¡°Los impuestos en M¨¦xico tienen que aumentar y rebalancearse¡±
El economista, ex alto cargo del Gobierno mexicano, cree que la exitosa inserci¨®n del pa¨ªs norteamericano en el comercio global no ha podido contrarrestar "fuerzas internas negativas como el r¨¦gimen laboral o fiscal"
Santiago Levy (Ciudad de M¨¦xico, 1956) es uno de los altos funcionarios econ¨®micos m¨¢s destacados y vers¨¢tiles de las ¨²ltimas d¨¦cadas en M¨¦xico y padre de uno de los programas de transferencias condicionadas m¨¢s ¨²tiles en el combate contra la pobreza extrema, Progresa (hoy Prospera). Fue presidente de la Comisi¨®n Federal de Competencia y subsecretario de Egresos durante los Gobiernos de Carlos Salinas de Gortari y de Ernesto Zedillo, ambos del PRI, y director general del Instituto Mexicano del Seguro Social en tiempos del panista Vicente Fox. Hoy muchos le sit¨²an cerca de asumir un cargo relevante en el futuro Gabinete del presidente electo, Andr¨¦s Manuel L¨®pez Obrador (Morena, izquierda). Pero ¨¦l no suelta prenda. "Quiero aportar al debate, independientemente de consideraciones pol¨ªticas", dice por tel¨¦fono desde el cuartel general del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) en Washington ¡ªdonde ejerce como vicepresidente¡ª, pocos d¨ªas despu¨¦s de presentar su ¨²ltimo libro (Esfuerzos mal recompensados: la elusiva b¨²squeda de la prosperidad en M¨¦xico), una disecci¨®n completa de lo que la segunda mayor econom¨ªa de Am¨¦rica Latina necesita cambiar para relanzar la competitividad y el crecimiento.
Pregunta. M¨¦xico ha seguido casi al pie de la letra la receta del FMI y la OCDE para crecer m¨¢s: estabilidad macroecon¨®mica, apertura comercial, reformas estructurales¡ Pero la productividad sigue estancada. ?Qu¨¦ ha ocurrido?
Respuesta. La mayor parte de los elementos de esa receta son pertinentes. Qu¨¦ bueno que los ha aplicado, porque si no la situaci¨®n ser¨ªa peor. Lo que hubo fue un tal¨®n de Aquiles: un conjunto de incentivos microecon¨®micos al que tal vez no se le prest¨® atenci¨®n, pero que acab¨® dominando el efecto de estas reformas y provocando que el aumento de la productividad y los salarios fuese cero y que M¨¦xico creciese mucho menos de lo que podr¨ªa haber crecido.
P. ?Cu¨¢les son esos incentivos perversos?
R. En los ¨²ltimos 20 a?os se han canalizado muchos recursos a las empresas menos productivas. El tama?o promedio de las compa?¨ªas mexicanas se ha reducido: han crecido las peque?as, m¨¢s informales, y no las grandes, m¨¢s formales y productivas. Los patrones de asignaci¨®n de recursos han sido contrarios a lo que uno esperar¨ªa de una econom¨ªa mercado, que deber¨ªa eliminar a las empresas improductivas. En M¨¦xico eso no ha ocurrido: la firma m¨¢s com¨²n tiene tres o cuatro trabajadores con parentesco entre s¨ª.
P. ?Qu¨¦ hay detr¨¢s de ese fallo?
R. No hay un ¨²nico factor, sino tres: el r¨¦gimen laboral y de seguridad social, el tributario y el jur¨ªdico. Tenemos que lograr compatibilizar que los recursos se canalicen a las empresas m¨¢s productivas con la construcci¨®n de un sistema de protecci¨®n social que ayude, sobre todo, a quienes est¨¢n en condiciones de pobreza. Se requieren un conjunto de cambios que permitan alcanzar los important¨ªsimos objetivos sociales de dar cobertura de pensiones, salud y guarder¨ªas, con los que coincido al 110%. Pero no hacerlo a trav¨¦s de pol¨ªticas que mandan a empresas y trabajadores la se?al de que se achiquen y se informalicen. Los instrumentos laborales y fiscales que se han utilizado no han dado los resultados que se pretend¨ªan.
P. Defiende la universalizaci¨®n de la seguridad social.
R. S¨ª; es parad¨®jico que un sistema que naci¨® con objetivos de inclusi¨®n social haya acabado siendo altamente excluyente, del que se beneficia menos del 50% de la poblaci¨®n. La segmentaci¨®n, adem¨¢s, favorece a las empresas que tienen contratos no asalariados y castiga a las empresas con contratos asalariados, que son las m¨¢s productivas. Universalizar la seguridad social es parte de la soluci¨®n: lograr¨ªa el objetivo de ofrecer protecci¨®n contra riesgos, pero desvincul¨¢ndola del estatus formal o informal de cada trabajado. Ser¨ªa mucho m¨¢s eficaz.
