas a?adidos para muchas personas que han recurrido a micropr¨¦stamos con intereses de usura; de impagos de hipotecas y de crecientes dificultades para soportar los cada vez m¨¢s altos costes de la energ¨ªa.
¡°Tenemos que hacer un esfuerzo mayor¡±, reconoce desde CC OO su secretaria de Mujeres e Igualdad, Elena Blasco. ¡°El trabajo que aportan las mujeres a todo el sistema econ¨®mico del pa¨ªs es un elemento fundamental para que el resto de las personas puedan desempe?ar otras tareas, y eso hay que reconocerlo¡±. Opina que el problema de los n¨²cleos monoparentales hay que abordarlo con pol¨ªticas trasversales, sociales, econ¨®micas y laborales. ¡°Hay medidas, como la renta m¨ªnima garantizada, que facilitan el camino¡±.
Pero incluso desde la calle se cuestionan c¨®mo est¨¢n dise?ados los subsidios. Volviendo al piso de la Cruz Roja de M¨®stoles: la mujer con contrato indefinido se vio en la encrucijada de aceptar la renta de inserci¨®n de poco m¨¢s de 400 euros y trabajar en la econom¨ªa sumergida o renunciar a la ayuda. ¡°Muchas personas eligen la primera opci¨®n¡±, confiesa. Desde el sindicato, Blasco reconoce que el trabajo remunerado dificulta el acceso a las ayudas tal y como est¨¢n concebidas actualmente.
En UGT, su vicesecretaria Cristina Anto?anzas tira de estad¨ªstica. ¡°Dos de cada tres familias monoparentales est¨¢n compuestas por una madre y un solo hijo. A las dificultades que tenemos por ser mujeres se a?aden los problemas derivados de esa situaci¨®n. De hecho, el 31% de la renta m¨ªnima de inserci¨®n la perciben en hogares monoparentales¡±. Para ella todo se resume en algo que no se lleva a la pr¨¢ctica: una pol¨ªtica social ¡°m¨¢s firme y coherente. Tenemos un mont¨®n de prestaciones, pero tenemos que mejorar la protecci¨®n. Las medidas deber¨ªan alcanzar a todos los miembros de la familia, teniendo en cuenta la carencia de recursos, la intensidad de las cargas que soportan¡ las personas que cobran prestaci¨®n no pueden verse abocadas al trabajo sumergido¡±.
Ra¨²l Flores recuerda que en C¨¢ritas atendieron el a?o pasado a casi 1,8 millones de personas. ¡°De todas ellas observamos que dos tercios eran hogares con cargas familiares. Los monomarentales se encontraban en peor situaci¨®n¡±. Otra vez, cuesti¨®n de dinero. ¡°La etapa de crianza incrementa los costes. Un solo salario no suele ser suficiente¡±. Se?ala el mismo obst¨¢culo con la renta de inserci¨®n. ¡°El problema es c¨®mo se ha legislado, haci¨¦ndola incompatible con cualquier otro ingreso. Hemos creado sistema que est¨¢ dificultando la aceptaci¨®n de trabajos formales. Estamos empujando a la gente a la econom¨ªa informal, donde no se respetan los derechos¡±. Su receta pasa por afrontar el problema desde un punto de vista global. ¡°Desde C¨¢ritas apostamos por ayuda generalizada y universal en la etapa de crianza. No es lo mismo un hijo que cuatro, un progenitor que dos, cada ayuda deber¨ªa estar adaptada a cada uno de los hogares¡±.
El problema de este colectivo silencioso se hace cada vez m¨¢s grande. Para elaborar el informe Monomarentalidad y empleo presentado hace algunos d¨ªas, la fundaci¨®n Adecco entrevist¨® a casi medio millar de mujeres. La mitad estaban en paro o trabajaban en negro; el 65% ten¨ªan dificultades para llegar a fin de mes; tres de cada cuatro han tenido que reducir gastos fijos en casa y el 37% no puede mantener el hogar a una temperatura adecuada. Pero solo un tercio recibe alg¨²n tipo de prestaci¨®n, mientras que el 67% ya ha agotado todas las posibles ayudas. El desempleo tiende a cronificarse: el 53% superaba los dos a?os en paro mientras que un 16% llevaba entre uno y dos a?os en esa situaci¨®n.
Lacra del paro cr¨®nico
Francisco Mesonero, director de la fundaci¨®n Adecco, apunta a que el desempleo de larga duraci¨®n es un indicador del elevado riesgo de exclusi¨®n que planea sobre el colectivo y habla de los da?inos tics culturales que se manifiestan en forma de prejuicios. ¡°Se tiende a pensar que, por el cuidado de sus hijos, el compromiso con la empresa de una mujer ser¨¢ menor y causar¨¢n una mayor rotaci¨®n y absentismo. Sin embargo la tendencia es justo la contraria, pues precisamente por sus hijos sabr¨¢n aprovechar la oportunidad laboral y su compromiso ser¨¢ el doble¡±. Eso sin contar con que la exclusi¨®n del mercado laboral de las madres que cuidan solas de su familia es una enorme p¨¦rdida para la competitividad de la econom¨ªa. ¡°La soluci¨®n pasa por flexibilizar el mercado, reforzando las medidas de conciliaci¨®n, especialmente en aquellos sectores que tradicionalmente emplean m¨¢s a mujeres¡±, asegur¨® durante la presentaci¨®n del documento.
De la estad¨ªstica forman parte otro grupo de mujeres, por ahora minoritario, que han elegido su camino solas y que a menudo cuentan con econom¨ªas m¨¢s desahogadas, lo que no significa que tengan que superar obst¨¢culos diarios. Desde el ¨¢mbito acad¨¦mico, un estudio de la Universidad Complutense se?alaba hace unos a?os la ¡°invisibilizaci¨®n¡± de las madres solteras por elecci¨®n en la medida que ¡°no responden a las condiciones socioecon¨®micas, psicol¨®gicas y demogr¨¢ficas atribuidas a la mayor¨ªa de esas familias¡±. Mar¨ªa Garc¨ªa tambi¨¦n se?ala lo negativo de ese sesgo. ¡°El problema de las familias monoparentales siempre se aborda desde la ¨®ptica de la pobreza absoluta¡±, pero como se?alan desde el ¨¢mbito acad¨¦mico, hay situaciones que conllevan ¡°cierto empoderamiento que, precisamente, permite la elecci¨®n de un determinado proyecto de vida, lo que no quiere decir que deban quedar apartadas de las pol¨ªticas p¨²blicas¡±.
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