El BCE pondr¨¢ punto final al programa de compra de activos a final de a?o
Draghi alarga al menos tres meses los est¨ªmulos econ¨®micos y cree que las primeras subidas de los tipos de inter¨¦s podr¨ªan llegar en verano de 2019
Europa y el mundo redescubren los riesgos pol¨ªticos: Italia y el ¨²ltimo G-7 son la prueba. La recuperaci¨®n de la eurozona pierde fuelle. Los mercados est¨¢n cada vez m¨¢s nerviosos. La inflaci¨®n no termina de volver a pesar de la subida del precio del petr¨®leo. Y aun as¨ª, el Banco Central Europeo est¨¢ cerca de la retirada de est¨ªmulos: el plan de compras se ampl¨ªa tres meses (del posible final en septiembre hasta diciembre) pero con una intensidad m¨¢s baja, de 15.000 millones. Y lo m¨¢s importante: el BCE ha puesto hoy fecha final al QE europeo, que suma 2,4 billones de euros (m¨¢s de dos veces el PIB espa?ol) desde 2015. Las compras de deuda y otros activos acabar¨¢n a finales de a?o, a no ser que la inflaci¨®n y otros indicadores den sorpresas. Y las primeras subidas de los tipos de inter¨¦s podr¨ªan llegar en verano de 2019.
El 22 de enero de 2015, poco despu¨¦s de las dos y media de la tarde, Europa cruz¨® un Rubic¨®n pol¨ªtico y financiero. Tras m¨¢s de un lustro de crisis existencial, la eurozona no consegu¨ªa sacarse de encima el fr¨ªo de la deflaci¨®n y la densa niebla que le acompa?aba en forma de riesgos de estancamiento secular. Alemania y las sacrosantas reglas europeas imped¨ªan una expansi¨®n fiscal de ra¨ªz keynesiana.
Y Draghi, solo ante el peligro, permiti¨® salvar la bola de partido con medidas audaces: convenci¨® a la canciller Angela Merkel y anunci¨® la versi¨®n europea del Quantitative Easing ¡ªQE, compras de activos p¨²blicos y privados, ¡°el equivalente a echar billetes desde un helic¨®ptero¡±, seg¨²n el estadounidense Ben Bernanke¡ª, y se adentr¨® en territorio negativo en los tipos de inter¨¦s. 2,4 billones de euros gastados despu¨¦s, la eurozona encara su sexto a?o de crecimiento, el paro ha ca¨ªdo por debajo del 9% y Draghi, casi a rega?adientes por los riesgos que a¨²n sobrevuelan la econom¨ªa continental, anunci¨® ayer el principio del fin del QE.
?Fin de una era? M¨¢s o menos. Porque Draghi, sometido a formidables presiones pol¨ªticas ¡ªlos halcones alemanes han llegado a acusarle de impulsar los populismos con esas medidas¡ª, somete la condena a muerte del QE a una larga lista de condiciones. Porque las compras, de momento, se ampl¨ªan tres meses, de septiembre a diciembre, a raz¨®n de 15.000 millones mensuales (frente a los 30.000 millones actuales). El final est¨¢ sujeto a la catarata de datos econ¨®micos de los pr¨®ximos meses: la puerta para amnistiar el programa no se cierra y si la situaci¨®n econ¨®mica empeora el Eurobanco volver¨¢ a poner munici¨®n sobre la mesa.
Draghi, adem¨¢s, asegura que mantendr¨¢ intactos los tipos de inter¨¦s al menos hasta verano de 2019: Fr¨¢ncfort, como antes hicieron la Reserva Federal de EE UU y el Banco de Inglaterra, solo subir¨¢ tipos despu¨¦s de cerrar el QE. Y el BCE avisa de que en todo caso seguir¨¢ reinvirtiendo la deuda que venza durante un largo periodo de tiempo despu¨¦s de que terminen las compras de activos: seguir¨¢ inyectando liquidez en los mercados durante a?os, aunque a un ritmo inferior al de los ¨²ltimos a?os.
Draghi consigui¨® enviar as¨ª un mensaje mixto, sutil, casi salom¨®nico: anuncia una vuelta a la ortodoxia para contentar a los halcones, aunque para dentro de m¨¢s de medio a?o y solo si la recuperaci¨®n no descarrila, para alivio de las palomas partidarias de mantener los est¨ªmulos. Los mercados aplaudieron la jugada. Ni la deuda ni las Bolsas experimentaron sacudidas ¡ªal contrario: subieron ligeramente¡ª y el euro sufri¨® cierto castigo, pero sin severidad. Draghi, en fin, sigue siendo un maestro en el dif¨ªcil arte de la dial¨¦ctica entre bancos centrales e inversores.
