?Por qu¨¦ los euros no sirven para comprar petr¨®leo? Bruselas presiona para que eso cambie
La Comisi¨®n europea busca que la moneda ¨²nica haga sombra al d¨®lar como divisa de referencia mundial
El euro cumple 20 a?os el pr¨®ximo 1 de enero y a esa edad tan joven todav¨ªa no ha logrado hacer la m¨¢s m¨ªnima sombra al d¨®lar como moneda de referencia mundial. La Comisi¨®n Europea tiene previsto aprobar este mi¨¦rcoles una bater¨ªa de propuestas para impulsar el papel internacional de la divisa europea, que contin¨²a siendo tan limitado como en el momento de su nacimiento. La principal medida es una recomendaci¨®n para que se pasen a euros todos los contratos intergubernamentales de los socios de la Uni¨®n Europea.
La decisi¨®n, impulsada por el comisario europeo de Energ¨ªa, Miguel Arias Ca?ete, podr¨ªa suponer un tremendo salto en la utilizaci¨®n internacional del euro, dado que la factura anual de las importaciones energ¨¦ticas de la UE ha rondado los 300.000 millones de euros durante el ¨²ltimo lustro. El 80% de esas importaciones se facturaron en d¨®lares pese a que en su inmensa mayor¨ªa no proced¨ªan de EE UU, sino de Rusia, Oriente medio y ?frica.
La Comisi¨®n Europea conf¨ªa en que la redenominaci¨®n de los contratos en un sector tan crucial como el energ¨¦tico (la UE es el mayor importador de energ¨ªa del mundo) abrir¨¢ el camino para desplazar al d¨®lar tambi¨¦n en otros mercados, desde el aeron¨¢utico a las materias primas, seg¨²n el documento al que ha tenido acceso EL PA?S. En el ¨¢mbito energ¨¦tico, Bruselas hoy adoptar¨¢ una recomendaci¨®n para promover ¡°un uso m¨¢s amplio del euro¡± en acuerdos y transacciones internacionales. El ejecutivo comunitario, adem¨¢s, pide que el euro ¡°se use para contratos celebrados en el marco de acuerdos intergubernamentales¡± sobre energ¨ªa entre Estados miembros y terceros pa¨ªses, as¨ª como en las transacciones realizadas por parte de empresas que prestan servicios financieros.
Bruselas tambi¨¦n se ha fijado en el sector de las materias primas y los productos alimentarios. En este caso, la Comisi¨®n prev¨¦ realizar una consulta con las ¡°partes interesadas¡± para ¡°identificar¡± de qu¨¦ forma se puede aumentar el comercio en euros. Por ¨²ltimo, el tercer sector en el que Bruselas cree que el euro deber¨ªa tener m¨¢s recorrido frente al d¨®lar es el de la fabricaci¨®n de medios de transporte ¡ªa¨¦reos, mar¨ªtimos o ferroviarios¡ª.
De hecho, en su discurso de septiembre Juncker ya se pregunt¨® por qu¨¦ Airbus, siendo europea, denomina sus contratos en d¨®lares y no en euros. ¡°La consulta explorar¨¢ con m¨¢s detalle las razones por las que el euro no se usa para muchas de las transacciones internacionales m¨¢s relevantes y ayudar¨¢ a identificar condiciones que podr¨ªan permitir la promoci¨®n del euro en transacciones con negocios europeos¡±, sostiene el documento.
La ofensiva coincide con la creciente beligerancia de la Casa Blanca contra los intereses de la UE. El presidente estadounidense, Donald Trump, se ha desmarcado de varios acuerdos internacionales (desde el Protocolo de Par¨ªs al acuerdo de desnuclearizaci¨®n de Ir¨¢n) y no duda en aprovechar todos sus recursos para imponer su posici¨®n al resto de la comunidad internacional.
Sanciones a Ir¨¢n
¡°Durante mucho tiempo, el dominio del d¨®lar no parec¨ªa tener importancia (...). Pero la administraci¨®n Trump ha convertido la pol¨ªtica econ¨®mica en un arma y eso hace que la presencia del euro en los mercados mundiales pase a ser una cuesti¨®n de pol¨ªtica exterior¡±, se?alan Adam Tooze y Christian Odendahl en un an¨¢lisis publicado ayer por el instituto de estudios Centre for European Reform (CER).
Las recientes sanciones de Washington contra Ir¨¢n han dejado a las compa?¨ªas europeas presentes en ese pa¨ªs ante la tesitura de abandonarlo o afrontar multas millonarias en EE UU. Los pa¨ªses de la UE ni siquiera tienen todav¨ªa medios para pagar las importaciones de crudo de Ir¨¢n porque los pagos se hacen en d¨®lares a trav¨¦s del sistema Swift.
Los analistas del CER advierten de que la presencia internacional tambi¨¦n conlleva costes y responsabilidades. ¡°La zona euro tendr¨ªa que demostrar su deseo y capacidad de estabilizar no solo sus propios bancos sino tambi¨¦n las entidades financieras que usen su moneda¡±, se?alan. Un objetivo que parece lejano a juzgar por las dificultades, hasta ahora insalvables, para completar la Uni¨®n Bancaria entre los propios socios de la UE. Los analistas recuerdan que durante el cataclismo financiero de 2008 el BCE solo ofrec¨ªa l¨ªneas de liquidez a los bancos centrales de Hungr¨ªa y Polonia en las mismas condiciones que a bancos privados. ¡°No quisieron ofrecer a Polonia, socio de pleno derecho de la UE, la misma confianza que la Reserva Federal ofrec¨ªa a M¨¦xico¡±, subrayan.
La internacionalizaci¨®n del euro, seg¨²n los mismos analistas, tambi¨¦n obligar¨ªa a reorientar la pol¨ªtica macroecon¨®mica de la UE, centrada ahora en una compresi¨®n de salarios y un impulso a las exportaciones que favorece a la econom¨ªa de Alemania. La competencia con el d¨®lar obligar¨ªa a reducir los super¨¢vit por cuenta corriente, una perspectiva que aterra al Gobierno alem¨¢n.
¡°Muchos en Berl¨ªn ven los intentos de internacionalizar el euro como una v¨ªa camuflada para imponer a Alemania unas pol¨ªticas que ya ha rechazado¡±, concluyen Tooze y Odendahl. As¨ª que, como casi todo en la UE, para poder pagar el petr¨®leo en euros primero hay que convencer a Berl¨ªn.
P¨¦rdida de peso en la ¨²ltima d¨¦cada
La moneda europea ejerce de manera incontestable su papel como divisa local de los 19 pa¨ªses de la zona euro e, incluso, es la referencia para algunos pa¨ªses extracomunitarios, desde los cercanos Balcanes al centro de ?frica.
El informe de la Comisi¨®n Europea constata que, si bien "desde su lanzamiento hace 20 a?os" ¡ªlos actos de conmemoraci¨®n arrancaron el pasado lunes en Bruselas¡ª el euro "ha sido la segunda moneda internacional m¨¢s importante", ha perdido peso respecto a antes de la crisis financiera. Por ejemplo, el documento cita que el volumen de emisiones de deuda denominada en euros est¨¢ ahora en el 20%, la mitad que antes de la Gran Recesi¨®n.
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