La Uni¨®n Europea debe poner freno a la evasi¨®n fiscal
Los esfuerzos provenientes de organizaciones sin capacidad de exigir que se cumplan los acuerdos no bastan
Los para¨ªsos fiscales son una realidad m¨¢s cercana de lo que nos pueda parecer. Lejos del t¨®pico que los describe como microestados en v¨ªas de desarrollo, muchos Estados europeos cumplen los requisitos para ser considerados para¨ªsos fiscales: impuestos muy bajos y legislaciones laxas, que son aprovechados por grandes empresas y particulares con alto poder adquisitivo para evitar pagar impuestos que les corresponden.
Seg¨²n c¨¢lculos del economista Gabriel Zucman, un 8% de la riqueza mundial en manos de los hogares se encuentra en para¨ªsos fiscales, de la cual un 80% no se declara. Esto supone p¨¦rdidas millonarias de recaudaci¨®n de los impuestos de renta, sucesiones y patrimonio. Suiza, un pa¨ªs europeo, se encuentra en el centro de esta red de corrupci¨®n mundial, en la que tambi¨¦n participa Luxemburgo, Estado miembro de la Uni¨®n Europea.
Pero los grandes protagonistas de la evasi¨®n fiscal son las empresas multinacionales. Las estimaciones de Zucman apuntan a que el 40% de los beneficios de las grandes empresas son trasladados a para¨ªsos fiscales cada a?o. Aprovechando vac¨ªos legales y una legislaci¨®n no adaptada al nuevo modelo econ¨®mico y financiero, trasladan contablemente beneficios a jurisdicciones donde tributen menos, evitando as¨ª pagar lo que les corresponder¨ªa. Por ejemplo, Google fue noticia hace unos a?os por terminar pagando una tasa efectiva de impuestos sobre beneficios del 2,4%, muy por debajo del 35% que marcaba entonces la ley en EE UU, y del 12,5% de Irlanda, donde tiene su sede. Esto fue posible por la desregulaci¨®n de la legislaci¨®n irlandesa, que le permiti¨® declarar beneficios en Bermudas, territorio brit¨¢nico de ultramar sin impuesto de sociedades.
Esta trampa legal, llamada base de la erosi¨®n fiscal y traslado de beneficios o BEPS, por sus siglas en ingl¨¦s, no reporta ning¨²n beneficio a la actividad econ¨®mica real de los pa¨ªses receptores de fondos. El traslado de beneficios ocurre ¨²nicamente mediante artificios de ingenier¨ªa contable, de modo que el impacto en el crecimiento econ¨®mico o la creaci¨®n de empleo es nulo. Sin embargo, tiene un gran efecto perjudicial a efectos de recaudaci¨®n. Los pa¨ªses receptores de fondos, como Suiza, Holanda, Luxemburgo, Malta, Irlanda y B¨¦lgica consiguen recaudar impuestos que les corresponder¨ªan a otros pa¨ªses como Francia, Alemania, Italia, Espa?a, Suecia, el Reino Unido y Polonia. A la vez que esto se permite, en la Uni¨®n Europea se discute sobre l¨ªmites de d¨¦ficit y equilibrio presupuestario, lo que obliga a los pa¨ªses perdedores a compensar su falta de recaudaci¨®n subiendo otros impuestos como el del trabajo.
Algunos organismos internacionales est¨¢n empezando a poner el foco en los mecanismos que permiten la evasi¨®n fiscal. En una reciente publicaci¨®n, el FMI alerta de la inestabilidad financiera y el da?o al crecimiento econ¨®mico que pueden generar estos grandes flujos de capitales. La OCDE, de la mano del G20, est¨¢ tomando la iniciativa y desarrollando un proyecto para luchar contra el BEPS. Pero los esfuerzos provenientes de organizaciones sin capacidad de exigir que se cumplan los acuerdos no bastan.
La Uni¨®n Europea tiene la responsabilidad de ser el ¨²nico organismo con capacidad para empezar a regular en materia de evasi¨®n fiscal. Tras las elecciones de mayo, arranca un nuevo curso en las instituciones comunitarias. Por ahora, el comit¨¦ de Asuntos Econ¨®micos y monetarios del Parlamento Europeo ha aprobado la creaci¨®n de un subcomit¨¦ especializado en impuestos y delitos financieros. Esperemos que este avance sea el primero de muchos.
Elena Casanovas es consultora en el Banco Mundial y becada por La Caixa. Este art¨ªculo ha sido elaborado por Agenda P¨²blica para EL PA?S.
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