La investigaci¨®n arrastra los pies hacia la empresa
Las C¨¢maras de Comercio detectan que se reducen los ingresos fruto de la colaboraci¨®n con las universidades y hay menos ¡®spin-off¡¯
Montserrat Calleja, profesora de Investigaci¨®n del CSIC, cuenta el poco tiempo libre que le deja el d¨ªa. ¡°Normalmente me encuentras en el laboratorio¡±. Lidera el proyecto Nanoforcells, que estudia las propiedades mec¨¢nicas de las c¨¦lulas y su relaci¨®n con el c¨¢ncer. Ha presentado m¨¢s de 10 patentes y es cofundadora de la empresa Mecwins, pionera en la comercializaci¨®n de biosensores mec¨¢nicos. Su proyecto ha recibido el apoyo del capital privado, algo no muy com¨²n porque, dice, empresas como la suya necesitan un tiempo de maduraci¨®n largo que los inversores no siempre entienden. ¡°Cuando esa empresa despegue, una parte importante volver¨¢ a la investigaci¨®n b¨¢sica a trav¨¦s de las regal¨ªas que se generen¡±, relata.
La cient¨ªfica Margarita Salas, recientemente fallecida, desarroll¨® la biolog¨ªa molecular en Espa?a y sus patentes reportaron al sistema p¨²blico m¨¢s de seis millones de euros (las puso a nombre del CSIC). Se calcula que el valor de los productos que incorporan sus hallazgos superar¨¢ los 150 millones en 2020 y con seguridad ser¨¢n muy provechosos para el sector privado durante d¨¦cadas. Ambos son ejemplos de lo obvio: la transferencia de la investigaci¨®n p¨²blica al tejido productivo genera riqueza. Pero esto no ocurre tan habitualmente como ser¨ªa deseable.
Un informe de la C¨¢mara de Espa?a pone n¨²meros a esa realidad: la financiaci¨®n de la I+D universitaria por parte de las empresas viene cayendo desde 2008 (con un punto de inflexi¨®n en 2017); la captaci¨®n de recursos fruto de la colaboraci¨®n universidad-empresa v¨ªa licencias baj¨® entre 2016 y 2017 (¨²ltimos datos disponibles cuando se elabor¨® el estudio) y el n¨²mero de spin-off (empresas nacidas en la universidad) creadas se situ¨® en m¨ªnimos del periodo 2007-2017. Eso ocurre pese a la abundante producci¨®n cient¨ªfica, de 453.489 art¨ªculos en los ¨²ltimos cuatro a?os, que coloca a Espa?a como uno de los principales Estados investigadores, con el 3,3% del total mundial.
Antonio Abril, presidente de la comisi¨®n Universidad-Empresa de la C¨¢mara y secretario del consejo de Inditex, cree que se puede mejorar ese traspaso si se armoniza la regulaci¨®n, definiendo claramente ¡°el r¨¦gimen de la titularidad de los resultados de la investigaci¨®n y favorecer los mecanismos de traslaci¨®n al sector productivo de esa transferencia¡±. Habla de un ¡°necesario sistema de incentivos para el investigador¡± y de la protecci¨®n del conocimiento universitario. Tambi¨¦n de flexibilizar el r¨¦gimen de las excedencias y la norma de incompatibilidades, ¡°redactarlas pensando m¨¢s en la transferencia efectiva al sector productivo¡±. Abril le ha pasado las conclusiones al ministro de Ciencia, Pedro Duque, y aunque admite que los cambios culturales no llegan solo a trav¨¦s de cambios en las leyes, ¡°con medios, gesti¨®n del talento, contrataci¨®n adecuada, sistema de incentivos, ausencia de burocracia y meritocracia, las cosas cambiar¨¢n¡±.
