El Gobierno apuesta por un Estado de Bienestar m¨¢s reducido que en la UE
El Ejecutivo planea recortar el gasto p¨²blico hasta el 38% del PIB, lo que situar¨¢ a Espa?a en un nivel cercano al de Estados Unidos
Durante la presentaci¨®n de los Presupuestos, el ministro de Hacienda, Crist¨®bal Montoro, explic¨® que el objetivo del Gobierno a medio plazo es que la recaudaci¨®n permanezca en el entorno del 38% del PIB. Dado que tiene el compromiso con Bruselas de bajar el d¨¦ficit a cero, eso implica que el gasto p¨²blico acabar¨¢ en ese 38%, lejos del 48,1% que se alcanz¨® en 2012, cuando se dispar¨® por las ayudas bancarias, el paro, la ca¨ªda del PIB, los intereses de la deuda y las pensiones. Si se compara el 38% con cifras europeas, la decisi¨®n del Gobierno es una apuesta clara por un Estado de Bienestar m¨¢s reducido que en la UE.
De las palabras de Montoro se infiere que la estrategia del Ejecutivo consiste en seguir aumentando los gastos pero menos de lo que crezca el PIB. El gasto per c¨¢pita podr¨¢ incluso subir. Pero de esta forma el Estado de Bienestar ir¨¢ perdiendo tama?o respecto a la tarta de la riqueza nacional, incluso si el envejecimiento de la poblaci¨®n exige en el futuro m¨¢s recursos para las pensiones o incluso si Espa?a es uno de los pa¨ªses de la UE que menos ayudas brinda a las rentas bajas.
Con relaci¨®n al PIB, los desembolsos p¨²blicos quedar¨ªan en cotas similares a los de pa¨ªses anglosajones o del Este de Europa. Se situar¨ªan incluso al mismo nivel que EE UU, que tiene mucho gasto militar pero no recoge en sus Presupuestos una parte sustancial del gasto sanitario, de educaci¨®n o de pensiones, ya que en buena medida se financian de forma privada. Pero con unas diferencias sustanciales en contra de Espa?a: una natalidad peor, una productividad m¨¢s baja, menos poblaci¨®n trabajando y menos pensiones privadas.
En esas circunstancias, Espa?a se colocar¨ªa lejos de la media de la UE, que alcanza el 46,3%, y de la media de la zona euro, en el 47,6%. Y se encontrar¨ªa a¨²n a mayor distancia de los pa¨ªses del Centro y Norte de Europa. Como explica Jos¨¦ Ignacio Conde-Ruiz, profesor de la Universidad Complutense, los pa¨ªses que optan por un Estado m¨¢s peque?o tambi¨¦n pueden disfrutar de unos est¨¢ndares de vida elevados. Sin embargo, eso requiere una sanidad y una educaci¨®n mayoritariamente privadas. ¡°Espa?a deber¨ªa tener un debate abierto sobre qu¨¦ Estado de Bienestar quiere tener, qu¨¦ es lo que se pretende proveer y c¨®mo se financia¡±, dice. Algunos economistas apuntan que la presi¨®n creciente de las pensiones har¨¢ que esta estrategia del Gobierno se derrumbe. Y el l¨ªmite del 38% se antoja todav¨ªa m¨¢s estricto cuando se soporta una deuda de casi el 100% del PIB.
Menos para la pobreza y las familias
Seg¨²n datos de Eurostat, Espa?a gasta en la actualidad lo mismo en pensiones que la media de la UE, un 12,8% frente a un 12,9%, y algo por debajo del 13,5% de la zona euro. Destina casi el doble a desempleo. En cambio, dedica mucho menos a las familias con hijos a su cargo, los servicios sociales, las ayudas para atajar la pobreza y el acceso a la vivienda.
Al tener un desembolso en pensiones similar al de la UE pero una partida para protecci¨®n social incluyendo sanidad m¨¢s peque?a (un 25% del PIB de gasto social frente a un 29% de la UE), el resultado es que Espa?a est¨¢ entre los pa¨ªses de Europa que m¨¢s dedican de sus presupuestos a las pensiones. Las prioridades se fijan en funci¨®n de una poblaci¨®n que envejece y cuyo voto cuenta.
Pedro Saura, portavoz de Econom¨ªa del PSOE, se?ala que, sin subir poco a poco la presi¨®n fiscal, el ajuste se est¨¢ centrando en las partidas que modernizan la econom¨ªa como la inversi¨®n o el I+D. O en aquellas que deber¨ªan paliar la desigualdad. Los expertos tambi¨¦n destacan que se emplea bastante poco para la formaci¨®n de parados si se tiene en cuenta el elevado desempleo. Por eso, muchos defienden que hace falta elevar algo m¨¢s la recaudaci¨®n sobre PIB. Si bien la mayor¨ªa admite que no se puede hacer de un d¨ªa para otro sin hacer da?o a la econom¨ªa. Por mucho que sea necesario, tampoco cabe esperar que esto se consiga simplemente combatiendo el fraude fiscal, dicen.
De hecho, la cifra del 38% de ingresos que escoge Montoro no sale al azar. Se trata de la media de recaudaci¨®n de Espa?a desde 1995. La media del gasto entre 1995 y 2017 ha sido del 41,9% del PIB. Entre 2000 y 2007, permaneci¨® en el 39%. Pero con la crisis se dispar¨®, tocando en 2009 el 45,8%, el peor a?o sin ayudas financieras. All¨¢ por 2014, el Ministerio de Hacienda encarg¨® a un grupo de expertos que elaborase un informe para una reforma tributaria. Este documento recordaba que Espa?a siempre gener¨® d¨¦ficit y deuda cada vez que el gasto super¨® el 38-40% del PIB. ?Acaso quiere eso decir que Espa?a no puede recaudar m¨¢s?
Como sostiene un ex alto cargo de Hacienda, uno de los problemas consiste en que los espa?oles parecen sufrir una suerte de esquizofrenia fiscal: ¡°Reclaman m¨¢s servicios, pero tienen la impresi¨®n de que ya pagan muchos impuestos¡±, afirma.
Otro serio inconveniente es que el sistema tributario se ha convertido en una especie de Frankenstein, montado a fuerza de parches que dejan muchos agujeros por los que escapa la recaudaci¨®n y que tienen poco que ver con una redistribuci¨®n eficiente y equitativa. Entre deducciones, exenciones, tipos reducidos, m¨®dulos, planificaciones fiscales o contribuyentes que se fugan a sociedades, el sistema acaba como un queso gruyer, subrayan los expertos.
Los ahorros no son suficientes
La previsi¨®n de gasto del Gobierno para 2018 se cifra en el 40,5% del PIB, cerca de los 490.000 millones. Seg¨²n datos de la Intervenci¨®n General del Estado, casi 130.000 millones se destinan a n¨®minas de las Administraciones; otros 200.000 millones para pensiones, desempleo y transferencias sociales; unos 30.000 millones van a intereses de la deuda; otros 30.000 para inversiones, y la cifra de subvenciones roza los 8.000 millones. Adem¨¢s, se desembolsan unos 60.000 millones para consumos intermedios, esto es bienes y servicios para la Administraci¨®n. Gobiernos y expertos alegan que aunque se gaste con m¨¢s eficiencia, los ahorros no son suficientes para atender las crecientes necesidades del Estado de Bienestar.
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