La cooperaci¨®n necesita fondos
El mundo debe tomarse en serio equiparar la financiaci¨®n multilateral con las necesidades multilaterales
El suministro actual de bienes y servicios p¨²blicos en los niveles global y regional es peligrosamente inadecuado. Naciones Unidas (ONU), la Uni¨®n Europea (UE) y otros organismos multilaterales est¨¢n bajo una fuerte presi¨®n, porque sus presupuestos no est¨¢n a la altura de sus responsabilidades.
Aunque unos pocos ide¨®logos del libre mercado todav¨ªa sostengan que hay que dejar que corporaciones motivadas por el lucro dirijan el mundo sin intervenci¨®n estatal, la experiencia demuestra lo contrario. El Estado es esencial para facilitar el acceso universal a servicios vitales como la salud y la educaci¨®n; infraestructuras (por ejemplo, autopistas, ferrocarriles y redes de distribuci¨®n el¨¦ctrica); y financiaci¨®n para la investigaci¨®n cient¨ªfica y las primeras etapas del desarrollo tecnol¨®gico. Tambi¨¦n es necesario para cobrar impuestos a los ricos y transferir ingresos a los pobres. De lo contrario, nuestras sociedades se volver¨¢n peligrosamente desiguales, injustas e inestables (como est¨¢ pasando hoy en Estados Unidos).
En los pa¨ªses de altos ingresos, el Estado cobra al menos el 25% del producto nacional bruto en impuestos para desempe?ar estas funciones. En las econom¨ªas m¨¢s desarrolladas del mundo, entre las que se destacan las socialdemocracias del norte de Europa, el Estado recauda en impuestos alrededor del 50% del PIB nacional. Estos ingresos se usan para tres funciones vitales: servicios e inversiones p¨²blicas y transferencias de los ricos a los pobres.
Hoy es urgente extender estas tres funciones p¨²blicas al nivel supranacional. Grupos de pa¨ªses vecinos (por ejemplo la UE y la Uni¨®n Africana, UA) necesitan servicios p¨²blicos, inversiones p¨²blicas y transferencias a trav¨¦s de las fronteras nacionales, a menudo con la participaci¨®n de decenas de pa¨ªses simult¨¢neamente. Los organismos regionales necesitan presupuestos regionales adecuados para desempe?ar sus funciones vitales. La ONU en su conjunto tambi¨¦n precisa un presupuesto adecuado que le permita financiar iniciativas globales para combatir el cambio clim¨¢tico, proteger los oc¨¦anos, erradicar la pobreza extrema, resistir la proliferaci¨®n nuclear y detener conflictos locales a trav¨¦s del Consejo de Seguridad de la ONU antes de que se conviertan en desastres globales.
La UE, la UA y otras agrupaciones regionales deber¨ªan estar tendiendo redes regionales de distribuci¨®n el¨¦ctrica basadas no en combustibles f¨®siles sino en fuentes de energ¨ªa renovables (por ejemplo, e¨®lica, solar e h¨ªdrica). Tambi¨¦n deber¨ªan estar transfiriendo fondos desde las regiones m¨¢s ricas hasta las m¨¢s pobres, para eliminar bolsas de pobreza persistente. Y deber¨ªan estar protegiendo a la naturaleza sin distinci¨®n de fronteras e invirtiendo mucho m¨¢s en ciencia y tecnolog¨ªa para aprovechar la revoluci¨®n digital.
La contribuci¨®n de EE UU es de 10.000 millones de d¨®lares anuales. Con su avaricia se perjudica a s¨ª mismo
Pero los recursos presupuestarios disponibles para la cooperaci¨®n multilateral son ¨ªnfimos. Mientras muchos Estados miembros de la UE cobran en impuestos al menos el 25% del PIB nacional para financiar el gasto p¨²blico en los niveles nacional y local, el presupuesto conjunto de la UE s¨®lo cuenta con el 1% del ingreso combinado de los estados miembros. El Banco Europeo de Inversiones (BEI) ofrece financiaci¨®n adicional para proyectos de inversi¨®n, pero dependiente de la obtenci¨®n de fondos en el mercado.
