¡®D¨¦j¨¤ vu¡¯
El debate sobre la cuesti¨®n monetaria es inexistente en Espa?a y se ha dejado totalmente en las manos de los bancos centrales
En la pel¨ªcula D¨¦j¨¤ vu de Tony Scott, Denzel Washington interpreta a un agente especial que viaja en el tiempo para intentar evitar un ataque terrorista a un ferri en Nueva Orleans. En esa ciudad he participado estos d¨ªas en un congreso internacional de finanzas en el que no he podido dejar de tener esa perturbaci¨®n de la memoria, la sensaci¨®n de recuerdo ya vivido.
Lo que all¨ª he o¨ªdo y debatido sobre los retos para la econom¨ªa y la sociedad se oye tambi¨¦n (aunque se debate menos) en Espa?a. A pesar de las obvias diferencias institucionales, en Estados Unidos se preparan para una larga campa?a electoral, mientras que en nuestro pa¨ªs afrontamos una acelerada, con inquietud por la dificultad para llegar a acuerdos. Nos miramos al espejo de un lado a otro del Atl¨¢ntico pero las respuestas son, seguramente, muy distintas.
Una de las cuestiones m¨¢s importantes surge de la excepcionalidad del entorno financiero. La posici¨®n pol¨ªtica est¨¢ndar es considerar que esta es una cuesti¨®n monetaria que es ajena a los Gobiernos y que corresponde a los bancos centrales. Esto es cierto en lo que se refiere a la soberan¨ªa e independencia de los bancos centrales en la toma de decisiones pero no en c¨®mo reaccionar ante las consecuencias de las mismas.
En Estados Unidos son conscientes de que much¨ªsimas empresas y Gobiernos en todo el mundo tienen una deuda cuya sostenibilidad depende de que los tipos de inter¨¦s sean reducidos a¨²n durante mucho tiempo. Pero creen que en la zona euro el problema es m¨¢s grave porque nos hemos quedado anclados en la parte baja, sin subir esos tipos ni una vez desde hace ya demasiado tiempo. Es una obligaci¨®n de cualquier Gobierno explicar qu¨¦ pol¨ªtica presupuestaria o empresarial realizar en un entorno financiero que puede traer cambios y sorpresas. De esto se habla menos en Europa. En Espa?a, nada. Y no solo se refiere a la sostenibilidad de la deuda empresarial, tambi¨¦n a las pensiones. Es algo m¨¢s que el cambio poblacional, es tambi¨¦n el modo de invertir ese ahorro para la jubilaci¨®n.
Otra cuesti¨®n tan esencial como poco discutida por estos lares (mucho menos que en Norteam¨¦rica) es qu¨¦ hacer con un mercado de trabajo cambiante ante la irrupci¨®n de la robotizaci¨®n y la inteligencia artificial. Europa anda rezagada en materia digital, al menos en lo que a generaci¨®n de grandes campeones tecnol¨®gicos se refiere (brillan por su ausencia). El desaf¨ªo aqu¨ª es doble para un pa¨ªs como Espa?a. Por un lado, apostar por inversi¨®n en investigaci¨®n que genere empleo en estos sectores, puesto que capital humano s¨ª que tenemos. Se trata de transformar y acrecentar la productividad con un cambio en la estructura del mercado de trabajo. Por otro lado, definir de una vez por todas qu¨¦ pol¨ªticas de formaci¨®n pueden trasladar m¨¢s empleo hacia el segmento m¨¢s digital y puntero desde los sectores que, progresivamente, agonizan.
La lista ser¨ªa interminable: educaci¨®n, cambio clim¨¢tico¡ Los temas fundamentales ya no se debaten. No se exigen. Prima el desgaste y poco m¨¢s. Otro d¨¦j¨¤ vu.
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