El mercado de la nostalgia extranjera
Espa?a cuenta con 4,5 millones de inmigrantes que empiezan a ver c¨®mo sus productos tradicionales se abren paso en los comercios locales
Mark Wareham tiene nombre ingl¨¦s, pero es venezolano de pura cepa. En 2015 decidi¨® probar suerte en Madrid y desde entonces no ha podido evitar sentir cierta nostalgia por la cultura y la cocina de su pa¨ªs. Pero, a diferencia de muchos de los 4.521.973 extranjeros que llegaron a Espa?a antes que ¨¦l, ha podido ver amortiguada esa a?oranza gracias a la creciente oferta de productos en los supermercados y tiendas especializadas.
En grandes capitales como Barcelona, Valencia, Bilbao, y tambi¨¦n en urbes medianas, junto a la tortilla de patatas y el gazpacho se abren paso las arepas congeladas y las salsas picantes de origen mexicano. El ¨²ltimo auge es el de productos venezolanos al calor de la emigraci¨®n de ese pa¨ªs. Seg¨²n los datos del Instituto Nacional de Estad¨ªstica (INE), esta comunidad es la que ha crecido m¨¢s en los ¨²ltimos cinco a?os y suma 130.000 personas, la quinta en importancia.
El fen¨®meno se deja sentir en los supermercados. Para Carrefour, diversificar su oferta responde a ¡°la demanda de los clientes o las nacionalidades que haya en el ¨¢mbito de influencia de cada tienda¡±. La cadena tiene alimentos de 28 pa¨ªses, desde yerba mate, principalmente consumida en Uruguay, Argentina y Paraguay, hasta el popular refresco Pony Malta colombiano, los teque?os venezolanos (aperitivos fritos de queso), las salsas indias o las especias ¨¢rabes.
Supermercados D¨ªa, por su parte, ha ido aumentando progresivamente su oferta en el sector de comida mexicana y m¨¢s recientemente de la India, enfoc¨¢ndose en platos preparados. Para la compa?¨ªa espa?ola que estos d¨ªas decide su futuro, la demanda internacional es un ¡°mercado interesante¡±, y no descarta ampliar su oferta en pr¨®ximos meses.
Pero no todas las comunidades ven sus gustos culinarios representados en las grandes cadenas. Barek Mdabdul es de Banglad¨¦s y sabe que si quiere acceder a alg¨²n producto de su tierra debe probar suerte en las tiendas especializadas. ¡°Hay muchas frutas que en Espa?a no se ven. Por eso cuando las encuentro, las compro inmediatamente sin preguntar el precio¡±, afirma el comerciante, de 42 a?os.
M¨¢s poblaci¨®n latina
?l mismo ha transformado su tienda de frutas y hortalizas en un colmado donde priman los productos latinoamericanos. Entre ellos la harina de marca Pan ¡ªutilizada por venezolanos y colombianos para hacer arepas¡ª y alimentos de Ecuador. ¡°Me va mucho mejor con este negocio que con las frutas¡± afirma.
La emigraci¨®n latinoamericana se est¨¢ recuperando tras el baj¨®n de la crisis, y las entradas ya crecen un 300% (datos de 2018) respecto a 2013. Eso ha hecho florecer muchos negocios enfocados a ese p¨²blico. En Barcelona, por ejemplo, el gran supermercado Latincor, cercano a la Sagrada Familia, tiene entre sus productos m¨¢s vendidos la panela, la pasta de aj¨ª o la hoja de choclo (ma¨ªz).
Las oportunidades se han multiplicado, tambi¨¦n para otros comercios menores, como el de la extreme?a Bego?a Moreno, que pas¨® de tener una verduler¨ªa a administrar un bar de comida latina en el Mercado de las Maravillas de Madrid; o el de Lily Xu, que lleg¨® de China hace m¨¢s de 18 a?os y tiene un puesto de comida en el mercado de los Mostenses, tambi¨¦n de Madrid, desde hace 11. Desde el principio se dio cuenta de que sus clientes eran latinos, por lo que decidi¨® enfocarse en platos peruanos como el ceviche y el arroz chaufa, en lugar de vender cocina de su pa¨ªs. ¡°Los asi¨¢ticos no suelen quedarse a comer. Compran lo que necesitan y se van¡±, se resigna Xu. Muy cerca, quien s¨ª recibe muchos visitantes asi¨¢ticos es Luna Pan, que tiene una verduler¨ªa oriental repleta de productos ex¨®ticos para los espa?oles, como berenjenas y repollos chinos utilizados principalmente para cocinar con woks. ¡°Antes ven¨ªan muchos m¨¢s chinos, pero por la dificultad para encontrar aparcamiento empezaron a ir a Usera o Fuenlabrada¡±, lamenta la comerciante.
Quiz¨¢ no sea solo un problema de aparcamiento. Espa?a parece haber dejado de interesar al gigante asi¨¢tico como destino vital. Los datos del primer semestre de 2018 muestran una ca¨ªda del 61% en las entradas de chinos, hasta 11.047 personas. A¨²n as¨ª, la comunidad china se mantiene como la cuarta m¨¢s grande de Espa?a, con 177.736 miembros hasta el pasado a?o. Ese descenso tambi¨¦n lo viven las casquer¨ªas, establecimientos adorados tanto por chinos como por filipinos para aprovisionarse de ri?ones, tripas y orejas, esenciales para algunos de los platos m¨¢s t¨ªpicos de su continente. Jorge Ch¨¢vez lleva 19 a?os en el negocio: ¡°Al principio vend¨ªamos absolutamente todo en el d¨ªa, ahora ya no tanto¡±, comenta.
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