La fuerza de las narrativas es esencial para comprender ese movimiento dual. Y el relato econ¨®mico de la eurozona es como la Historia de dos ciudades de Dickens: un juego de luces y sombras, un ¡°era el mejor de los tiempos, era el peor de los tiempos¡±. La econom¨ªa europea crece por encima de su potencial, pero la reactivaci¨®n muestra s¨ªntomas de agotamiento. La inflaci¨®n ha vuelto, pero solo por el empuje del petr¨®leo. El paro se reduce pero en todo el continente hay enormes bolsas de desigualdad y pobreza. Y lo m¨¢s importante: los riesgos est¨¢n m¨¢s o menos controlados, pero las incertidumbres geopol¨ªticas globales (el reciente G-7 canadiense es la prueba) y europeas (con Italia como principal quebradero de cabeza) impiden cantar victoria.
Italia, ¡°episodio local¡±
El discurso de Draghi durante la rueda de prensa posterior al consejo de gobierno en Riga (Letonia) refleja esas dicotom¨ªas. ¡°Los riesgos est¨¢n equilibrados¡±, dijo Draghi, que a rengl¨®n seguido cit¨® los potenciales problemas derivados de las ¡°incertidumbres geopol¨ªticas¡±, en particular el proteccionismo de Trump. El jefe del BCE, eso s¨ª, pas¨® de puntillas por la crisis italiana, que calific¨® de ¡°episodio local¡± que ¡°apenas ha provocado contagio¡± y que, a su juicio, en ning¨²n momento ha reabierto las dudas sobre el euro. En realidad ese parece un mensaje cifrado para Roma: no esperen ayuda por parte del BCE si el nuevo Ejecutivo sigue adelante con su expansi¨®n fiscal y pone de los nervios a los mercados.
No est¨¢ claro c¨®mo ser¨¢ la vida en Europa despu¨¦s del QE. Estados Unidos inici¨® la retirada de est¨ªmulos hace cuatro a?os con sumo cuidado, y ha capeado estupendamente los problemas. Draghi se mira en ese espejo: apunta a un repliegue muy gradual, y deja entrever que manejar¨¢ el balance con tiento, sin convulsiones. Quienes esperaban dureza porque creen que la pol¨ªtica monetaria solo anestesia y es como pedalear en el vac¨ªo tienen la fecha final para el QE. Quienes piensan que la Gran Recesi¨®n no ha dicho a¨²n su ¨²ltima palabra se agarrar¨¢n a que la puerta del programa de compras de activos sigue abierta (¡°ha pasado a formar parte de nuestra caja de herramientas anticrisis¡±, en la feliz definici¨®n de Draghi).
El jefe del BCE, en fin, defiende que el QE ha funcionado: restaur¨® el funcionamiento de los mercados, las condiciones financieras, los datos de crecimiento econ¨®mico y la inflaci¨®n. Consigui¨® revivir una econom¨ªa empachada por la deuda y restaurar cierto apetito por el riesgo entre los inversores. Europa lleg¨® tarde al QE y en general a las medidas extraordinarias, pero despu¨¦s supo mantener el pie en el acelerador con personalidad, cuando EE UU empezaba a frenar. ¡°Draghi convirti¨® lo no convencional en convencional en un entorno econ¨®mico y pol¨ªtico de lo m¨¢s complejo¡±, asegura ?ngel Ubide en La paradoja del riesgo, uno de los grandes libros de esta crisis. Tres a?os y medio despu¨¦s de cruzar aquel Rubic¨®n, empieza lo m¨¢s dif¨ªcil: la retirada.
Guindos conocer¨¢ en breve sus nuevas funciones
El jefe del BCE, Mario Draghi, no ha dise?ado a¨²n la nueva estructura de competencias del consejo de gobierno tras la incorporaci¨®n de Luis de Guindos como vicepresidente, pero ayer avanz¨® que lo har¨¢ en breve. Guindos ha asumido las carteras de su predecesor, V¨ªtor Const?ncio ¡ªestabilidad financiera, pol¨ªticas macroprudenciales y el ¨¢rea de investigaci¨®n¡ª, aunque fuentes del BCE apuntan que por su curr¨ªculo podr¨ªa perder a corto plazo algo de poder, para recuperarlo una vez gane experiencia dentro del Eurobanco: la mayor¨ªa de los consejeros ejecutivos, incluido Draghi, dejar¨¢n de serlo en apenas dos a?os. Guindos se estren¨® ayer en la sala de prensa con unas declaraciones en favor de reducir las diferencias de las regulaciones bancarias nacionales a la hora de encarar las insolvencias, al hilo de la quiebra de un banco let¨®n. Esa brecha se hizo evidente con la resoluci¨®n del Popular, y el muy distinto tratamiento que tuvieron poco despu¨¦s varias entidades italianas. ¡°Hay que hacer progresos e igualar las condiciones del marco de insolvencia¡±, dijo.
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