Acuerdo UE-Mercosur: un poderoso mensaje
Europa y Am¨¦rica Latina fueron las primeras piezas en encajar: el multilateralismo sigue importando
El viernes de la semana pasada fue un d¨ªa especial. Un buen d¨ªa para la diplomacia y el multilateralismo. Despu¨¦s de 20 a?os, se anunciaba el acuerdo comercial entre el Mercosur y la Uni¨®n Europea. El tel¨¦fono no paraba de sonar: ¡°?El acuerdo m¨¢s importante de los ¨²ltimos tiempos!¡±. ¡°Cuatro veces Jap¨®n y siete veces Canad¨¢¡± (en referencia a los recientes tratados Jap¨®n-UE y Canad¨¢-UE).
Yo, por supuesto, tambi¨¦n lo celebr¨¦. Llevo demasiados a?os siguiendo el proceso. Conozco al detalle cada una de las trancas. Las protestas de los agricultores europeos y de los industriales sure?os. El tema de la contrataci¨®n p¨²blica y el arbitraje regulatorio. El pulm¨®n pol¨ªtico que tantas veces se qued¨® sin aire. Las voluntades de tantas personas, tantos ministerios, tantos liderazgos, que tuvieron que homologarse. Las esquinas milim¨¦tricas del rompecabezas que no encajaba. Las largas horas que quedaron en silencio.
Pero se pudo. Con un apret¨®n de manos, el Mercosur pas¨® de ser un bloque intrarregional a ser parte de la zona comercial m¨¢s grande del mundo. Gracias a este tratado, ahora casi todos los pa¨ªses latinoamericanos tienen un acuerdo de asociaci¨®n con Europa y es posible pensar en un proceso que, m¨¢s adelante, logre hacer converger las regulaciones t¨¦cnicas y las reglas de origen, y termine por permitir tambi¨¦n una mayor integraci¨®n latinoamericana.
Esta posibilidad, unida al acercamiento entre la Alianza del Pac¨ªfico y el Mercosur, son buenas noticias para la regi¨®n. Ahora se ha puesto en marcha un centro de gravedad en Latinoam¨¦rica que tarde o temprano terminar¨¢ de jalar a la mayor¨ªa de los pa¨ªses hacia un marco com¨²n de tratados y regulaciones. Ahora hay una columna euroamericana en medio de la tempestad arancelaria mundial, con condiciones comerciales, laborales y medioambientales comunes.
Desde el Brexit, la UE ha ampliado su zona de libre comercio en casi 500 millones de habitantes
Ning¨²n pacto, por supuesto, es perfecto. Los tratados comerciales tienen geometr¨ªas complejas: el trabajo del multilateralista es encontrar la configuraci¨®n donde haya equilibrio entre las m¨²ltiples asimetr¨ªas. En nuestro caso, por muchos a?os no pudimos encontrarla. Siempre nos top¨¢bamos con alguna l¨ªnea roja infranqueable, alguna postura que leg¨ªtimamente contradec¨ªa a otra, y nuevamente nos ve¨ªamos ante un rompecabezas que no encajaba.
A partir de 2016 se busc¨® un nuevo camino. El tratado UE-Mercosur triunf¨® gracias a la persistencia, a la voluntad, pero sobre todo gracias a la creatividad. Las piezas por fin encajaron cuando se llevaron fuera del terreno meramente material. Cuando se empez¨® a hablar m¨¢s all¨¢ de porcentajes arancelarios y cuotas de mercado. Cuando empezamos a hablar tambi¨¦n de principios y valores comunes. Esa fue la clave del ¨¦xito.
Este tratado es mucho m¨¢s que un pacto comercial. Dedica cap¨ªtulos enteros a pymes, cooperaci¨®n para el desarrollo sostenible, convenios de la OIT, regulaciones sobre viejos contaminantes y nuevas tecnolog¨ªas.
El ¨²ltimo obst¨¢culo ¡ªel rechazo de Francia y sus agricultores¡ª se negoci¨® ya no con cuotas materiales, sino con compromisos medioambientales. En particular, que Brasil no se saliera del Acuerdo de Par¨ªs sobre Cambio Clim¨¢tico. En un sprint final, en el que Espa?a jug¨® un papel fundamental lanzando una ¨²ltima llamada que apoyaron Portugal y otros, se logr¨® el ¨²ltimo apret¨®n de manos.
Tres cosas m¨¢s que quisiera enfatizar: primero, que desde que Reino Unido vot¨® a favor del Brexit, la Uni¨®n Europea ha ampliado ¨Ccon Canad¨¢, Mercosur y Jap¨®n¡ª su zona de libre comercio en casi 500 millones de habitantes.
Segundo, que en el nuevo mundo multipolar en el que vivimos s¨ª se pueden lograr grandes acuerdos comerciales y de cooperaci¨®n. La clave est¨¢ en ser visionarios y tener en cuenta nuevas variables, nuevas ideas y nuevos actores econ¨®micos.
Y tercero, que en esta gran reconfiguraci¨®n geopol¨ªtica y comercial que estamos viviendo, Europa y Am¨¦rica Latina fueron de las primeras piezas en encajar. La raz¨®n es que, en estos tiempos, pudieron m¨¢s los valores que nos unen que los intereses que nos separan. Porque el mundo, a fin de cuentas, no suma cero. Y la pol¨ªtica y el multilateralismo siguen importando.
Rebeca Grynspan es Secretaria General Iberoamericana
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