Pepsi sigue los pasos de Coca-Cola y cierra un centro de distribuci¨®n en M¨¦xico por la violencia
El crimen organizado fuerza a la embotelladora de la refresquera estadounidense a abandonar una planta de Ciudad Altamirano (Guerrero) en la que trabajaba un centenar de personas
Pepsi se suma a Coca-Cola y abandona una de las zonas de M¨¦xico m¨¢s golpeadas por la violencia. La embotelladora de la refresquera estadounidense ha anunciado el cierre de su centro de distribuci¨®n en Ciudad Altamirano (Guerrero, suroeste) ante la ausencia de las condiciones m¨ªnimas suficientes para la normal operaci¨®n de la planta, en la que trabaja un centenar de personas. La decisi¨®n de la firma que se encarga de embotellar los productos de Pepsi en el pa¨ªs norteamericano, Gepp, llega en plena batalla de los empresarios mexicanos para que las autoridades acaben con la inseguridad que acecha sus negocios a lo largo y ancho de M¨¦xico.
En un comunicado difundido este martes, Pepsi achaca el cierre a una decisi¨®n exclusiva de Gepp y aclara que continuar¨¢ operando "normalmente" en M¨¦xico y, m¨¢s espec¨ªficamente, en Guerrero. "Nuestro embotellador Grupo Gepp tom¨® la dif¨ªcil decisi¨®n de suspender sus operaciones de distribuci¨®n en Ciudad Altamirano al no estar presentes las condiciones requeridas para la distribuci¨®n de sus productos. PepsiCo respeta su decisi¨®n", apunta la empresa con sede en Nueva York.
En marzo, Femsa Coca-Cola, su principal competidora, decidi¨® abandonar temporalmente Ciudad Altamirano ante el hostigamiento del crimen organizado sobre sus 160 empleados. Son las mismas razones que han provocado la salida de Gepp de la urbe guerrerense. Ciudad Altamirano, localizada en los l¨ªmites de Guerrero con el estado de Michoac¨¢n, es una de las zonas m¨¢s afectadas por la actividad de varios grupos criminales: una c¨¦lula de la Familia Michoacana que comanda Johnny Hurtado Olascoaga, alias El Pescado, y Los Tequileros, informa Pablo Ferri.
A finales de mayo, uno de las mayores grupos empresariales de M¨¦xico, la firma de l¨¢cteos Lala, tambi¨¦n tuvo que echar el cierre a uno de sus centros de distribuci¨®n en Tamaulipas (noreste) tras constatar que las condiciones de seguridad en la zona "no eran las adecuadas para seguir operando". Fue la gota que colm¨® el vaso de la paciencia de las grandes organizaciones empresariales mexicanas, que pusieron el grito en el cielo contra la creciente violencia que golpea al pa¨ªs latinoamericano y que ya hace mella en sus cuentas de resultados. "No es momento de esperar a que termine la contienda electoral, ni mucho menos de que tome posesi¨®n un nuevo gobierno en 2019. Es momento de actuar de inmediato", exigi¨® la mayor patronal mexicana, la Coparmex, en un comunicado.
A la petici¨®n de cese a la violencia se sum¨® el paraguas que agrupa a las principales asociaciones empresariales, el Consejo Coordinador Empresarial (CCE): "No podemos permitir que se despoje a los trabajadores de lo que ganan a diario con tanto esfuerzo; ni podemos aceptar que se obstruya y afecte a las empresas que generan empleos, porque no existen condiciones de seguridad para operar", subray¨® su presidente, Juan Pablo Casta?¨®n.
M¨¢s de cuatro de cada 10 empresas mexicanas fueron v¨ªctimas de un delito en 2017, seg¨²n un reciente informe de Coparmex. Ese mismo a?o, el impacto econ¨®mico de la violencia ascendi¨® a casi 250.000 millones de d¨®lares, el 21% del PIB, uno de los mayores porcentajes del mundo, de acuerdo conel ¨²ltimo ?ndice de Paz elaborado por el Institute for Economics and Peace. Tambi¨¦n es una de las econom¨ªas avanzadas que menos invierte, en t¨¦rminos relativos, en sus sistemas de seguridad y justicia: apenas el 1% de su PIB. En abril, en plena campa?a electoral para las presidenciales del pr¨®ximo 1 de julio, fueron asesinadas una media de 90 personas por d¨ªa en M¨¦xico. Es, por mucho, el momento m¨¢s sangriento de su historia reciente.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.