Pero por ahora la realidad la describen las cifras y no es muy prometedora. El informe destaca que la solicitud de patentes participadas por las universidades fue de 327 en 2018, un 25% menos que un a?o antes, si bien este dato puede estar influido por un cambio legal. Es, dicen las C¨¢maras, ¡°la realidad de una excelencia considerable en publicaciones y, por el contrario, una escasa transferencia al sector productivo¡±. Un panorama que acaban de apuntalar los datos de 2018 publicados este mi¨¦rcoles por el INE, y que revelan que la inversi¨®n en I+D ha tardado diez a?os en recuperarse de la crisis de 2008 y lo ha hecho gracias al impulso empresarial.
Falta de informaci¨®n
La I+D es una suerte de savia que deber¨ªa circular por el sistema p¨²blico y privado, y tiene algunos caminos ya trillados. El CSIC, por ejemplo, cuenta con una base de datos con todas las tecnolog¨ªas que desarrolla y que es accesible al capital privado, pero es una herramienta poco conocida. Las universidades tambi¨¦n tienen sus mecanismos, dice Jos¨¦ Luis Villaverde, gestor de tranferencia de tecnolog¨ªa, desde la Universidad de Santiago de Compostela (USC), ¡°ya sea facilitando que las empresas contraten un proyecto para resolver un problema concreto; utilizando investigaci¨®n ya generada o constituyendo una sociedad para llevar los descubrimientos al mercado¡±, un ¨¢mbito en el que ¨¦l trabaja espec¨ªficamente. ¡°Creo que donde est¨¢ el punto d¨¦bil es en una fase intermedia, m¨¢s all¨¢ de la investigaci¨®n pura¡±.
Pone como ejemplo lo que hacen en su grupo de qu¨ªmica anal¨ªtica, que ha desarrollado un proyecto para extraer del bagazo de la uva sus elementos antioxidantes. ¡°Se descubre con unos procedimientos de laboratorio y se ensaya. Pero ?se puede reproducir este proceso a escala industrial?¡±. Ese es el momento cr¨ªtico de muchos proyectos y ah¨ª empiezan los problemas. Porque las empresas suelen querer resultados inmediatos, pero ¡°la universidad no est¨¢ para desarrollar productos acabados, sino para generar conocimiento nuevo¡±, recuerda. Hay carencia de programas que cubran esas etapas intermedias. Domingo Marquina, director de la universidad de Transferencia de resultados (Otri) de la Complutense, admite que la empresa usa poco la capacidad de las universidades, ¡°a veces por miedo a que la universidad conozca sus procedimientos. Hay que hilar fino, la empresa es bastante m¨¢s reacia a dar esos datos¡±. Tambi¨¦n relata casos que desincentivan esa colaboraci¨®n, como que negocian una patente con una empresa de Estados Unidos que le ofrece solo un 1% de los royalties al investigador.
Francisco Javier Lafuente, catedr¨¢tico de ingenier¨ªa qu¨ªmica de la UAB y vicerrector de Innovaci¨®n, retrata que, al menos en estos ¨²ltimos a?os, algunas cosas han cambiado en la universidad: ¡°Buscabas el conocimiento por el conocimiento. Con las nuevas generaciones empezamos a pensar en c¨®mo eso retorna a la sociedad, no tiene ning¨²n sentido investigar por investigar. Esto provoca que estemos cambiando la forma de trabajar¡±. Se han abierto ventanas p¨²blicas a la innovaci¨®n, se valora m¨¢s la transferencia de conocimiento y, dice, est¨¢ m¨¢s clara la estrategia para que lo que se investiga acabe en resultados medibles. Pero tambi¨¦n se queja amargamente: ¡°Al menos en Catalu?a estamos en una situaci¨®n cr¨ªtica en cuanto a presupuesto, que es inferior al de hace diez a?os: no tenemos dinero para los m¨ªnimos¡±.
Vicente P¨¦rez Mu?ozuri, vicerrector de Innovaci¨®n de la USC, tambi¨¦n admite que hay mucho margen de mejora. ¡°No solo en spin-off, sino en patentes. Debemos de mejorar en los dos sentidos, tambi¨¦n en la inmersi¨®n de la empresa en la universidad¡±.
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