La reforma sanitaria no debe ser una prueba de fuego
Estados Unidos es el ¨²nico pa¨ªs avanzado que no garantiza atenci¨®n sanitaria esencial a sus residentes legales
Nos encontramos ahora en la absurda temporada de primarias dem¨®cratas, una temporada que, me temo, pueda durar hasta el momento mismo en que se nombre candidato. Hay muchas excepciones honrosas, pero una gran cantidad de la informaci¨®n parece de tercer orden: no trata de los candidatos, y no digamos ya de sus propuestas pol¨ªticas, sino de opiniones de expertos sobre la opini¨®n de los votantes acerca de la elegibilidad de los candidatos. Es un debate en el que b¨¢sicamente nadie tiene ni idea de qu¨¦ habla.
Sin embargo, tambi¨¦n hay en marcha alg¨²n que otro debate pol¨ªtico verdadero. No giran principalmente en torno a los objetivos: elijan a quien elijan, el candidato dem¨®crata profesar¨¢ fidelidad a un programa progresista encaminado a reducir la desigualdad, a reforzar el colch¨®n social y a tomar medidas contra el cambio clim¨¢tico. Pero hay grandes diferencias respecto a la forma de alcanzar esos objetivos.
Y el tema que m¨¢s divide es la atenci¨®n sanitaria. Casi con seguridad, el programa definitivo defender¨¢ la Medicare para X. Lo que no se sabe es qu¨¦ palabra se escoger¨¢ al final para sustituir al par¨¢metro de la X y, lo que es m¨¢s importante, lo que eso signifique en t¨¦rminos de pol¨ªtica efectiva ser¨¢ crucial tanto para las elecciones generales como para lo que suceda despu¨¦s si los dem¨®cratas ganan.
Por un lado, est¨¢ el ¡°Medicare para todos¡±, que ha llegado a identificarse con la posici¨®n de Bernie Sanders: sustituir todo el sistema de seguros de salud estadounidense por un programa de sanidad similar al aplicado a Medicare en el que el Estado paga directamente casi todos los gastos m¨¦dicos.
Por otro lado, est¨¢ el ¡°Medicare para Am¨¦rica¡±, originalmente una propuesta del Centro para el Progreso Estadounidense, ahora convertida en propuesta legislativa. Aunque ninguno de los aspirantes a candidato dem¨®crata ha respaldado a¨²n esta propuesta, es f¨¢cil suponer que la mayor¨ªa propondr¨¢ algo similar.
La gran diferencia con el plan de Sanders es que a los ciudadanos se les permitir¨ªa conservar su seguro privado si as¨ª lo prefiriesen, pero tanto ellos como sus empresas tendr¨ªan tambi¨¦n la opci¨®n de suscribir una versi¨®n mejorada del Medicare, con subvenciones considerables para familias de rentas bajas y medias. Lo m¨¢s importante que se necesita saber respecto a estos planes rivales es que ambos servir¨ªan.
Mucha gente es consciente, creo, de que somos el ¨²nico pa¨ªs avanzado que no garantiza la atenci¨®n sanitaria esencial a sus residentes legales. Pero supongo que son menos los que saben que los pa¨ªses alcanzan ese objetivo de diferentes maneras, y que todas ellas funcionan.
Cada dos a?os, el Commonwealth Fund publica un valioso sondeo sobre el sistema sanitario de los principales pa¨ªses. Estados Unidos siempre ocupa el ¨²ltimo lugar; en la edici¨®n m¨¢s reciente, los tres l¨ªderes son Gran Breta?a, Australia y Holanda.
Lo incre¨ªble de estos tres pa¨ªses es que sus sistemas son radicalmente distintos. Gran Breta?a tiene una medicina verdaderamente socializada: el Estado proporciona directamente la atenci¨®n sanitaria. Australia tiene un sistema de pagador ¨²nico: b¨¢sicamente el sistema de Bernie aplicado al hemisferio sur. Pero los holandeses dependen de un sistema de empresas aseguradoras privadas fuertemente reglamentadas, con muchas subvenciones, pero que se parece m¨¢s a una versi¨®n del Obamacare con m¨¢s fondos que a un Medicare para todos. Y Holanda ocupa de hecho el primer puesto en las clasificaciones de Commonwealth Fund.
Entonces, ?qu¨¦ sistema deber¨ªan defender los dem¨®cratas? La respuesta, dir¨ªa yo, es el sistema que tengamos m¨¢s posibilidades de crear, aquel que mejor se sit¨²e en las elecciones generales, y que despu¨¦s tenga m¨¢s probabilidades de ser aprobado por el Congreso en caso de que ganen los dem¨®cratas.
Y hay una gran verdad sobre el terreno que cualquier estrategia sanitaria realista tiene que tener en cuenta: 156 millones de estadounidenses ¨Ccasi la mitad de la poblaci¨®n¨C tienen ahora seguros proporcionados por sus empresas. Y la mayor¨ªa de estas personas est¨¢n satisfechas con su cobertura. Un plan de Medicare para todos le dir¨ªa de hecho a estas personas: ¡°Vamos a quitarte tu plan actual, pero f¨ªate de nosotros, el sustituto ser¨¢ mejor. Y vamos a implantar un mont¨®n de impuestos nuevos para pagar todo esto, pero f¨ªate de nosotros, ser¨¢ menos de lo que t¨² y tu empresario pag¨¢is ahora en primas¡±.
La cosa es que estas dos afirmaciones podr¨ªan muy bien ser ciertas. Un sistema de pagador ¨²nico probablemente tendr¨ªa menos costes totales que un sistema h¨ªbrido que conserve algunas formas de cobertura privada. Pero aunque las afirmaciones optimistas sobre el Medicare sean ciertas, ?las creer¨¢n los ciudadanos? Y aunque la mayor¨ªa las crea, el que una minor¨ªa significativa de votantes no se f¨ªe de las promesas de los que defienden el sistema de pagador ¨²nico podr¨ªa condenar a los dem¨®cratas en las elecciones generales o al menos imposibilitar la aprobaci¨®n de su plan en el Congreso.
A m¨ª, por lo tanto, el Medicare para Am¨¦rica ¡ªque permite a los ciudadanos conservar sus p¨®lizas sanitarias de empresa¡ª me parece mucho mejor para alcanzar de hecho la cobertura universal que el Medicare para todos. Pero podr¨ªa equivocarme. Y est¨¢ bien pasarse los pr¨®ximos meses debatiendo el tema.
Lo que no estar¨ªa bien ser¨ªa que los activistas convirtiesen una posici¨®n contraria a los seguros privados en una prueba de fuego, y declarasen que cualquiera que defienda un m¨¦todo m¨¢s gradual no es un verdadero progresista, o que es quiz¨¢ un c¨®mplice corrupto del complejo m¨¦dico/industrial. Como podr¨¢n imaginarse, mis preocupaciones no surgen de la nada; son cosas que ya estoy oyendo.
De modo que los dem¨®cratas deber¨ªan intentar convertir esto en un verdadero debate sobre la mejor estrategia para alcanzar un objetivo com¨²n. ?Lo lograr¨¢n? Supongo que lo descubriremos.
Paul Krugman es premio Nobel de Econom¨ªa. ? The New York Times, 2019. Traducci¨®n de News Clips.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.