¡°M¨¦xico tiene que fijar un impuesto sobre la riqueza y sobre las herencias¡±
En el pa¨ªs norteamericano conviven algunas de las mayores fortunas del mundo, una amplia clase media y decenas de miles de pobres
Hablar de desigualdad en nuestros d¨ªas sin antes haber le¨ªdo a Branko Milanovic es como hablar de f¨²tbol sin haber visto jugar a Messi o a Zidane. El economista serbio-estadounidense, profesor del Stone Center de la City University of New York (CUNY), visita M¨¦xico, uno de los epicentros de la inequidad mundial, para presentar la edici¨®n en espa?ol de su ¨²ltimo libro: Desigualdad mundial. Un nuevo enfoque para la era de la globalizaci¨®n (Fondo de Cultura Econ¨®mica). Entre coloquio y coloquio, concede 15 minutos de su apretada agenda a EL PA?S. Poco tiempo para mucho que decir.
M¨¦xico es uno de los pa¨ªses que mejor refleja la desigualdad mundial: en sus casi dos millones de kil¨®metros cuadrados conviven un pu?ado de familias acaudaladas que pueden tratarse de t¨² a t¨² con los m¨¢s ricos del mundo y decenas de miles de pobres a los que poco tienen que envidiar los menos favorecidos del planeta. Un crisol econ¨®mico tal que catalogar al pa¨ªs latinoamericano solo como una naci¨®n de renta media implica obviar una parte importante de la realidad. Los cuatro hombres m¨¢s ricos de M¨¦xico en 2015 ¡ªCarlos Slim, Germ¨¢n Larrea, Alberto Baill¨¨res y Ricardo Salinas Pliego¡ª?acumulaban entonces casi la quinta parte del PIB, seg¨²n un estudio de Gerardo Esquivel, profesor de El Colegio de M¨¦xico para la ONG Oxfam.
Sin embargo, el an¨¢lisis de Milanovic tiene muchas m¨¢s aristas: ¡°La inequidad en M¨¦xico es una cuesti¨®n algo espinosa: dejando a un lado los casos de Slim y otros muy ricos, es uno de los pa¨ªses que ha visto disminuir la desigualdad de ingresos y aumentar el peso de la clase media en los 15 ¨²ltimos a?os¡±. Hasta la crisis econ¨®mica: desde entonces ambas variables han ca¨ªdo a un ritmo mucho mayor que en el resto de pa¨ªses de la OCDE, el think tank de los pa¨ªses industrializados. ¡°Lo que ocurre en este pa¨ªs es que hay muchas personas extraordinariamente ricas, hasta el punto de que est¨¢n entre los m¨¢s acaudalados del mundo. Por eso creo que es tan importante fijar impuestos sobre la riqueza y las herencias¡±, subraya. ¡°El problema es que viven completamente separados de la realidad de su propio pa¨ªs: es cierto que los ricos suelen estar desligados, pero cuando la riqueza supera un determinado umbral, ese desprendimiento se exacerba y se convierte en algo muy nocivo¡±.
Los hechos y los datos duros dan alas a su an¨¢lisis. Los puntos de contacto entre un residente en Lomas Altas?¡ªuna de las zonas m¨¢s exclusivas de la Ciudad de M¨¦xico¡ª y uno de Milpa Alta?¡ªuna de las ¨¢reas m¨¢s rurales y con mayor tasa de pobreza de la capital¡ª quedan reducidos al pasaporte, el idioma y una cultura com¨²n. Lo m¨¢s probable es que nunca en su vida se crucen: son dos vidas completamente dispares a menos de 50 kil¨®metros de distancia. A eso se a?ade un sistema fiscal que est¨¢ a la cola de la OCDE y de Am¨¦rica Latina en cuanto a su capacidad para cerrar la grieta de la desigualdad. ¡°Probablemente porque sus pol¨ªticas p¨²blicas no son tan extensivas como en Europa¡±, diagn¨®stica el profesor de CUNY. ¡°En M¨¦xico, los impuestos sobre la renta no son suficientemente progresivos y muchos de los que deber¨ªan pagar los tipos fiscales m¨¢s altos porque obtienen ganancias del capital, en la pr¨¢ctica no lo hacen. Aqu¨ª, y en otros pa¨ªses de Am¨¦rica Latina, los ingresos del fisco dependen demasiado de impuestos como el IVA y eso es regresivo¡±.
La palanca fiscal, tan largamente mencionada en muchos discursos pol¨ªticos y tan poco utilizada en la pr¨¢ctica en casi toda la regi¨®n, es quiz¨¢ la v¨ªa m¨¢s directa para suturar la brecha. Pero no la ¨²nica. Los impuestos a las grandes fortunas deben ir acompa?ados, subraya Milanovic, por incentivos tributarios a la creaci¨®n de riqueza ¨Cya sea financiera o en forma de bienes ra¨ªces¨C en manos de las clases medias. Y por dos factores adicionales igualmente importantes: ¡°Primero, garantizar un acceso real a la educaci¨®n a los pobres o muy pobres. En M¨¦xico, por ejemplo, algunos de ellos ni siquiera hablan bien el espa?ol o no tienen la posibilidad de ir a la escuela. Segundo, fortalecer programas sociales de ayuda condicionada como Progresa [hoy Prospera]: mucha gente no es consciente de lo importantes y revolucionarios que han sido, hasta el punto de ser, quiz¨¢, la mayor contribuci¨®n de la regi¨®n a las pol¨ªticas sociales de todo el mundo. Aunque no vayan a solucionar todos los problemas, son relativamente baratos y llegan a muchas personas¡±.
