El precariado pol¨ªtico
Un creciente n¨²mero de personas cree que su voz cada vez pesa menos en la toma de decisiones.
Los ciudadanos se muestran cada vez m¨¢s insatisfechos con sus gobiernos e instituciones pol¨ªticas; la poblaci¨®n que tiene poca o ninguna confianza en sus gobiernos alcanz¨® el 75% en 2017, 20 puntos porcentuales m¨¢s que en el a?o 2010. La satisfacci¨®n con los servicios p¨²blicos tambi¨¦n empeor¨®: en el periodo 2006-2016 la poblaci¨®n satisfecha con la calidad de los servicios de salud cay¨® del 57% al 41%, muy por debajo de los niveles de la Organizaci¨®n de Cooperaci¨®n y Desarrollo Econ¨®mico (OCDE), estables en torno al 70%. De igual manera, la satisfacci¨®n con el sistema educativo baj¨® del 63% al 56% en el mismo periodo.
Estos porcentajes corresponden a la regi¨®n latinoamericana, seg¨²n el informe recientemente publicado Perspectivas econ¨®micas de Am¨¦rica Latina 2018 (ediciones OCDE), dedicado fundamentalmente al an¨¢lisis de las instituciones para el desarrollo. Los datos son propios de la regi¨®n estudiada pero las tendencias posiblemente podr¨ªan extenderse a muchas otras zonas del planeta. Los ciudadanos afectados por esta desafecci¨®n con las instituciones, aquellos que entienden que su voz pesa cada vez menos en los procesos de toma de decisiones y en la protecci¨®n del Estado, son lo que el doctor en Ciencias Pol¨ªticas Jos¨¦ Fern¨¢ndez Albertos ha denominado el ¡°precariado pol¨ªtico¡± (Antisistema. Desigualdad econ¨®mica y precariado pol¨ªtico, editorial Catarata).
El c¨ªrculo vicioso de incremento de las demandas y simult¨¢nea inefectividad pol¨ªtica de las mismas explica el aumento de los precarios pol¨ªticos, ciudadanos que opinan que su voz es sistem¨¢ticamente ignorada por los canales de representaci¨®n convencionales. La vulnerabilidad econ¨®mica se traduce en debilidad pol¨ªtica: el empobrecimiento econ¨®mico y la precarizaci¨®n pol¨ªtica est¨¢n yendo de la mano, lo que se manifiesta en algunos de los terremotos electorales ocurridos en los ¨²ltimos tiempos.
Dentro de menos de una semana van a tener lugar las elecciones en M¨¦xico, y en el oto?o ser¨¢n en el otro gigante latinoamericano, Brasil. Ellas siguen a las de Colombia, Chile, Argentina, Ecuador,¡ En muchos de estos pa¨ªses se est¨¢n dando vuelcos pol¨ªticos, no siempre en la misma direcci¨®n (indudable peso de los factores meramente nacionales), determinados por una creciente insatisfacci¨®n ciudadana motivada, en gran medida, por el crecimiento de las clases medias y sus expectativas materiales y emocionales. En 2015, alrededor del 34,5% de la poblaci¨®n latinoamericana pod¨ªa considerarse ¡°clase media consolidada¡± (viv¨ªa con entre 10 y 50 d¨®lares en d¨ªa), comparado con el 21% en 2001. La ¡°clase media vulnerable¡± (que vive con entre cuatro y 10 d¨®lares diarios) ha crecido tambi¨¦n, y representaba alrededor del 40% de la poblaci¨®n en 2015, un aumento desde el 34% en el cambio de siglo. Este grupo vive con la incertidumbre de volver a caer en la pobreza.
En conjunto, las mayores aspiraciones, a menudo insatisfechas, de la clase media consolidada, la inestabilidad de la clase media vulnerable, y el alto porcentaje de la poblaci¨®n que aun vive en la pobreza, constituyen las fuentes de inquietud e insatisfacci¨®n entre la ciudadan¨ªa. Si a ello se le une la creciente ret¨®rica proteccionista y de desvinculaci¨®n de la globalizaci¨®n (la ¡°globalizaci¨®n negativa¡±, seg¨²n Zygmunt Bauman) se entiende mejor el movimiento hacia pol¨ªticas nacionalistas y populistas. Con datos del economista Dani Rodrik, entre 1996 y 2000 el apoyo mundial a partidos populistas se mantuvo alrededor del 10% del voto, mientras que entre 2011 y 2015 creci¨® hasta casi el 25%.
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