Bancos centrales y criptodivisas
De 80 bancos encuestados, un 69% est¨¢ o pronto estar¨¢ realizando trabajos relacionados con monedas digitales
El fervor alrededor de las criptodivisas ha sido masivo. En especial si nos referimos a su versi¨®n pionera y m¨¢s medi¨¢tica, el bitcoin, de nuevo protagonista, al haber experimentado en los ¨²ltimos d¨ªas un desplome en su valor hasta situarse por debajo de los 5.000 d¨®lares, su nivel m¨¢s bajo desde octubre de 2017.
Las criptodivisas o monedas digitales, que clasificamos por el momento como "activos" ya que no cumplen con los atributos intr¨ªnsecos del dinero, y la tecnolog¨ªa de registro distribuido (DLT en ingl¨¦s) sobre la que descansan, representan un espectro de oportunidades todav¨ªa por explorar. En una sociedad cada vez menos aferrada al uso del efectivo, ?son las criptodivisas la soluci¨®n futura a los pagos? Este debate, que va m¨¢s all¨¢ del bitcoin o de otras monedas digitales privadas, ha alcanzado, como no pod¨ªa ser de otra manera, a los propios bancos centrales, es decir, a la ¨²nica instituci¨®n facultada para emitir dinero con validez legal.
Tradicionalmente, los bancos centrales han restringido el acceso digital a sus balances a los bancos, mientras que estas limitaciones no existen en el caso del dinero f¨ªsico. La emisi¨®n de monedas digitales podr¨ªa salvar este obst¨¢culo permitiendo que, al igual que ocurre con el efectivo, cualquier agente (y no solo bancos) pudiera tener acceso al balance del banco central.
Con una ventaja adicional, y es que este no tendr¨ªa que asumir los riesgos y costes operativos relacionados con la administraci¨®n de cuentas individuales de hogares y empresas.
Aunque pueda parecer una cuesti¨®n lejana, es un tema apremiante en pa¨ªses donde la demanda de efectivo ha estado disminuyendo de forma dr¨¢stica, como es el caso de Suecia, que ya cuenta con un programa piloto para el desarrollo de su propia moneda digital, el e-krona, con recurso al Riksbank y con el mismo valor que la corona sueca.
Las monedas digitales se revelan, por tanto, como una oportunidad para desarrollar un medio de pago igual de seguro que el efectivo, pero que ofrece soluciones a retos futuros. Es por eso que, a pesar de las muchas incertidumbres respecto a su funcionamiento e implicaciones, el trabajo ya est¨¢ en marcha en la mayor¨ªa de bancos centrales.
Seg¨²n una encuesta reciente realizada por el Banco de Pagos Internacionales (BIS) a 80 bancos centrales, un 69% de los encuestados est¨¢ o pronto estar¨¢ realizando trabajos relacionados con monedas digitales y un 57% investiga su aplicaci¨®n. Es necesario m¨¢s tiempo, por tanto, para conocer la utilidad que acabar¨¢n teniendo las criptodivisas, privadas o emitidas por bancos centrales, pero lo que es una realidad es que ser¨¢n precursoras de un cambio en la forma en la que se proporcionen los servicios financieros en el futuro.
Irene Pe?a y David Cano son profesores de Afi Escuela de Finanzas.
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