La raz¨®n de la escasa financiaci¨®n es obvia. Los impuestos est¨¢n bajo jurisdicci¨®n de gobiernos nacionales y locales, que defienden celosamente sus prerrogativas tributarias; en la UE, los gobiernos nacionales acordaron transferir s¨®lo el 1% del PIB a Bruselas para uso conjunto. El resultado es una UE con aspiraciones muy grandes y un presupuesto operativo muy peque?o. Peor a¨²n, los nacionalistas europeos (por ejemplo, los partidarios del Brexit en el Reino Unido) afirman que el presupuesto de la UE es demasiado grande, en vez de terriblemente peque?o. Ning¨²n pa¨ªs podr¨ªa sostenerse con s¨®lo el 1% del producto nacional; y es posible que tampoco la UE pueda hacerlo con un presupuesto tan min¨²sculo. La cantidad de servicios p¨²blicos, inversiones y transferencias en el nivel paneuropeo es una exigua fracci¨®n de lo que se necesita para una uni¨®n realmente efectiva.
La situaci¨®n es todav¨ªa peor en el nivel global. El presupuesto regular de la ONU es s¨®lo de 2.700 millones de d¨®lares al a?o, es decir, s¨®lo el 0,003% del producto interior bruto mundial (90 billones de d¨®lares). La recaudaci¨®n total anual del organismo, incluidas aportaciones adicionales de los Estados miembros para operaciones humanitarias y de mantenimiento de la paz, ronda los 50.000 millones de d¨®lares (el 0,06% del PIB mundial), apenas una fracci¨®n de lo que realmente se necesita. Aunque los Estados miembros de la ONU han propuesto medidas acertadas y audaces, como los Objetivos de Desarrollo Sostenible y el acuerdo de Par¨ªs sobre el clima, carecen de medios financieros para implementarlas.
Pese al reducido presupuesto de la ONU, el gobierno estadounidense no deja de acusar a la instituci¨®n de estar sobredimensionada y ser demasiado cara. Estados Unidos aporta alrededor del 22% del presupuesto regular anual de 2.700 millones de d¨®lares (es decir, unos 600 millones de d¨®lares al a?o), pero eso es menos de dos d¨®lares por cada estadounidense¡ Sumando aportes para mantenimiento de la paz y otros pagos, la contribuci¨®n anual total de Estados Unidos llega a unos 10.000 millones de d¨®lares (aproximadamente 30 d¨®lares per c¨¢pita). Con su avaricia, Estados Unidos se perjudica a s¨ª mismo. Es posible que el coste final, para Estados Unidos y para el mundo, de la subinversi¨®n cr¨®nica en las necesidades globales ascienda a varias decenas de billones de d¨®lares.
Adem¨¢s de las aportaciones a trav¨¦s de la ONU, los pa¨ªses de altos ingresos hacen transferencias directas a otros m¨¢s pobres en la forma de ayuda oficial al desarrollo. El valor neto combinado de estas ayudas ronda los 150.000 millones de d¨®lares al a?o, o sea, s¨®lo el 0,31% del ingreso de los pa¨ªses donantes, que desde hace mucho prometen destinar a estas ayudas el 0,7% de sus ingresos. Como estas transferencias globales son tan peque?as, persiste la pobreza extrema en un mundo de abundancia. Y los pa¨ªses ricos todav¨ªa no cumplen sus viejas promesas de facilitar a los pa¨ªses pobres al menos 100.000 millones de d¨®lares al a?o para financiar proyectos relacionados con el clima.
El mundo debe tomarse en serio equiparar la financiaci¨®n multilateral con las necesidades multilaterales. La UE debe duplicar lo antes posible el presupuesto al 2% del PIB paneuropeo (y seguir aument¨¢ndolo con el tiempo). Asimismo, el mundo deber¨ªa dedicar al menos el 2% de la riqueza mundial a la provisi¨®n de bienes y servicios p¨²blicos globales para erradicar la pobreza extrema, combatir el cambio clim¨¢tico, proteger la naturaleza, salvar a millones de indigentes de una muerte prematura, garantizar la escolarizaci¨®n universal y sostener la paz a trav¨¦s de la ONU.
Ha llegado la hora de pensar en nuevos impuestos globales (sobre los ingresos corporativos, las cuentas offshore, las transacciones financieras internacionales, el patrimonio neto de los multimillonarios y la contaminaci¨®n) para financiar las necesidades de un mundo interconectado y bajo presi¨®n. Con creatividad, cooperaci¨®n y previsi¨®n, podemos movilizar nuevos fondos para convertir nuestra enorme riqueza global en bienestar sostenible para todos.
Jeffrey D. Sachs es profesor de Desarrollo Sostenible en la Universidad de Columbia. ? Project Syndicate, 2018.
Traducci¨®n: Esteban Flamini
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.