Jap¨®n: ¡®d¨¦j¨¤ vu¡¯, pero peor
Es dif¨ªcil imaginar como el pa¨ªs asi¨¢tico pueda acometer ninguna reforma de calado si ha tardado cinco a?os en aumentar el impuesto al consumo y ha necesitado dos contundentes paquetes fiscales
Desde la llegada del primer ministro Shinzo Abe al poder en 2012, el resurgir econ¨®mico de Jap¨®n sigue a la espera de que las tres pol¨ªticas econ¨®micas clave dise?adas por ¨¦l mismo ¡ªlas llamadas tres flechas de Abenomics¡ª den fruto. La primera, una pol¨ªtica monetaria expansiva para generar inflaci¨®n, no cabe duda que la expansi¨®n se ha producido; pero el objetivo de aumento de precios dista mucho de ser alcanzado. Sobre la segunda flecha, la consolidaci¨®n fiscal para un pa¨ªs con el nivel de deuda publica m¨¢s alta del mundo, los dos aumentos del impuesto a las ventas llevados a cabo en 2014 y hace un par de meses para estabilizar la deuda publica tampoco han conseguido su objetivo puesto que han sido acompa?ados por programas de est¨ªmulo fiscal.
As¨ª, en abril de 2014, y tras una serie de retrasos, la Administraci¨®n Abe decidi¨® aumentar el impuesto al consumo del 5% al 8% (la mitad de lo que hab¨ªa anunciado en su plan inicial), pero no pudo aguantar la presi¨®n de que el crecimiento econ¨®mico, ya de por s¨ª muy d¨¦bil, se desvaneciera. El resultado fue un paquete de est¨ªmulo fiscal equivalente al 1,1% del PIB. El pasado octubre, por fin el Gobierno finaliz¨® el alza del impuesto al consumo prometido campa?a electoral, del 8% al 10%. Lo interesante es que se trata de un aumento menor, seguido de un paquete de est¨ªmulo fiscal del 2,6% del PIB. Dicho de otra forma: la consolidaci¨®n de la elevad¨ªsima deuda publica japonesa sin duda no se podr¨¢ alcanzar gracias al aumento del impuesto al consumo. Todo lo contrario: los parches fiscales para anestesiar a la econom¨ªa del dolor generado por el aumento de impuestos han acabado por aumentar la deuda p¨²blica en vez de reducirla.
Hay quien argumenta que esta vez el est¨ªmulo es m¨¢s necesario que nunca porque el sector exportador japon¨¦s se ha visto afectado por la guerra comercial entre EE UU y China. La realidad es que la tasa de crecimiento de la econom¨ªa japonesa en 2014 era una m¨¢s baja de lo que es hoy y el espacio fiscal y monetario era m¨¢s amplio. En otras palabras: de la segunda flecha de consolidaci¨®n fiscal de la administraci¨®n Abe queda muy poco, excepto por el efecto cosm¨¦tico de haber mantenido la promesa de aumentar el impuesto al consumo. Como si esto no fuera poco, la tercera ¡ªy, sin duda, m¨¢s importante¡ª flecha del plan Abenomics,?un ambicioso paquete de reformas estructurales, apenas ha comenzado siete a?os despu¨¦s del que el programa viese la luz. Es dif¨ªcil imaginar como Jap¨®n pueda acometer ninguna reforma de calado si ha tardado cinco a?os en aumentar el impuesto al consumo en tan solo cinco puntos porcentuales y ha necesitado dos contundentes paquetes fiscales. Siguiendo esta l¨®gica, para una reforma relevante del mercado laboral, no puedo imaginar que tipo de anestesia fiscal ser¨ªa necesaria.
Alicia Garc¨ªa Herrero es economista jefa de Natixis para Asia-Pac¨ªfico e investigadora senior de Bruegel.
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