P. ?Es factible fiscalmente?
R. Depende de muchos elementos, como los beneficios y la cobertura que ofrezca. Lo importante es darse cuenta de que el costo sobre el crecimiento de no universalizarla es alt¨ªsimo para una sociedad que en dos d¨¦cadas no ha conseguido aumentar su productividad. No minimiza esto que se tenga que hacer un esfuerzo fiscal.
P. ?De qu¨¦ forma?
R. La carga tributaria en M¨¦xico tiene que aumentar y se tiene que rebalancear: los impuestos sobre el trabajo son muy altos ¡ªlos m¨¢s altos de Am¨¦rica Latina en relaci¨®n al PIB¡ª y los impuestos al consumo, muy bajos ¡ªlos m¨¢s bajos de la regi¨®n respecto al PIB¡ª. Se subsidia la baja productividad y se retiran incentivos para crecer: una empresa que vende menos de dos millones de pesos (105.000 d¨®lares) al a?o paga un 2% de impuestos; en cambio, si factura un peso m¨¢s, ya paga el 30%. Un gran n¨²mero de empresas improductivas sobrevive solo porque el r¨¦gimen fiscal le es favorable.
P. ?Hay una tolerancia excesiva a la informalidad?
R. La mayor parte de la informalidad en M¨¦xico es perfectamente legal; eso es muy importante. Una empresa con trabajadores no asalariados no est¨¢ obligada a registrar a inscribirlos en el Infonavit [el fondo federal para la vivienda, al que contribuyen los trabajadores formales], en el IMSS¡ Pero la discusi¨®n no est¨¢ en su legalidad o ilegalidad: lo que hay que hacer es repensar el dise?o de las pol¨ªticas p¨²blicas.
P. M¨¦xico sigue siendo uno de los pocos pa¨ªses de la OCDE que no cuenta con un seguro de desempleo. ?Lo ve necesario?
R. S¨ª. Reemplazar las disposiciones actuales sobre despido -reconociendo que las empresas tienen que ajustar su oferta de trabajo cuando hay un shock negativo- por un seguro de desempleo ser¨ªa lo mejor para trabajadores y empresas.
P. ?Le gusta la idea de la renta b¨¢sica? ?Le parece factible?
R. [Hablando] en abstracto, para Suecia o Finlandia, pudiera ser. Pero para el M¨¦xico de 2018 creo que no es lo m¨¢s conveniente. Si tuviese cuatro o cinco puntos del PIB disponibles los usar¨ªa para arreglar todos estos problemas de mala asignaci¨®n, para reducir los impuestos al trabajo o para mejorar la calidad del servicio m¨¦dico, de las pensiones, de las guarder¨ªas... Tenemos grandes faltantes y los que m¨¢s sufren por eso son los trabajadores de m¨¢s bajos ingresos. Si no arreglamos eso antes, el pa¨ªs no va a crecer. Es una cuesti¨®n de prioridades.
P. En busca de razones del crecimiento bajo muchos economistas apelan a mantras como la educaci¨®n o las infraestructuras. ?Los comparte?
R. No todos. En Am¨¦rica Latina y pr¨¢cticamente en todo el mundo se habla de la educaci¨®n y de las infraestructuras como parte de la lista de cosas a cambiar. Pero, en el caso de M¨¦xico, difiero en el mantra de que no crecemos porque no hay educaci¨®n. La evidencia emp¨ªrica indica que la educaci¨®n no ha limitado el crecimiento de la productividad; no ha habido una escasez de trabajadores con m¨¢s habilidades y los retornos a la educaci¨®n siguen cayendo: el salario de un universitario respecto al de una persona que solo tiene la primaria es menor hoy que hace 20 a?os. De hecho, contrario a lo que se piensa, ha habido un incremento muy importante en el capital humano mexicano medido tanto en escolaridad como en calidad. Eso no quiere decir que no estemos lejos de la OCDE, pero s¨ª que estamos mejor que hace dos d¨¦cadas.
P. ?Y en el caso de las infraestructuras?
R. Hemos hecho el ejercicio de comparar las 400.000 empresas que est¨¢n en un radio de 16 kil¨®metros del Z¨®calo de la Ciudad de M¨¦xico ¡ªque son las que disponen de mejor infraestructura f¨ªsica, telecomunicaciones y acceso al sistema financiero¡ª con el resto. Y el resultado es que su grado de informalidad es similar. La infraestructura no es raz¨®n, por tanto, de la mala asignaci¨®n de recursos.
P. ?Ha sido positiva la inserci¨®n de M¨¦xico en la econom¨ªa mundial, sobre todo con la firma del TLC en 1994?
R. El problema es que las ganancias de eficiencia que ha generado el libre comercio, valiosas e importantes, operan solamente sobre el sector manufacturero, que no es tan grande. Los beneficios de la inserci¨®n de M¨¦xico en el comercio internacional no han sido lo suficientemente potentes como para contrarrestar fuerzas internas que nada tienen que ver, como el r¨¦gimen laboral o fiscal.
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