El proteccionismo no protege

¡°El proteccionismo no protege¡±. Todo fabricante de frases envidiar¨¢ esta. La pronunci¨® el presidente de la Comisi¨®n Europea, Jean-Claude Juncker, en Tokio, con motivo de la firma definitiva del acuerdo de libre cambio Uni¨®n Europea-Jap¨®n, el 17 de julio.

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La sentencia est¨¢ destinada a marcar ¨¦poca. ?Cu¨¢l? La ¨¦poca de la resistencia, suave en las formas pero firme en los actos, de los europeos frente el belicismo comercial de Donald Trump.

Que tuvo un hito clave en su sonada marcha atr¨¢s sobre las amenazas de nuevos aranceles a los autom¨®viles europeos, el 25 de julio.

Esa resistencia se manifiesta en: a) La contundencia de la respuesta milim¨¦trica a los anuncios de nuevas tasas aduaneras; b) El intento (mejorable) de trabar complicidades con la sociedad civil liberal americana, y c) El despliegue de nuevos (o renovados) proyectos de tratados de libre comercio con pa¨ªses terceros, de Jap¨®n a China, del ¨¢rea latinoamericana a la vieja Commonwealth.

Bruselas, como del cerdo, lo aprovecha todo en su campa?a procivilizaci¨®n liberal. Veamos el caso concreto del acuerdo con Jap¨®n.

Justo hace un a?o (el 6 de julio de 2017), en v¨ªsperas del primer G20 al que acud¨ªa Trump, ya mont¨® un espect¨¢culo medi¨¢tico en torno al mero ¡°acuerdo de principio¡± de la UE con Tokio sobre el nuevo tratado de asociaci¨®n.

Al final, en un a?o fue imposible alcanzar una entente en el cap¨ªtulo de protecci¨®n de las inversiones. Y sobre el mecanismo para dirimir los litigios generados por ellas, que Bruselas deseaba copiar del instaurado con Canad¨¢: jueces p¨²blicos en vez de arbitrajes privados.

A falta de pacto en ese aspecto crucial, a los doce meses se decide no retrasar m¨¢s el plan. Y mientras se sigue negociando el fleco pendiente, se aprueba todo el resto, justo una semana antes de la cumbre Juncker-Trump (25 de julio).

Ese resto no es poco. Se trata del m¨¢s ambicioso tratado comercial firmado por los europeos: involucra a casi la mitad del comercio mundial; prev¨¦ la creaci¨®n de 280.000 empleos en el viejo continente; liberaliza a tope la importaci¨®n de productos industriales japoneses (coches) y la exportaci¨®n de mercanc¨ªas agroalimentarias europeas (quesos).

Todo eso ya lo reflejaron las cr¨®nicas. Interesa ahora destacar el impacto para la relaci¨®n con los americanos de una pieza clave en el pacto con los japoneses. A saber, el descreste arancelario para los autom¨®viles.

Empieza ya, con una reducci¨®n de hasta el 4% de las actuales tasas. Y culminar¨¢ en un septenio, con el arancel cero. Es un aviso a Washington, pr¨¢ctico y ejemplar: para equilibrar nuestras relaciones en automoci¨®n, mejor no suban ustedes sus aranceles (inferiores a los europeos en este sector, pero no en la media): baj¨¦moslos todos juntos, converjamos hacia la tarifa exterior cero.

La idea viene de lejos. Figuraba en el paquete del TTIP que la UE negociaba con Barack Obama, y que no pudo culminar. ?Lo que nos habr¨ªamos ahorrado!

Todos deben aprender, los proteccionistas de ultraderecha. Y los bienintencionados alternativos: ?por qu¨¦ se batieron tanto contra el TTIP, cuando se garantizaba su neutralidad social, y ahora se quedan quietos en la mesa camilla, mientras Trump aspira a arrasar libertades, liberalismo y libertarismo?