Un fondo quiere echarme de mi casa
El creciente n¨²mero de desahucios impulsados por firmas opacas que compraron a la banca sus hipotecas t¨®xicas a?ade presi¨®n a los deudores de m¨¢s riesgo
M. M. B. recordar¨¢ el pasado 17 de abril como un d¨ªa aciago. Un burofax le inform¨® entonces de que la hipoteca que hab¨ªa firmado 13 a?os atr¨¢s pasaba a manos de una entidad de la que hasta entonces jam¨¢s hab¨ªa o¨ªdo hablar. ¡°Por la presente le comunicamos que Banco Santander ha cedido a Lindorff una cartera de cr¨¦ditos en la cual se encuentra [....] el suyo¡±, ley¨® con incredulidad.
En ese momento, este senegal¨¦s que lleva 15 a?os en Espa?a acumulaba desde hace m¨¢s de un a?o peque?os retrasos en el pago de sus cuotas, tal y como muestran los documentos que ense?a. Dice que fue por un problema que hab¨ªa tenido con la Seguridad Social. Cuatro meses m¨¢s tarde, asegura estar al d¨ªa, pero aquella entidad de la que hasta hace poco desconoc¨ªa el nombre y en la que ahora piensa cada d¨ªa reclama la subasta su peque?o estudio del madrile?o barrio de Lavapi¨¦s. En un correo electr¨®nico de mayo, el representante del fondo admit¨ªa que M. B. hab¨ªa abonado 6.864 euros, cuando el importe de cuotas e intereses era de 5.872 euros. Pero le reclama a¨²n 2.142 euros por gastos judiciales (letrado, procurador y tasas).
M.M.B. ha entrado en la lista de los que saben lo que significa que su hipoteca pase a manos de un fondo al que muchos denominan como buitre. Aktua, la gestora de servicios inmobiliarios de Lindorff, no respondi¨® al intento de este peri¨®dico por conocer su versi¨®n.
No existen estad¨ªsticas oficiales sobre el n¨²mero de hipotecas en manos de fondos. Pero a medida que a los bancos les quemaban en las manos los activos inmobiliarios considerados t¨®xicos, los han ido vendiendo de forma masiva a estas empresas opacas, sin una cara visible y radicadas en lejanos pa¨ªses.
Un estudio de la consultora Evercore cifra en m¨¢s de 50.000 millones de euros la venta de carteras hipotecarias morosas realizadas por los bancos el a?o pasado, con operaciones estrella como la compra de Blackstone al Santander del ladrillo del Popular, o la de Cerberus al BBVA. Y cuando estos fondos buitre se hacen cargo de las deudas pendientes, la presi¨®n aumenta sobre unos deudores que parten ya de una gran vulnerabilidad.
Blackstone compr¨® 30.000 hipotecas. De ellas, el 75% con causas de impago
Javier Rubio constata en su d¨ªa a d¨ªa la creciente importancia de los fondos en los desahucios ¡ªtanto por impago de la hipoteca como del alquiler¡ª que llegan en su despacho del centro de Madrid. ¡°Una gran mayor¨ªa de las ejecuciones hipotecarias que llevamos a partir de la subasta de la vivienda procede de fondos con sede fuera de Espa?a¡±, asegura este abogado de la cooperativa CAES, que desde el inicio de la crisis ha defendido a medio centenar de familias que se enfrentaban a un desahucio.
Pero, ?en qu¨¦ se diferencia una ejecuci¨®n hipotecaria instada por un banco de la de un fondo? Bufetes de abogados y afectados insisten en la importancia de que estas empresas carezcan de oficinas a las que el afectado pueda ir. En el mejor de los casos, tan solo un email o un tel¨¦fono. La comunicaci¨®n, en un momento tan complicado, se diluye al m¨¢ximo. Tampoco tienen un nombre comercial que proteger o un enraizamiento en un pueblo o barrio que le aconseje no tomar medidas dr¨¢sticas. Un ente sin cara que suele ser m¨¢s implacable. ¡°El carecer de interlocutor dificulta much¨ªsimo la negociaci¨®n. Una ejecuci¨®n hipotecaria tiene un impacto fort¨ªsimo en las personas, y este es mayor cuanto mayor sea la incertidumbre. La entrada de los fondos ha aumentado la vulnerabilidad de los afectados¡±, certifica Thomas Ubrich, que investiga el impacto en la salud de los procesos de p¨¦rdida de la vivienda. ¡°Los fondos, adem¨¢s, no se han adherido al c¨®digo de buenas pr¨¢cticas que s¨ª ha firmado la banca¡±, a?ade Rubio.
¡°Quer¨ªa pagar, pero nadie me cog¨ªa el tel¨¦fono¡±, protesta un afectado
Desde Anticipa, la plataforma de gesti¨®n de Blackstone, niegan la mayor. ¡°Tenemos 120 gestores que ofrecen un trato absolutamente personalizado en funci¨®n de las condiciones de cada familia¡±, aseguran en la empresa. Las mismas fuentes explican que de las cerca de 40.000 hipotecas que compraron a CatalunyaCaixa, en torno al 75% se enfrentaban a distintos grados de impago. Y de estas, cerca de 30.000 hipotecas con problemas, en 13.000 el fondo ha llegado a acuerdos como la entrega de la vivienda a cambio de cancelar la deuda ¡ªla famosa daci¨®n en pago¡ª o la reestructuraci¨®n de la deuda.
Pero no todo es malo para los deudores de los fondos buitres. Las propias empresas y los abogados coinciden en que el hecho de que los fondos hayan comprado los paquetes hipotecarios a precios de derribo les otorga m¨¢s flexibilidad a la hora de ofrecer una soluci¨®n que suponga saldar la deuda a un precio m¨¢s bajo.
A medida que la crisis financiera que comenz¨® en 2008 evolucionaba, las ejecuciones hipotecarias han cedido terreno ante los procesos de desahucio por impagos de alquiler. Casi seis de cada diez desahucios ejecutados en 2017 fueron de inquilinos, un 4,3% m¨¢s que un a?o antes. Las ejecuciones hipotecarias, sin embargo, cayeron un 15%. Y los fondos, a la vista de los mayores precios de alquiler, son tambi¨¦n protagonistas de este aumento de los desahucios. ¡°Vemos casos en los que los fondos buitres, en lugar de actuar como caseros razonables, parece que buscan el impago de los inquilinos, por peque?o que sea, para justificar una demanda de desahucio. Y fuerzan la situaci¨®n a trav¨¦s de estrategias como cargar gastos que no corresponden a los inquilinos, a los que adem¨¢s no se les avisa de estos cambios¡±, contin¨²a el abogado de CAES.
M. M. B. tambi¨¦n atribuye a la especulaci¨®n inmobiliaria a todo lo que est¨¢ viviendo. Sabe que en su barrio han subido los precios, y que su peque?a buhardilla ahora ser¨ªa una inversi¨®n apetitosa. ¡°Yo trataba de contactar con el gestor para decirle que ya hab¨ªa pagado, pero estuvo meses sin cogerme el tel¨¦fono. La ¨²nica explicaci¨®n que encuentro es que quieren quedarse con mi casa¡±, concluye.
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