¡°Son los profesores quienes est¨¢n impulsando la innovaci¨®n, pero les pedimos demasiado¡±
El psic¨®logo Alfredo Hernando ha recorrido el mundo en busca de colegios con proyectos novedosos. ¡°La idea de que la escuela necesita cambiar ha calado con mucha fuerza en la sociedad¡±, asegura
Hay una pregunta que a Alfredo Hernando (Aranda de Duero, Burgos, 1981) le hacen constantemente: ?y t¨², a qu¨¦ colegio llevar¨ªas a tus hijos? Quiz¨¢s tenga que ver el hecho de que en 2013 este psic¨®logo e investigador se lanzara a recorrer el mundo en busca de algo muy concreto: escuelas innovadoras. Durante dos a?os, su af¨¢n por seguir las pistas de casos de ¨¦xito en la educaci¨®n le llev¨® a?Colombia, Per¨², Chile, Brasil, Ghana, Indonesia, Jap¨®n, Finlandia¡ para despu¨¦s recopilar sus experiencias en un libro, Viaje a la escuela del siglo XXI. Una ¡°gu¨ªa para exploradores¡± que resume sus ideas sobre c¨®mo se debe trabajar la innovaci¨®n educativa. La clave, dice, est¨¢ en detectar colegios que est¨¦n desarrollando experiencias novedosas y entender por qu¨¦ funcionan. ¡°La idea de que la escuela necesita cambiar ha calado con mucha fuerza en la sociedad. El siguiente paso es definir qu¨¦ funciona y para qu¨¦¡±, asegura Hernando en esta entrevista, que tuvo lugar a finales de junio en el marco de la segunda edici¨®n del encuentro #Realinfluencers, organizado por la start-up educativa Blinklearning.
Pregunta. Cuando hablamos de innovaci¨®n educativa, ?de qu¨¦ estamos hablando?
Respuesta. Hablamos del ¨¦xito de todos y cada uno de los alumnos, sin importar sus necesidades. Se trata de buscar la combinaci¨®n de elementos del proyecto educativo de un centro que haga posible el ¨¦xito de todos sus alumnos. Pero es muy importante no perder el norte. Innovar no significa tener como foco primario el aprendizaje basado en proyectos, o el modelo de un ordenador para cada ni?o, o evaluar con menos ex¨¢menes, o m¨¢s o menos deberes¡Esas son decisiones secundarias que se toman en el momento en el que un equipo de profesores, en un colegio, decide c¨®mo puede conseguir que todos sus alumnos desarrollen un proyecto vital completo. Fuera de eso, creo que todo lo dem¨¢s son fuegos de artificio.
P. ?Qu¨¦ es entonces un colegio innovador?
R. Hay tres focos para entenderlo. Primero debe ser un caso de ¨¦xito: sus alumnos deben llegar al ¨¦xito, entendido m¨¢s all¨¢ de lo acad¨¦mico. Segundo, ese caso de ¨¦xito se debe poder replicar, de forma que otra escuela se pueda llevar a un contexto semejante lo que ese centro innovador ha hecho; que pueda copiarlo o adaptarlo para llegar al ¨¦xito con sus propios alumnos. Hay una tercera idea, que es la necesidad de documentar este proceso. Necesitamos que sea un concepto claro para que las familias lo entiendan.
P. ?Qui¨¦n est¨¢ liderando el proceso de la innovaci¨®n educativa en Espa?a?
R. En Espa?a estamos asistiendo a una primavera de innovaci¨®n educativa. Un florecer, inimaginable hace 10 a?os, de experiencias de innovaci¨®n. Y es muy parad¨®jico porque estas experiencias est¨¢n protagonizadas por los docentes, no por las administraciones p¨²blicas. Son los profesores los que est¨¢n empujando y arrastrando con sus ganas y con su trabajo. Pero hacen falta las instituciones. Las administraci¨®n y las consejer¨ªas de Educaci¨®n tienen que tomar el liderazgo.
P. ?C¨®mo medimos la innovaci¨®n?
R. La evidencia de todo este proceso son los estudiantes, la prueba ¨²ltima es saber si hemos conseguido mejorar su vida. Y para eso necesitamos herramientas. Ahora medimos muy bien las competencia ling¨¹¨ªstica o las matem¨¢ticas¡ pero hay otras competencias muy importantes, como la autonom¨ªa e iniciativa personal de los alumnos o el c¨®mo aprender a aprender, para las que necesitamos un marco y herramientas. Eso est¨¢ por hacer y ah¨ª entran las administraciones p¨²blicas, que tienen que sentar las bases para medir esto. De todas formas, hay muchas medidas que se pueden tomar sin necesidad de tener un pacto nacional. Por eso mi enfoque no es trabajar con sistemas, sino encontrar escuelas innovadoras. No se trata de mirar a Finlandia o a Corea del Sur, el enfoque de los sistemas no aporta practicidad ni a las familias ni a los colegios. Y, adem¨¢s, creo que las escuelas en los entornos de mayor necesidad tienen las probabilidades de crear experiencias m¨¢s innovadoras; es la forma de tener m¨¢s posibilidades para que sus alumnos alcancen el ¨¦xito.
