Las advertencias de la EPA

El fuerte avance anual de la ocupaci¨®n en el cuarto trimestre de 2017 (2,6% y 480.000 nuevos puestos de trabajo) confirma a grandes trazos la fortaleza del mercado de trabajo en Espa?a, aunque intertrimestralmente haya habido cierta reducci¨®n. Finalizando ya el cuarto a?o de la recuperaci¨®n, tiene inter¨¦s ubicar los registros del pasado a?o en una perspectiva temporal m¨¢s dilatada. Vayamos por partes.

Primero, en el ¨¢mbito de lo menos favorable destaca la continuidad de la progresi¨®n de la contrataci¨®n temporal. Ah¨ª, el balance es n¨ªtido: aumento en 2017 del 5,6% (223.000), de forma que la contrataci¨®n temporal acumula ya un 22% de incremento en el periodo comprendido entre 2014 y 2017, y contin¨²a ganando posiciones en el empleo asalariado (26,7% en 2017), aunque lejos todav¨ªa de los valores de 2007 (31,6%).

Segundo, en un terreno intermedio cabe citar la mejora en la distribuci¨®n sectorial del nuevo empleo en 2017, con mayores aumentos en la industria (5,0%) y construcci¨®n (5,1%) que en servicios (1,9%). Pero ello apenas ha alterado la ganancia del sector terciario en la ocupaci¨®n: del 65% al 75% del total entre 2007 y 2017. Y el paradigma de ese modelo es la hosteler¨ªa: entre principios de 2014 y finales de 2017 ha aportado unos 400.000 empleos, casi el 19% del total.

Esa terciarizaci¨®n de bajo valor a?adido se refleja en el reducido aumento de la productividad laboral. Que, a su vez, se traduce en la sobrecualificaci¨®n de una parte notable de los ocupados, con niveles educativos que no se corresponden con la demanda. Un preocupante c¨ªrculo vicioso.

Finalmente, en el lado m¨¢s positivo, destacan tres ¨¢mbitos de reabsorci¨®n de los estragos de la crisis. En la ocupaci¨®n destruida: los cerca de dos millones de nuevos ocupados de la recuperaci¨®n han situado la p¨¦rdida respecto de 2007 en un 8,5%, lejos ya de la p¨¦rdida del 18,3% del primer trimestre de 2014. Tambi¨¦n en los mayores crecimientos de las figuras m¨¢s afectadas por la crisis: el empleo masculino y el inmigrante se recuperan m¨¢s intensamente, mientras los menores de 35 a?os se suman a la mejora. A?adan a ello los mayores avances en profesionales y trabajadores cualificados y la reducci¨®n de peonaje.

Por ¨²ltimo, ca¨ªdas o menores crecimientos de las figuras de baja calidad emergidas en la recesi¨®n: los incrementos de aut¨®nomos, subempleados y jornadas reducidas se han revertido y, en 2017, el aumento ha continuado siendo muy superior en asalariados (3,2%, 487.000) y en jornada completa (2,9%, 455.000), mientras se ha reforzado la ca¨ªda del subempleo (un 3,0% menos) y de las jornadas inferiores a 20 horas. La calidad de la nueva ocupaci¨®n mejora en esos registros

En suma, un saldo agridulce: entre el bajo aumento de la productividad y la reabsorci¨®n de los estragos de la crisis. Bien est¨¢ este crecimiento. Pero, a la que los efectos de la recesi¨®n se diluyan m¨¢s, har¨ªamos mal si no vir¨¢ramos hacia una ocupaci¨®n de mayor valor a?adido. Pero eso es harina de otro costal.

Josep Oliver es catedr¨¢tico de Econom¨ªa Aplicada de la Universidad de Barcelona