PSA tropieza con el muro alem¨¢n
El plan de recorte de costes del grupo franc¨¦s para Opel se enfrenta a los poderosos sindicatos
Carlos Tavares llegaba a Alemania con los deberes hechos y la estrategia en marcha. El presidente de PSA se enfrentaba al fin con el mercado natural de Opel con el plan de eficiencia y recorte de costes bajo el brazo, ya engrasado con la experiencia previa en Espa?a y Reino Unido. Tavares quiere hacer de Opel una marca de coches rentable, despu¨¦s de 20 a?os de p¨¦rdidas y estaba cumpliendo su camino marcado. Hasta que se dio de bruces con el poderoso sindicato alem¨¢n IG Metall. Y empez¨® el pulso.
La estrategia ha sido la misma en todos los pa¨ªses. PSA analiza los costes de las f¨¢bricas y los trabajadores en el pa¨ªs y los compara con los de sus otras plantas en Francia o Espa?a (Vigo es una de las referencias de eficiencia del grupo, por ejemplo). La diferencia suele salir a deber a Opel y sus responsables empiezan a plantear medidas de recorte, tendentes a equiparar la situaci¨®n de los trabajadores de Opel con los de PSA.
Esta l¨ªnea de acci¨®n, utilizada durante la crisis financiera, supone congelaci¨®n o reducci¨®n de salarios, prescindir de la mano de obra temporal y flexibilidad los turnos de trabajo en funci¨®n de la demanda de los veh¨ªculos producidos. Como el mercado ca¨ªa en picado (en Espa?a lleg¨® a caer m¨¢s de un 50%), se fabricaba de m¨¢s y estas bolsas de horas evitaron despidos masivos en muchos pa¨ªses europeos. De este modo, los sindicatos franceses pactaron en 2012 y los m¨¢rgenes operativos de las automovil¨ªsticas comenzaron a crecer. PSA pas¨® de perder 5.000 millones en 2012 a volver a n¨²meros negros en 2015, con un beneficio neto de 1.200 millones de euros. Fue su primer resultado positivo desde 2010.
Tavares lo ten¨ªa claro. Si lo hab¨ªa conseguido con PSA en menos de tres a?os, podr¨ªa lograrlo con Opel. Cuando la compr¨®, en marzo de 2017, la empresa, propiedad de General Motors llevaba casi 20 a?os encadenando p¨¦rdidas, hasta los 19.000 millones de d¨®lares acumulados. El a?o pasado, Opel registr¨® unas p¨¦rdidas de 350 millones. En 100 d¨ªas, la nueva directiva dise?¨® un plan, llamado PACE, destinado a convertir a la alemana en una automovil¨ªstica rentable, el¨¦ctrica y global para 2020. El primer paso, la rentabilidad, ¡°no se har¨¢ a trav¨¦s de cierres ni de despidos forzosos pero s¨ª habr¨¢ que tomar medidas que no gustar¨¢n a todos¡±, explic¨® Michael Lohscheller, consejero delegado de Opel en su intervenci¨®n en la presentaci¨®n del plan.
Los ¨®rdagos no tardaron en llegar, comenzando por Espa?a. Los sindicatos de la planta de Opel en Figueruelas (Zaragoza) se negaron a negociar recortes de sueldo de hasta el 6% en el nuevo convenio colectivo y Tavares sac¨® su carta m¨¢s alta: cancelar las inversiones previstas en la f¨¢brica y llevarse la producci¨®n del nuevo Corsa a otro destino. Estaban en juego la mitad de los empleos, unos 2.000 puestos. Los sindicatos se sentaron en la mesa y aceptaron congelaci¨®n de sueldo y reducci¨®n de ciertos pluses a cambio de un plan industrial para la f¨¢brica. El Corsa y su versi¨®n el¨¦ctrica se ensamblar¨¢n all¨ª. En Reino Unido, la estrategia tambi¨¦n funcion¨® del mismo modo.
Y llegaron a Alemania, el pa¨ªs de origen de Opel, all¨ª donde General Motors no hab¨ªa logrado hacer carrera de su filial europea. PSA pidi¨® a los trabajadores que renunciaran al 4,3% de aumento salarial que IG Metall hab¨ªa negociado para la industria a nivel nacional. Se negaron y tildaron de ¡°farol¡± las exigencias de Tavares. As¨ª fue como la f¨¢brica de Eisenach se coloc¨® encima de la mesa, del mismo modo que antes lo estuvo Zaragoza. Se suspendieron los planes de inversi¨®n, que supon¨ªan la fabricaci¨®n del nuevo todocamino Grandland X (actualmente se ensambla en Sochaux, Francia). La empresa se neg¨® a plantear nuevas propuestas. Sin este modelo, la mitad de la plantilla de Eisenach sobra y los sindicatos empezaron incluso a temer el derribo. Adem¨¢s, fuentes sindicales tambi¨¦n apuntan a que Opel podr¨ªa reducir su plantilla del centro de investigaci¨®n de Ruesselheim en 3.700 empleos de los 7.700 actuales. ¡°Les advertimos de las consecuencias¡± de que IG Metall rechazara la negociaci¨®n, afirm¨® el jefe de recursos humanos de PSA; Xavier Chereau.
Pero IG Metall no es como los sindicatos espa?oles y brit¨¢nicos. Tiene muchas m¨¢s armas. Como el apoyo de la canciller Angela Merkel, que intervino p¨²blicamente, no para pedir a los agentes sociales que recapacitaran como hizo el Gobierno espa?ol, sino para recordar a PSA ¡°los compromisos que adquiri¨® antes de la compra¡±, de evitar los cierres o los despidos obligatorios.
¡°Est¨¢n intentando chantajearnos¡±, afirman los representantes de IG Metall que se sientan en la negociaci¨®n con Opel y PSA. Sobre la mesa, ya est¨¢ la salida de 3.700 personas de la plantilla alemana antes de 2020 a trav¨¦s de bajas incentivadas y prejubilaciones. ¡°Ya hemos logrado 2.000 aceptaciones y esperamos conseguir otras 2.000¡±, asegura el presidente del comit¨¦ de empresa de Opel, Wolfgang Sch?fer-Klug. Pero las exigencias de recorte de gastos, salarios y flexibilidad son mayores y los sindicatos no se f¨ªan ¡°de que el plan industrial para Opel tenga visibilidad m¨¢s all¨¢ de 2020¡±.
PSA enfrenta un enemigo muy poderoso. Un enemigo que ha hecho fracasar planes industriales como los de Tesla en Alemania. Pero no puede ceder o sus empleados en Francia o Espa?a se levantar¨¢n en protestas. Puede mantener el pulso a cara de perro o traerse a los sindicatos a su terreno. La negociaci¨®n est¨¢ en marcha.
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