P. ?Se puede entonces innovar sin grandes recursos?
R. S¨ª, pero cuando se produce un cambio se necesita tiempo y personal para invertir en ello, y si no hay recursos suficientes eso va a repercutir en la inversi¨®n de tiempo y dedicaci¨®n de los profesores. Es un balance complejo porque hay entremezclados procesos tanto de innovaci¨®n como de crecimiento personal de los docentes. Y hablamos de cambiar el colegio seg¨²n seguimos yendo al centro; no cerramos, nos formamos y luego volvemos a abrir. El mensaje de los recursos es complicado porque es verdad que hay muy buenas experiencias de innovaci¨®n en pa¨ªses con menos recursos, por ejemplo en Latinoam¨¦rica. Pero al mismo tiempo la falta de recursos no puede consumir a los principales actores del cambio, que son los profesores y los equipos directivos.
P. ?Innovar es un camino y cada centro debe encontrar el suyo? ?O hay una f¨®rmula que se pueda aplicar a todos?
Diferencias entre comunidades
En esa "primavera de la innovaci¨®n" en Espa?a de la que habla Alfredo Hernando, la educaci¨®n p¨²blica juega un papel fundamental. Pero el experto advierte de las diferencias entre comunidades aut¨®nomas, no solo en resultados (algo que viene certificando el informe PISA, que retrata una brecha entre el norte y el sur) sino tambi¨¦n en las herramientas de las que los colegios disponen para innovar. "Hay una gran diferencia en la red p¨²blica en Espa?a que es muy significativa y de la que no se habla mucho", se?ala Hernando. "Las posibilidades de las escuelas son muy distintas seg¨²n cu¨¢l sea su comunidad". Hernando se?ala como ejemplo esperanzador la iniciativa de varias regiones, como Arag¨®n y Castilla y Le¨®n, de crear centros de formaci¨®n para docentes. "Son un nuevo actor que est¨¢ despertando. Se est¨¢n convirtiendo en detectores de buenos docentes, profesores que empujan el cambio. Los atraen al centro de formaci¨®n y ah¨ª es cuando empiezan a pasar cosas alrededor".
R. Hemos superado ya esa fase en la que dec¨ªamos que hab¨ªa una soluci¨®n para transformar cualquier escuela. Ese es un mensaje peligroso. Lo que s¨ª hay son escenarios que aparecen con mucha frecuencia y que engloban varias metodolog¨ªas. No inventan nada nuevo, sino que combinan elementos presentes en todas las escuelas de una forma novedosa y que mejora los resultados. Por ejemplo, todos los colegios tienen aulas cuadradas y pasillos. Pero hay alguien que decide hacer una combinaci¨®n de horarios y de trabajo en esos pasillos de tal manera que, de repente, se transforman en un makerspace. Es el mismo pasillo y son los mismos recursos que tienen todas las escuelas p¨²blicas, pero un centro ha hecho una combinaci¨®n novedosa que les funciona.
P. ?Puede existir el riesgo de que tanta carrera por la innovaci¨®n se convierta en aplicar moda tras moda sin base de investigaci¨®n?
R.?Eso ser¨ªa terrible. Para poder demostrar que est¨¢s haciendo innovaci¨®n y que est¨¢s mejorando el proyecto vital de tus alumnos tienes que ser capaz de saber c¨®mo funcionan esas medidas. Y ah¨ª no les podemos pedir a los docentes que hagan todo, no podemos perdirles que sean los responsables de saber c¨®mo est¨¢ funcionando la innovaci¨®n y que tambi¨¦n se encarguen de crear herramientas para analizar c¨®mo se est¨¢ transformando la escuela. Esas son medidas de la administraci¨®n p¨²blica. Y s¨ª, al final el cambio y la mejora de una escuela es el cambio y el crecimiento de su claustro de profesores, pero ponemos mucho peso sobre los docentes.
P. ?Cu¨¢l es el papel de los padres? Reciben cr¨ªticas por los dos extremos: o porque se implican demasiado o porque no tienen opini¨®n sobre estos temas.
R. Hay tres variables que explican el ¨¦xito del proyecto vital de un ni?o o una ni?a: su entorno (es decir, el barrio), su familia y su escuela. El barrio se puede trabajar, pero no est¨¢ tanto en nuestras manos. La mejor combinaci¨®n posible entre las otras dos variables es que las familias sean capaces de entender, informarse y comprender el proyecto educativo del colegio; y, si les gusta, de participar en ese proyecto. Aqu¨ª hay una doble comunicaci¨®n: entre la familia, que debe sentir que se puede comunicar y que tiene que aprender lo que significa este cambio en la escuela, y los colegios, que de repente tienen que aprender a comunicarse con los padres.
P. Cualquier cambio que se haga en la educaci¨®n tiene consecuencias profundas y a largo plazo. ?Entiendes las reticencias que surgen cuando se habla de repensar los deberes, los horarios, los ex¨¢menes¡?
R. Ahora mismo hay un debate muy potente. Por un lado est¨¢n los apocal¨ªpticos, que creen que la innovaci¨®n pertenece al show de la educaci¨®n y que significa hacer lo que ya estamos haciendo, pero con otro nombre. Y por otro lado est¨¢n los integrados, que son los que entienden que el significado de innovar es crecer, con equipos de profesores que buscan ese crecimiento integrando distintas metodolog¨ªas para transformar la escuela.
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