C¨®mo romper el maleficio energ¨¦tico
La falta de competencia y una regulaci¨®n favorable han convertido a las el¨¦ctricas en objeto de deseo financiero
No hay duda de que la energ¨ªa en Espa?a es muy cara; lo importante es entender el porqu¨¦. La culpa desde luego no es fiscal, puesto que comparativamente con otros pa¨ªses europeos pagamos menos impuestos por electricidad y carburantes. S¨ª influye m¨¢s la falta de competencia real existente, junto con una regulaci¨®n muy favorable a las empresas energ¨¦ticas espa?olas que les proporciona una boyante situaci¨®n, convirti¨¦ndolas en objeto del deseo financiero de otras empresas internacionales que han pasado a controlar una gran parte de ellas y de fondos especulativos de capital riesgo presentes en casi todas.
A esos precios tan elevados tambi¨¦n ha contribuido el maleficio del tratamiento dado a sucesivas burbujas energ¨¦ticas de nuestro pa¨ªs. Podemos remontarnos a las centrales hidroel¨¦ctricas que, pagando unos c¨¢nones por el uso del agua reducid¨ªsimos, han disfrutado desde 1997 de enormes beneficios sobrevenidos, al remunerarlas como si, en vez de con agua p¨²blica, produjeran la electricidad con petr¨®leo.
La siguiente burbuja fue nuclear al proyectarse m¨¢s de 30 centrales, de las que dos de ellas, casi acabadas a s¨®lo 16 kil¨®metros de Bilbao, tuvieron que ser abandonadas y los sobrecostes de las dem¨¢s llegaron a ser tan elevados que en 1986 hubo que clausurar otras tres. Todas las empresas afectadas fueron rescatadas financieramente, compens¨¢ndoles las inversiones efectuadas v¨ªa un recargo tarifario que ha durado hasta hace tres a?os. Posteriormente, y a pesar de que sus propietarios recibieron 10.000 millones como ¡°costes de transici¨®n a la competencia¡±, para asegurar que recuperaban las inversiones efectuadas en todas sus centrales, las nucleares, con costes de combustible muy reducidos, tambi¨¦n son remuneradas al precio de las centrales m¨¢s caras.
Las el¨¦ctricas tambi¨¦n han convencido a sucesivos Gobiernos de que el desajuste entre ingresos y gastos respond¨ªa a un ¡°d¨¦ficit tarifario¡±, cuyo cobro adelantaron tituliz¨¢ndolo con aval del Estado y recargando las tarifas durante 15 a?os.
Pero ha habido m¨¢s burbujas el¨¦ctricas. Para dificultar la competencia, se han instalado demasiadas centrales t¨¦rmicas de gas, que est¨¢n totalmente infrautilizadas y en parte paradas. El que ninguno de sus propietarios haya tenido problemas en continuar pagando elevados dividendos confirma, ya por s¨ª solo, que lo que existe en Espa?a no es un d¨¦ficit, sino un super¨¢vit tarifario. Sin embargo, cuando se ha intentado gravar los beneficios, los impuestos se han repercutido v¨ªa precios a los consumidores.
Las burbujas se han dado tambi¨¦n en el sector del gas, donde se han instalado el doble de plantas regasificadoras de las necesarias, cuyo sobrecoste, junto con el de un fallido almacenamiento subterr¨¢neo (que ha cobrado ¨ªntegro su promotor), tambi¨¦n se ha repercutido en las tarifas.
En resumen, si el coste de decisiones err¨®neas de empresas y reguladores se acaba trasladando a las tarifas y si las remuneraciones a las empresas superan ampliamente sus costes, ?c¨®mo no van a ser altos los precios de la energ¨ªa en Espa?a? Nos encontramos ahora en un momento clave de la transici¨®n, desde las energ¨ªas f¨®siles a las renovables de menor coste y no contaminantes, que requiere reducir sensiblemente el precio de la electricidad para poder sustituir al petr¨®leo y al gas en el transporte, movilidad, climatizaci¨®n¡
Tras el imprescindible cambio de discurso del actual Gobierno, que nos ha permitido abandonar la caverna ideol¨®gica energ¨¦tica, amenaza otra posible nueva burbuja especulativa y obstructora de la competencia: las peticiones de puntos de conexi¨®n a la red para renovables alcanzan 160 GW, casi triplicando la nueva potencia prevista hasta 2030. Pues bien, el c¨®mo se aborde esta nueva burbuja puede determinar el ¨¦xito de la transici¨®n o su dilaci¨®n, carg¨¢ndola con nuevas hipotecas sobre los precios.
Romper el maleficio y bajar el precio de la electricidad requiere eliminar impuestos trasladables a precios y sobrerretribuciones a hidr¨¢ulicas y nucleares. Adem¨¢s, deber¨ªan cerrarse las nucleares lo antes posible para que no incurran sus propietarios en las p¨¦rdidas que alegan (o repercutir a los consumidores los beneficios de su alargamiento) y efectuar una gesti¨®n hidroel¨¦ctrica que, en vez de maximizar el beneficio a sus concesionarios, afiance la intermitencia de las renovables. Estas deber¨ªan ser prioridades del pr¨®ximo Gobierno superando, como han hecho otros pa¨ªses, el supuesto tab¨² normativo de la UE para compatibilizar el mercado con otros mecanismos retributivos.
Mart¨ªn Gallego M¨¢laga es exsecretario general de Energ¨ªa y miembro de Economistas Frente a la Crisis.
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