El regalo envenenado de Rajoy que llevar¨¢ a Rodrigo Rato hasta la c¨¢rcel
El expresidente coloc¨® en 2010 al exvicepresidente al frente de un banco agujereado por la crisis y lastrado por una gesti¨®n manirrota
Mariano Rajoy regal¨® la presidencia de Caja Madrid a Rodrigo Rato en 2010 tras una batalla p¨²blica por el poder dentro del PP, que libr¨® y gan¨® a Esperanza Aguirre, entonces presidenta madrile?a. Rajoy puso a Rato al frente de un coloso financiero con siete millones de clientes, 15.000 empleados y unos activos de 191.000 millones de euros.
Aguirre empuj¨® al anterior presidente de Caja Madrid, Miguel Blesa, para que dejara el cargo que ocupaba desde que Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar le hab¨ªa colocado hace 13 a?os y prepar¨® entonces el terreno para imponer en ese goloso puesto a su hombre de confianza, Ignacio Gonz¨¢lez, entonces vicepresidente auton¨®mico.
En medio de intensas negociaciones, Gonz¨¢lez aspiraba a la fortuna del nuevo destino profesional que su jefa le serv¨ªa en bandeja: iba a pasar de cobrar 100.000 euros al a?o a ingresar dos millones.
Todo estaba listo para ese movimiento; Aguirre hab¨ªa acordado la operaci¨®n con PSOE, IU, sindicatos y patronal ¡ªpresentes en el consejo de administraci¨®n de la entidad financiera¡ª, que garantizaban un apoyo un¨¢nime a Gonz¨¢lez al frente de Caja Madrid a cambio de mantener o ampliar sus cargos en esa instituci¨®n.
Pero cuando todo estaba listo para el asalto de Aguirre al poder de la caja, Rajoy movi¨® ficha para colocar en la presidencia a Rodrigo Rato, entonces dedicado a sus negocios privados tras abandonar a mitad de mandato (junio de 2004 a octubre de 2007) la jefatura del Fondo Monetario Internacional.
La victoria de Rajoy sobre Caja Madrid
Rajoy venci¨® a Aguirre en la batalla por la entidad tras una grosera exposici¨®n p¨²blica de sus diferencias. Y Rato lleg¨® a la cima de una maquinaria descomunal, oxidada y agujereada por la crisis. Caja Madrid era un gigante con los pies de barro metido en una ci¨¦naga de inversiones inmobiliarias ruinosas.
El nuevo presidente se lo tom¨® con optimismo: "Caja Madrid est¨¢ preparada para hacer frente a los retos derivados del complejo entorno econ¨®mico, as¨ª como para aprovechar las oportunidades que se derivan del mismo". Aquella declaraci¨®n se enfrent¨® a la triste realidad y Rato se estrell¨®. Los cr¨¦ditos a promotores inmobiliarios que hab¨ªa concedido la caja durante la burbuja inmobiliaria constitu¨ªan un lastre demasiado pesado para avanzar: en 2011, el primer a?o de Rato al frente de la entidad, hab¨ªa 33.000 millones de euros en cr¨¦ditos inmobiliarios con una morosidad del 16%.
Empujado por la crisis y las prisas del Gobierno espa?ol (PSOE), Rato acept¨® integrar la caja con otras entidades m¨¢s peque?as. Como resultado surgi¨® un Frankenstein donde se junt¨® lo peor de cada casa. Bancaja, el segundo banco en importancia dentro del conglomerado de Bankia, ten¨ªa el doble de morosidad que Caja Madrid con la mitad de tama?o y sus inversiones en ladrillo eran irrecuperables.
Hab¨ªa llegado al puesto de mando de un enorme barco metido en la tormenta perfecta y todas sus decisiones aceleraron el naufragio.
Mantuvo con creces los vicios de su antecesor, entre ellos el reparto de las denominadas tarjetas black de las que dispon¨ªan consejeros y ejecutivos para un festival de gastos sin control. Para garantizarse la tranquilidad en el consejo de administraci¨®n elev¨® las remuneraciones de unos pocos consejeros que consideraba claves para su estabilidad. De cobrar entre 80.000 y 120.000 euros al a?o con el anterior presidente, Miguel Blesa, pasaron a cobrar hasta 500.000. El propio Rato se puso un sueldo superior a los dos millones de euros.
De su ¨¦poca quedan registrados gastos de 2,69 millones de euros en las tarjetas black (llamadas as¨ª porque los consejeros no declaraban a Hacienda ese dinero) entre febrero de 2010 (cuando llego a la presidencia de la entidad) y mayo de 2012 (cuando le despidieron al ser intervenida Bankia). Rato carg¨® en su tarjeta 99.054 euros en el tiempo que estuvo de presidente.
Es apenas una an¨¦cdota, un problema menor dentro del bienio negro que vivi¨® primero en Caja Madrid y luego en Bankia. Pero la an¨¦cdota que llevar¨¢ a la c¨¢rcel a Rato se convirti¨® muy pronto en un esc¨¢ndalo de gran impacto social: consejeros de todos los partidos pol¨ªticos, sindicatos y patronales participaron del gasto sin control de las tarjetas de cr¨¦dito, opacas a efectos fiscales.
Un final en la c¨¢rcel
La sentencia que llevar¨¢ a la c¨¢rcel a Rodrigo Rato, condenado a 4,5 a?os por un delito continuado de apropiaci¨®n indebida, es solo la primera de otras a las que se enfrenta el exvicepresidente econ¨®mico tras su paso por Caja Madrid y Bankia.
En breve se celebrar¨¢ el juicio por la salida a Bolsa de Bankia, donde Rato se enfrenta a una acusaci¨®n por falsear las cuentas de una entidad agonizante que arruin¨® a miles de inversores.
Por si fuera poco, Rato se defiende en otro juzgado de la acusaci¨®n de haber cobrado comisiones ilegales a trav¨¦s de empresas tapadera por la adjudicaci¨®n de la campa?a que publicit¨® la salida a Bolsa de Bankia.
Con 11,5 millones de clientes, una cuota de mercado del 10% y m¨¢s de 4.000 oficinas desplegadas por toda Espa?a, Bankia y Rato protagonizaron el mayor fracaso bancario en la historia de Espa?a, con una factura p¨²blica de 23.000 millones de euros, el dinero necesario para un rescate anunciado casi desde el d¨ªa en que Rajoy decidi¨® regalar Caja Madrid a Rodrigo Rato.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.