Latinoam¨¦rica ahoga su productividad
El elevad¨ªsimo peso de la econom¨ªa sumergida condena al continente a tener productos de escaso valor a?adido


Jorge Osvaldo da Gra?a se levanta de madrugada en Mar del Plata para trabajar como alba?il un m¨ªnimo de nueve horas diarias por 1.200 pesos diarios (unos 23 euros). No tiene vacaciones, ni pagas extra, ni cobertura social. ¡°El d¨ªa que me pongo malo no cobro. Pago un monotributo m¨ªnimo para cubrir la salud¡±, cuenta. Como ¨¦l, 130 millones de personas viven de la econom¨ªa sumergida en Latinoam¨¦rica. En mayo de 2017, la actividad informal super¨® por primera vez en el subcontinente a la que se da en ?frica subsahariana, seg¨²n el FMI, y ahora un nuevo informe del Banco de Desarrollo de Am¨¦rica Latina (CAF) arroja m¨¢s detalles sobre la pesada mochila que corroe la productividad.
En las econom¨ªas latinoamericanas m¨¢s importantes, el ingreso per capita es, en promedio, el 24% del que se da en Estados Unidos. Y el valor del producto por trabajador, un indicador clave de productividad, apenas supone el 25% del estadounidense. ?Est¨¢n las econom¨ªas de Argentina, M¨¦xico, Brasil o Chile concentradas en sectores de baja productividad o producen bienes con procesos menos eficientes? M¨¢s bien lo segundo. Todos los sectores presentan, seg¨²n el CAF, una enorme brecha de productividad frente a la referencia de Estados Unidos, pero su peso en la econom¨ªa es similar al que se da en pa¨ªses desarrollados.
El principal factor que explica el desajuste en el continente est¨¢ en la econom¨ªa sumergida: para cualquier tama?o de empresa de cualquier sector, la productividad media por trabajador en los empleos no regulados es 35 puntos porcentuales menor que en los empleos legales, y eso desen?cadena todo lo dem¨¢s ¡°incluso dejando de lado el cuentapropismo¡±, sostiene el documento. Y lo peor es que los recursos no fluyen de las actividades ilegales a las legales por varias razones. Una de ellas es la falta de cualificaci¨®n del capital humano y la maquinaria existente. La otra, el hecho de que hay una excesiva concentraci¨®n de microempresas (de menos de 10 trabajadores), la mayor¨ªa irregulares. Esas microempresas concentran casi la mitad del empleo de Latinoam¨¦rica. ¡°En manufacturas, el tama?o promedio de un establecimiento es aproximadamente la mitad del observado en Estados Unidos. Por ejemplo, en Colombia [las micropymes] representan casi el 90% de las firmas manufactureras¡±, dice el documento.
Una pescadilla que se muerde la cola, ya que las empresas ilegales no pueden acceder a clientes exigentes, para quienes tendr¨ªan que producir con est¨¢ndares mejores, porque ¡°estos con frecuencia requieren el respaldo de un contrato o de una factura¡±. Tampoco acceden a cr¨¦ditos empresariales, ni a programas p¨²blicos, ni crecen por no alcanzar un tama?o que las ponga en el radar del control tributario. ¡°Tenemos abundancia de microempresas. Es ah¨ª donde los incentivos a la informalidad funcionan m¨¢s¡±, lamenta Hugo ?opo, economista jefe de la OIT para Am¨¦rica Latina y el Caribe. ¡°Hay que pensar en soluciones de corto, mediano y largo plazo. Hay que mejorar la formaci¨®n de capital humano, mejor dotaci¨®n de habilidades para la gente. Para lo inmediato, hay que permitir que las empresas crezcan¡±. El informe del CAF desliza que una buena forma de hacerlo ser¨ªa bajando impuestos. ¡°Los incentivos para la formalidad no solo son tributarios. Se ha probado que reducir los costes consigue mejoras muy marginales. Hay que pensar m¨¢s en pol¨ªticas de desarrollo productivo donde la palabra clave es coordinaci¨®n¡±, dice ?opo. Alfredo Couti?o, director para Am¨¦rica Latina de Moody¡¯s Analytics, cree que no hay que olvidar ¡°que la productividad es solo un resultado de la acumulaci¨®n de capital, tanto f¨ªsico como humano. Por eso los planes de crecimiento regional deber¨ªan estar enfocados en la aceleraci¨®n de la inversi¨®n, tanto en plantas productivas e infraestructura como en la formaci¨®n de capital humano¡±. El coeficiente de inversi¨®n-producto, dice, ¡°alcanz¨® su tasa m¨ªnima en 2017, aunque empez¨® a mostrar una recuperaci¨®n en 2018, lo que explica el mediocre avance de la productividad¡±. Y en este contexto, la econom¨ªa sumergida se hace mucho m¨¢s atractiva para la fuerza de trabajo menos capacitada por varias razones, seg¨²n el ejecutivo de Moody¡¯s: ¡°Evasi¨®n de impuestos, flexibilidad de horarios, ausencia de contribuciones y deducciones¡±.
Carlos de Sousa, economista jefe de Oxford Economics, identifica un gran problema en la poblaci¨®n ¡°que no est¨¢ aprendiendo las habilidades que el mercado requiere y por tanto son dif¨ªciles de emplear¡±. Pero no cree que sea solo un tema de gasto en educaci¨®n, sino m¨¢s bien de inversiones inteligentes. ¡°Un buen ejemplo de esto es Costa Rica. Un pa¨ªs que gasta la barbaridad del 8% del PIB en educaci¨®n [Espa?a, por ejemplo, dedica el 4%], pero que igual no obtiene los resultados deseados. Muchos estudiantes costarricenses tienen puntuaciones deficientes en matem¨¢ticas y lectura cuando se les compara con pa¨ªses de la OCDE que dedican menos recursos¡±.
Ejemplos positivos
Hay ejemplos de iniciativas que han aumentado la productividad de forma sustancial, incluso en sectores de escaso valor a?adido. Por ejemplo, los emprendimientos en la industria agroalimentaria chilena en el salm¨®n, que se ha constituido como un cl¨²ster que produce casi 800.000 toneladas anuales; el caso ecuatoriano de producci¨®n de langostino, que acumula m¨¢s de la mitad de la producci¨®n del subcontinente, o la potente industria peruana de alimentos, principalmente en uvas, esp¨¢rragos, caf¨¦, aguacates y mangos. Pero son chispazos en el p¨¢ramo de una regi¨®n que tiene mucho camino por delante con la mochila de la econom¨ªa sumergida. La misma que hace que Jorge Osvaldo da Gra?a no se permita enfermar.
Perspectivas sombr¨ªas
El Banco de Espa?a, que acaba de publicar su diagn¨®stico semestral para la econom¨ªa latinoamericana, ha puesto dos farolillos rojos en Brasil y M¨¦xico. En la mayor econom¨ªa de la regi¨®n, su preocupaci¨®n se centra en ¡°la incertidumbre sobre la reforma del sistema de pensiones¡±, y en M¨¦xico, en ¡°las dudas generadas por las pol¨ªticas del nuevo Gobierno, que en algunos casos han supuesto reversiones de reformas estructurales previas¡±. La previsi¨®n de crecimiento para el conjunto de la regi¨®n en 2019 disminuye hasta el 1,8%. Per¨², Chile y Colombia son los pa¨ªses que presentar¨¢n un mejor comportamiento.
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