El euro cumple 20 a?os todav¨ªa en la pelea para ganarle terreno al d¨®lar
Dos d¨¦cadas despu¨¦s, sigue siendo la segunda moneda mundial pese a su p¨¦rdida de peso tras la Gran Recesi¨®n
Europa vivi¨® en la Nochevieja de 1998 uno de los momentos m¨¢s trascendentes desde los inicios de su integraci¨®n. A medianoche, mientras millones de ciudadanos daban la bienvenida a 1999, once pa¨ªses adoptaban la nueva moneda que hab¨ªa alumbrado el continente: el euro. Los ciudadanos no lo llevar¨ªan en sus bolsillos hasta tres a?os m¨¢s tarde, pero ese d¨ªa Alemania, Francia o Espa?a renunciaron al marco, el franco o la peseta y las integraron bajo el paraguas supervisor del Banco Central Europeo (BCE).
Las acciones en las bolsas, que acogieron con entusiasmo la nueva moneda, empezaron a denominarse en euros. Y tambi¨¦n lo hicieron pr¨¦stamos o el pago de tributos. Dos d¨¦cadas despu¨¦s, y tras una recesi¨®n que amenaz¨® su supervivencia, los ahora 19 pa¨ªses de la moneda ¨²nica afrontan el reto de completar la arquitectura del euro y relanzarlo en el mundo.
Desde el principio, las expectativas eran muy altas. El entonces comisario europeo de Asuntos Monetarios, Yves-Thibault de Silguy, afirm¨® en 1998: ¡°El euro suprimir¨¢ la inestabilidad monetaria, reducir¨¢ los costes de las empresas y garantizar¨¢ los tipos de inter¨¦s bajos y estables. Hoy nadie imaginar¨ªa a Estados Unidos con 50 monedas. El d¨®lar ha hecho fuerte a este pa¨ªs. El euro har¨¢ que la voz de Europa se oiga m¨¢s fuerte en todo el mundo, lo que le permitir¨¢ defender mejor sus intereses, que van mucho m¨¢s all¨¢ de los puramente monetarios¡±.
Papel del BCE
Desde el principio, el BCE reivindic¨® su independencia, sobre todo de Alemania, algo que ha seguido haciendo hasta hoy su presidente, Mario Draghi. En 1999, Duisenberg reclam¨® que los pol¨ªticos ¡°no intervengan en la pol¨ªtica monetaria del BCE y no deben ejercer presiones¡±. Duisenberg asegur¨® que ¡°el valor del euro estar¨¢ determinado por los mercados financieros, no por el BCE¡±.
El euro empez¨® a competir con el d¨®lar desde su nacimiento. Los primeros a?os de funcionamiento supusieron una etapa de s¨®lido crecimiento econ¨®mico, que alcanz¨® su cenit en 2008, cuando la crisis financiera originada en Estados Unidos revitaliz¨® la divisa europea como valor refugio frente al d¨®lar.
¡°Ahora es la segunda moneda m¨¢s utilizada del mundo, con 60 pa¨ªses que vinculan sus monedas al euro de una u otra manera. Pero debemos hacer m¨¢s para permitir que nuestra moneda desempe?e su rol de forma plena en el ¨¢mbito internacional¡±, asegur¨® el presidente de la Comisi¨®n Europea, Jean-Claude Juncker, en su discurso sobre el Estado de la Uni¨®n el pasado septiembre.
La Gran Recesi¨®n supuso un frenazo para el avance del euro frente al d¨®lar. Si en 2009 representaba el 24,5% de las reservas mundiales, el a?o pasado esa proporci¨®n era del 20,1%, seg¨²n el ¨²ltimo informe del BCE. Pero tambi¨¦n se desplom¨® el volumen de deuda exterior denominada en euros, que pas¨® del 40% de antes de la crisis hasta el 20%, pr¨¢cticamente el mismo nivel con el que arranc¨® hace dos d¨¦cadas.
Europa necesit¨® pasar por la Gran Recesi¨®n para darse cuenta de que la moneda ¨²nica necesitaba ser apuntalada con una Uni¨®n Bancaria e instrumentos fiscales comunes que acompa?en la pol¨ªtica de tipos de inter¨¦s del BCE, rebajados a cero pr¨¢cticamente desde hace cuatro a?os. Respecto a la unificaci¨®n de las normas de los bancos, los ahora 19 socios del euro van dando costosos pasitos, a la espera de poder avanzar en un fondo de garant¨ªa de dep¨®sitos com¨²n.
En cuanto a igualar las normas fiscales, todo est¨¢ pr¨¢cticamente por hacer; los defensores de herramientas comunitarias para hacer frente a las crisis (Francia, Espa?a, Portugal y, a rega?adientes, Alemania) se topan con los f¨¦rreos partidarios de la disciplina fiscal nacional (Holanda o Finlandia).
Aunque sea a trompicones, el euro sigue avanzando. La agenda del pr¨®ximo semestre incluye el desarrollo de un primer presupuesto de la zona euro. De momento, los pa¨ªses est¨¢n de acuerdo en que sirva para la ¡°convergencia¡± y la ¡°competitividad¡±, pero no en que act¨²e como un estabilizador en tiempos de crisis.
La Francia de Emmanuel Macron deber¨¢ mantener un pulso con la Holanda de Mark Rutte para lograr un instrumento de largo alcance. No est¨¢n solos: Francia cuenta con Alemania, Espa?a y Portugal. Holanda tiene de su lado a Irlanda y Finlandia. Y la Comisi¨®n Europea parece dispuesta a poner sobre la mesa una propuesta ambiciosa. De momento, el acuerdo es de m¨ªnimos y se prev¨¦n debates enconados en el seno del Eurogrupo.
M¨¢s fuerza, m¨¢s uni¨®n
La lucha por compartir relevancia financiera internacional con el d¨®lar contin¨²a en esta joven moneda de 20 a?os. La Comisi¨®n Europea acaba de publicar una comunicaci¨®n para relanzar el euro que recoge la necesidad de seguir profundizando en la Uni¨®n Econ¨®mica y Monetaria. Y propone medidas concretas en el ¨¢mbito de la energ¨ªa, de las materias primas y sectores como el aeron¨¢utico. Todos ellos, reclaman, deber¨ªan denominar sus transacciones en euros.
¡°El euro se ha convertido en un s¨ªmbolo de unidad, soberan¨ªa y estabilidad. Ha brindado prosperidad y protecci¨®n a nuestros ciudadanos y debemos asegurarnos que contin¨²e haci¨¦ndolo. Por ello trabajamos con tes¨®n para completar nuestra Uni¨®n Econ¨®mica y Monetaria e impulsar el papel internacional del euro¡±, reiter¨® Juncker, presidente de la Comisi¨®n Europea desde noviembre de 2014.
El problema es que este mensaje no siempre ha llegado a las clases populares de muchos pa¨ªses europeos que cuestionan la legitimidad pol¨ªtica de las autoridades comunitarias.
En un reciente estudio para el think tank Bruegel se afirmaba que ¡°el rol internacional del euro est¨¢ vinculado a la estabilidad general de Europa¡±, sometida a vaivenes pol¨ªticos (acentuados con la irrupci¨®n de los populismos).
De momento, Europa deber¨¢ decidir si avanza ahora, cuando a¨²n hay bonanza, o vuelve a hacerlo a golpe de crisis.
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