La renta b¨¢sica universal, una rareza hace muy poco tiempo en el debate pol¨ªtico, ha emergido con fuerza en las ¨²ltimas semanas en la esfera p¨²blica mexicana. En parte, porque el Frente Ciudadano ¡ªla alianza electoral bajo la que concurrir¨¢n el conservador PAN y los progresistas PRD y Movimiento Ciudadano en los comicios presidenciales del pr¨®ximo julio¡ª la ha incorporado a su lista de propuestas electorales. A diferencia de otros economistas, Milanovic no es nada partidario de la medida, que pasa por dar a cada ciudadano una cantidad fija de dinero cada mes por el mero hecho de residir en el pa¨ªs norteamericano.
¡°Soy muy esc¨¦ptico, tambi¨¦n en los pa¨ªses m¨¢s avanzados, porque requerir¨ªa enormes sumas de dinero, obligar¨ªa a repensar por completo el actual sistema fiscal y de transferencias p¨²blicas. En un pa¨ªs como M¨¦xico ser¨ªa a¨²n m¨¢s complicado, porque el dinero que se podr¨ªa dar ser¨ªa muy mediocre, pr¨¢cticamente nada, y cualquier otra cantidad m¨¢s importante ser¨ªa muy costosa para el erario. Un coste como el que se baraja, superior al 8% del PIB, es muy alto y muy dif¨ªcil de financiar¡±. Tambi¨¦n exhibe sus dudas sobre la medida desde el punto de vista filos¨®fico: ¡°No creo que sea lo ideal tener a, digamos, la cuarta parte de la poblaci¨®n haciendo nada y dependiendo de lo que se les da. Y tambi¨¦n porque reducir¨ªa la presi¨®n sobre los muy ricos para compartir su riqueza: podr¨ªan decir que ya se les da un m¨ªnimo a todos¡±.
Milanovic habla r¨¢pido y entremezcla constantemente el ingl¨¦s y el espa?ol ¡ªque, aunque prefiere evitar cuando entra en cuestiones t¨¦cnicas, domina casi a la perfecci¨®n¡ª. Ampliamente reconocido en el mundo acad¨¦mico desde hace a?os, dio el salto a los medios de comunicaci¨®n hace un lustro, cuando se populariz¨® su ya famoso ¡°gr¨¢fico del elefante¡±, que refleja a la perfecci¨®n las dos caras de la moneda de la globalizaci¨®n en las tres ¨²ltimas d¨¦cadas. Por un lado, el notable enriquecimiento de las clases medias de los pa¨ªses emergentes ¡ªsobre todo China e India¡ª, hoy conectadas a la econom¨ªa global, y de los m¨¢s acaudalados de los pa¨ªses avanzados, que han visto multiplicada la rentabilidad del capital. Por otro, el empobrecimiento de las clases medias trabajadoras de los pa¨ªses ricos, que han visto reducidos sus ingresos por la mayor competencia de sus pares emergentes, la Gran Recesi¨®n de 2008?¡ªy la posterior crisis de deuda, en el caso del sur de Europa¡ª y, en ¨²ltima instancia, por la creciente automatizaci¨®n de los procesos productivos.
-?Por qu¨¦ Am¨¦rica Latina no ha podido aprovechar la globalizaci¨®n para converger con los pa¨ªses m¨¢s ricos, como s¨ª ha hecho Asia?
-Lo que ha producido esta convergencia ha sido la apertura y la integraci¨®n en los mercados internacionales, la inversi¨®n extranjera y, muy especialmente, de EE UU¡ Pero parte del problema es que muchos pa¨ªses [latinoamericanos] han sido capaces de industrializarse hasta un cierto grado, pero no han sido capaces de moverse hacia industrias de alta tecnolog¨ªa o moverse al sector servicios. Am¨¦rica Latina est¨¢ bajo la presi¨®n de Asia porque muchos productos son producidos m¨¢s baratos all¨ª que aqu¨ª. Creo que esta cuesti¨®n merece un estudio m¨¢s detallado.
El profesor de la?CUNY es uno de esos acad¨¦micos que no se explaya sobre los temas que, aunque conoce a la perfecci¨®n, se escapan de su radio de acci¨®n. Conoce sus l¨ªmites y los expresa con sinceridad: ¡°Hay otros que saben m¨¢s de esta cuesti¨®n¡±. En la era de los tod¨®logos, tambi¨¦n en el mundo acad¨¦mico, escuchar estas ocho palabras es un enorme signo de humildad.
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